Cuándo administrar antibióticos a los niños

En qué casos es conveniente dar antibiótico a un niño

En este artículo
  1. No dar antibiótico al niño si se trata de un virus
  2. Consecuencias del uso incorrecto del antibiótico en los niños
  3. Cuándo dar antibiótico al niño

Los antibióticos sirven para tratar las infecciones producidas por bacterias. Han supuesto uno de los mayores avances de la Medicina y su uso adecuado ha conseguido salvar muchas vidas. La clave está precisamente en esas dos palabras que quizá hayan pasado inadvertidas al mencionar las vidas salvadas: 'uso adecuado'.

Entonces, ¿cuándo es adecuado administrar antibiótico a un niño? ¿Sólo cuando se trate de una infección bacteriana?

No dar antibiótico al niño si se trata de un virus

Dan medicina a bebé

Los primeros síntomas de las infecciones son similares para virus, bacterias, hongos y parásitos. Estos pueden ser: fiebre, malestar general, vómitos, mocos, dolor de cabeza, tos o diarrea, entre otros. Cuando el tiempo de evolución es corto, es difícil afinar el diagnóstico. Puede ser un simple catarro, producido por virus, o el inicio de una otitis o una neumonía, causadas por bacterias. Parece lógico entonces empezar con un antibiótico, no vaya a ser que al final sí que sea una infección bacteriana. Y es un razonamiento sensato, pero no del todo correcto.

En primer lugar, es importante conocer que más del 90% de las infecciones que padecen los niños son virales. Por tanto, los antibióticos no ayudarán en estos casos. Estas infecciones cursarán con fiebre aproximadamente durante 1-5 días. Cuando la fiebre dura poco no suele haber problemas, pero cuando se prolonga, los padres comienzan a exigir el antibiótico a sus pediatras. Es un clásico el niño que corre, juega y salta en la sala de urgencias, mientras sus progenitores juran y perjuran que en casa tenía muchísima fiebre y se encontraba fatal. Eso es un virus, y hay que tranquilizar con palabras, no con recetas. Por desgracia, muchos pediatras acaban cediendo a la presión de la familia y prescriben el deseado antibiótico.

De forma mágica, tras la primera toma del esperado medicamento, el enfermo saltarín se queda sin fiebre y todo el mundo queda contento. De ahí la gran frase: 'Ya le decía yo al doctor que hasta que no le dan el antibiótico no se cura…'. Curioso efecto mágico, teniendo en cuenta que los fármacos deben alcanzar una dosis en el organismo para empezar a ser efectivos y la mejoría nunca es inmediata. ¿No será que la infección, viral, estaba ya muy cerca de su curación?

Consecuencias del uso incorrecto del antibiótico en los niños

Pero, ¿por qué este empeño en reservar antibióticos? ¿Por qué es tan difícil que ahora nos prescriban uno? ¿Qué ganan los pediatras guardando con tanto esmero esos tesoros únicos? La respuesta es muy sencilla: el uso innecesario de antibióticos nos lleva al desarrollo de resistencias por parte de las bacterias. Es decir, si no los usamos bien, mañana no curarán.

Durante muchos años, el uso de antibióticos no se controló de forma adecuada. Los médicos los recetaban ante el primer síntoma sin esperar a la evolución de la enfermedad, e incluso en las farmacias se podían conseguir sin receta. De ahí la otra gran frase: 'Antes tosías y ya te estaban dando el antibiótico. Ahora te tienes que estar muriendo para que te den uno…'. Sin embargo, gracias a aquellos años, España cuenta hoy con el dudoso honor de ser uno de los países con mayores tasas de bacterias resistentes a los antibióticos.

Bueno, ¿y qué? ¡Pues que fabriquen más! ¡Nuevos y más poderosos! Pues el caso es que no es tan sencillo. Hay pocos, y los nuevos no llegan tan rápido. De hecho, ya existen algunas infecciones para los que no existe ningún antibiótico eficaz. Por eso son tesoros. Por eso son armas valiosas que debemos cuidar entre todos. Porque cada antibiótico que nos ahorramos es una nueva opción terapéutica para el futuro.

Cuándo dar antibiótico al niño

En resumen, hagan caso a sus pediatras. No les exijan tratamientos, reclamen palabras. No se dejen callar con un jarabe, pregunten cómo está su hijo y cuándo deberían volver a consultar. Y cuando les receten un antibiótico, respeten las pautas, las dosis y los días de tratamiento. Piensen en el valor incalculable de la medicina que tienen entre manos y mímenla, para que mañana puedan seguir salvando vidas.

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