Alimentar al bebé con biberón sin remordimientos

Motivos por los que algunas madres se sienten mal y culpables por no poderle dar el pecho a su bebé

Estefanía Esteban, Periodista
En este artículo
  1. La lactancia mixta, un gran sacrificio para la madre

Todos sabemos que la lactancia materna y la leche de la madre es el mejor alimento para el recién nacido. Así que muchas madres primerizas viven atemorizadas esos primeros días de contacto con su hijo, pensando en si serán capaces de lograrlo, obligándose hasta extenuar a dar el pecho.

La lactancia mixta, un gran sacrificio para la madre

Madre da el biberón al bebé

Hay madres que tienen problemas (porque el bebé no se agarra, o no les sube la leche a tiempo, por alguna enfermedad...). Esto les genera estrés, ansiedad y terminan recurriendo a la lactancia mixta, sin darse cuenta de que se condenan por mucho tiempo a un sacrificio casi infrahumano. ¿Merece la pena?

Tal vez te hayan dicho que todas las mujeres pueden dar el pecho. Y te desesperes por conseguirlo. Tal vez lo consigas. Tal vez no. No todas las mujeres logran dar el pecho a su hijo, por el motivo que sea.

A mí me tardó siete días en subir la leche. Antes de eso, ni una gota. Después, gota y media. Tenía dos saca-leches, uno manual y otro eléctrico. Me ponía constantemente a dar el pecho a mi hija. Aguantaba una hora más o menos. Pero mi hija lloraba. Tenía hambre. Entonces optaba por usar el saca-leches. Otra hora. Sólo conseguía unas pocas gotas. Mientras, preparaba el biberón con leche artificial. Y por fin comía a gusto.

Sus ojitos de pronto se clavaban en los míos, me apretaba el dedo con su pequeña mano. Sus lágrimas entonces eran de emoción, de amor, de devoción. En esos momentos recordaba las palabras de mi ginecóloga: Intenta por todos los medios la lactancia materna, pero si no puede ser, no te desesperes. No se acaba el mundo. Tu hija te va a querer igual si le das el biberón. Basta con que le intentes dar un poco de leche tuya los primeros tres meses. Y así hice.

Con el segundo hijo lo volví a intentar. Y volvió a ocurrir lo mismo. Pero esta vez, ya no tenía remordimientos por darle el biberón, porque ya viví la experiencia anterior y me di cuenta de que el vínculo afectivo entre el bebé y su madre no depende del pecho, sino de las miradas, el tacto, la voz y todos los sentidos que se despiertan al coger en brazos a tu hijo y abrazarle. Es más, con una gran ventaja: que el padre también participa de la lactancia y forma parte del vínculo que une a toda la familia.

Así que mi consejo sería este: inténtalo. Claro, siempre hay que hacer todo lo posible por darle el mejor alimento a tu hijo. Pero si no lo consigues en la primera semana, no te fustigues, ni te conviertas en esclava de la lactancia mixta. Tu bebé crecerá bien y feliz si tú estás bien y feliz. Recuerda que tú le transmites todo lo que sientes. Aún, sin cordón umbilical de por medio, seguís unidos.

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