El síndrome de alcoholismo fetal no tiene cura

¿Sabías que el síndrome de alcohol fetal no tiene cura?

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Si quieres que tu bebé llegue al mundo con salud y en perfectas condiciones, yo te aconsejaría que no bebiese ni una sola gota de alcohol durante el embarazo. Los datos de un estudio revelan que uno de cada mil bebés nace con malformaciones debido al alcoholismo de la madre durante la gestación. Si bebes, tu bebé puede sufrir consecuencias graves de este hábito para el resto de su vida. ¿Sabías que el síndrome de alcoholismo fetal (SAF) no tiene cura?

Los médicos coinciden en que no existe nada que demuestre por debajo de qué cantidad de alcohol no hay ningún riesgo para el feto. Eso quiere decir que aunque la mujer reduzca el hábito de beber durante el embarazo, no hace con que su bebé esté libre de sufrir el SAF. Lo mejor, por si acaso, es no consumir nada de alcohol durante el embarazo. Los expertos también alertan para el consumo de alcohol antes y después del embarazo. No es recomendable en ninguna de las situaciones.

Síndrome de alcoholismo fetal

Los bebés que nacen con el síndrome de alcoholismo fetal, pueden tener problemas físicos, mentales, evolutivos y funcionales. El alcohol atraviesa fácilmente la placenta y el feto no está tan preparado como su mamá para eliminarlo. Cuando el feto recibe una concentración de alcohol durante los tres primeros meses del embarazo, esta sustancia evita que las conexiones cerebrales del feto se formen adecuadamente. Si ocurre en los últimos meses de gestación, el alcohol puede dañar gravemente el sistema nervioso del feto.

La mejor forma para evitar este síndrome es la prevención. Como he dicho anteriormente, el SAF no tiene cura. Sin embargo, cuando se hace un diagnostico temprano, es decir, antes de los 6 años de edad, se puede mejorar el cuadro del niño. Las consecuencias son más intensamente graves a medida que los niños se hacen mayores. Se puede sospechar que un bebé sufre este síndrome, cuando el pequeño nace con bajo peso, presenta el perímetro craneal más pequeño de lo normal, labio superior más ancho, párpados cortos, ojos más pequeños, tiene retraso de crecimiento e intelectual, anomalías en el corazón así como en otros órganos, problemas de coordinación, de escasas habilidades sociales, de aprendizaje, emocionales y de comportamiento, además de algunas malformaciones como el labio leporino.

Eso no quiere decir que el bebé que tenga estos síntomas, sufre del SAF. Un diagnóstico preciso sólo el médico podrá presentar.

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