Qué es el efecto Pigmalión y cómo afecta a los niños

Cómo afecta en los niños lo que piensen de él los demás

Nuria G. Alonso de la Torre, Psicóloga infantojuvenil
En este artículo
  1. Qué es el efecto Pigmalión en los niños
  2. Cómo ejercen los padres el efecto Pigmalión en los hijos
  3. Cómo usar el efecto Pigmalión para ayudar a los niños

¿Sabías que si esperas buenos resultados de tus hijos es muy posible que tus hijos obtengan esos buenos resultados? En muchas ocasiones, los padres no tienen muchas expectativas con sus hijos respecto a si se les darán bien las matemáticas o si serán buenos en algún deporte. Si ven que no destacan, sueles pensar que es porque no tiene cualidades. No obstante, eso genera que de forma involuntaria estés influyendo en el rendimiento de tu hijo. Esto es lo que se conoce como efecto Pigmalion y hoy te damos las claves para que puedas utilizarlo a tu favor.

Qué es el efecto Pigmalión en los niños

Madre con hija en bici

Este efecto no es algo nuevo, su descubrimiento se remonta a 1968 en la investigación que Rosenthal y Jacobson realizaron en la Oak School dónde su principal objetivo era averiguar si los niños pobres fracasaban o mejoraban por las expectativas altas o bajas que tuviera el profesor sobre ellos. Para conseguir modular las expectativas de los profesores, les dieron información falsa sobre las capacidades de sus alumnos.

Estos autores descubrieron que cuando un profesor cree que un alumno posee bajas capacidades intelectuales, no sólo se esfuerza menos por enseñarle sino que incluso su comportamiento es tal que hasta ese poco esfuerzo carecerá de éxito. A esto lo llamaron efecto Pigmalión, aunque también se conoce como profecía autocumplida.

Cómo ejercen los padres el efecto Pigmalión en los hijos

El efecto Pigmalion en casa sucede cuando las expectativas que tienes sobre la capacidad y habilidades de tu hijo son muy bajas o muy altas, en ese caso, según el efecto Pigmalion tu hijo se vería tal y cómo tu lo ves.

A pesar de que en muchas ocasiones pensemos que no le estamos diciendo nuestros pensamientos o nuestra opinión sobre ellos, tu hijo es capaz de notarlo por cómo te comportas de forma inconsciente con ello, muchas veces el contacto visual, y la manera de dirigirte a él revelan más de ti que lo que dices. La forma de transmitir esas expectativas tiene que ver con el comportamiento y la forma diferente de tratar los demás: 

- La comunicación verbal o no verbal: No sirve de nada decir que creemos en él si luego no lo acompañamos ni con gestos ni con el tono de voz. Por lo general, en una conversación tu hijo hará caso al 80% de cómo lo digas y cómo te expreses que a lo que estás diciendo.

- Falta de atención: Llamar menos frecuentemente y atender menos a los niños según en que cuestiones. Por ejemplo, si crees que tu hijo es malo jugando al futbol, cuando este jugando un partidos, le animarás menos o irás menos a verlo.

- Mayores número de críticas y más a menudo: En este caso, le aconsejarás más sobre lo que tiene y no tiene que hacer, lo que tú interpretas cómo una manera de ayudarle a mejorar no es más que una forma de transmitirle a tu hijo que sabes que no tiene muchas habilidades.

- Se les exige menos trabajo y menos esfuerzo: Por tanto, si sabes que a tu hijo le cuestan las matemáticas, sólo le exigirás un aprobado justo o incluso le dirás que no pasa nada porque deje esa asignatura. Así que entonces él, hará aún menos por aprobar.

Cómo usar el efecto Pigmalión para ayudar a los niños

Sin embargo, podemos usar este efecto a nuestro favor. Si en vez de pensar que tu hijo tiene baja capacidad y evitas el tema de hablar de notas, piensas que es inteligente y se lo reconoces delante de más personas, puedes potenciar que tenga mayor confianza en él mismo y acabe mejorando no sólo su rendimiento sino también su autoestima.

No se trata de mentirle sobre algo que no existe sino de crear un ambiente más motivador en el que seas capaz de alimentar ese esfuerzo y esa preocupación que tienes sobre su desarrollo, para ello necesitas estar atento a cualquier pequeño avance que haga. Por ejemplo, quizás no se le den mal las matemáticas, seguro que hay alguna parte que lleva algo mejor y eso es lo que tienes que valorarle y alentarle.

No se trata de aumentar su capacidad de forma mágica ni de ser un iluso y ponerle metas demasiado inalcanzables, sino más bien de llevar al máximo ese potencial que él ya tenía. Si tú crees en él, él creerá en sí mismo. Este efecto se incrementa aún más si tu tienes una autoestima positiva, ya que eso inspirará a tu hijo a tenerla también.

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