Las travesuras de Hermes con las tortugas. Cuentos infantiles

Cuentos cortos de la mitología griega contada para los niños

Laura Vélez, Filóloga
En este artículo
  1. Cómo inventó el travieso Hermes la lira

La mitología griega también es para niños si la adaptamos en forma de cuentos cortos y divertidos. En Guiainfantil.com estamos transmitiendo las historias de la mitología griega a los más pequeños adaptándolas en forma de leyendas. En la mitología griega había una gran cantidad de dioses. En esta ocasión nos encontramos con Hermes, el dios más travieso de todo el Olimpo famoso por sus engaños y por sus inventos.

Cómo inventó el travieso Hermes la lira

Tortuga

En el Olimpo había una gran cantidad de dioses, cada uno con su función. Si Zeus se ocupaba de vigilar a todos los dioses y los mantenía calmados amenazándolos con su rayo, Poseidón se ocupaba del mar a golpe de tridente y Hades gobernaba en el mundo subterráneo. Ellos eran los jefes de los dioses y luego estaban los demás, como Hermes, el dios más travieso de todo el Olimpo.

Hermes iba a todas partes con sus alas. Tenía un caso con alas, unas sandalias con alas y además también tenía alas en sus talones. Volaba tan rápido para que ningún otro dios pudiera alcanzarle cuando se enfadaban con él. Y eso ocurría muchas veces porque Hermes siempre estaba haciendo alguna travesura.

Un día iba Hermes caminando por la playa cuando de pronto se encontró con una tortuga que había muerto porque ya había cumplido más de 200 años. Cuando Hermes se acercó a la tortuga vio que solo estaba el cascarón, ya que la tortuga se había ido al cielo. Así que cogió el cascarón y se sentó a pensar qué podía hacer con él.

Se le ocurrió poner unas cuerdas a lo largo de todo el cascarón por la parte interior y al tocar las cuerdas la música empezó a sonar. Hermes acababa de inventar la lira pero todavía no se había dado cuenta. Él tocaba las cuerdas y una melodía muy bonita atraía a todos los animales, a las personas y también a los dioses hacia él. Siempre acababa rodeado de gente en cuanto se ponía tocar las cuerdas del caparazón de la tortuga.

Pero había un dios, Apolo, que le tenía mucha envidia a Hermes. Apolo quería quedarse con la lira, pero no sabía cómo quitársela. Así que aprovechó una de las travesuras de Hermes para hacerse con la lira y quedarse él con el título de dios de la música.

Ocurrió cuando Hermes le robó todas las ovejas a Apolo. Bueno, no se las robó, solo se las escondió para gastarle una broma. Lo que pasa que a Apolo no le hizo ninguna gracia pasarte tres días recorriendo los campos en busca de sus ovejas. Y las ovejas que no aparecían por ningún lado; claro, Hermes las había hecho invisibles.

Apolo gritaba y pataleaba porque sabía que la desaparición de las ovejas era cosa del travieso Hermes. Hasta que Zeus tuvo que poner orden y le dijo a Hermes que tenía que devolver a las ovejas. Como castigo por su travesura, Hermes tuvo que pedir perdón a Apolo, pero también compensarle de alguna manera. Y por eso le entregó la lira que había inventado con un caparazón de tortuga.

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