Lo bueno de haber padres involucrados en la vida de sus hijos

Viviana Marín
En este artículo
  1. La responsabilidad y el disfrute de ser papá

'¡Tienes un maridazo! ¡Cómo te ayuda con los niños!' ¿Has escuchado alguna vez esta expresión? Dinos con honestidad si no te da como una rabiecita interna que te carcome. ¿Cómo así que te ayuda mucho? Es su responsabilidad y su compromiso, ¿no ves que es el papá de tus hijos? Pero tal vez te quedas callada, como si tocara, para no verte muy feminista, ¿verdad?

No es feminismo. Es honestidad. Hombres y mujeres tenemos las mismas responsabilidades con nuestros hijos. Sólo que es más común ver a la mujer más comprometida con la crianza. Pero esto no significa que al hombre, que se toma en serio su responsabilidad, tengan que alzarle un monumento. Sería muy peligroso, puesto que el sentirá en el fondo que nos está ´ayudando´ con nuestros hijos. 

La responsabilidad y el disfrute de ser papá

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Así que dejémoselo claro a la sociedad y a él. Eso que él hace, es lo mejor y lo más indicado, para el niño, para la relación con su hijo y para si mismo. Pero no es una ayuda, ni un apoyo, ni una cooperación. Es nada más, nada menos lo que le toca hacer por ser el papá. Aunque hay que recoconocerle amorosamente que es un papá que se toma su papel en serio.

Soy hija de un papá cariñoso, responsable y que siempre tuvo claro su rol como padre. Sólo que le tocó la época en la que el papá trabajaba y la mamá no. Esto suponía que la mayor parte del tiempo nos la pasábamos con mamá, así que ella nos criaba, nos preparaba para el colegio, nos alimentaba, nos aconsejaba y luego mi papá, que se partía el lomo trabajando para darnos lo mejor, llegaba a ayudarnos con algunas tareas y trataba de pasar tiempo de calidad con nosotros.

Ahora mujeres y hombres trabajamos por igual, así que cuando llegamos a casa, el típico padre que se acuesta a ver televisión mientras la mujer comienza otra jornada con los hijos y con el hogar, está mandado a recoger. Llegamos igual de cansadas, igual de cargadas y con las mismas ganas de descansar. Entonces ¿quién ayuda a quién? ¿Quién apoya a quién? Ambos. Padres y madres deben repartirse equitativamente las tareas y evitar que alguno quede con más responsabilidades que otro, con los niños. Por ejemplo: encárgate tú de la casa, el carro y de las cuentas, que yo me encargo de los niños. Esto es injusto para el cónyuge que quedó con menos responsabilidades con los hijos que, generalmente es el padre. Su figura de autoridad se perderá, su contacto también, sólo lo verán como una persona que hace mucho, pero no con ellos.

Felizmente veo cada vez más, en mi casa, en la calle y en redes sociales, hombres como mi esposo que disfrutan de la paternidad como antes no se hacía, que se vinculan e involucran más, y de manera más emocional con los hijos, y que son más expresivos. También se ve a una sociedad que aplaude el placer de ese papá. Papás que no se avergüenzan de mostrarse felices de ser padres, que se les vé disfrutando cada instante con sus hijos. Es un nuevo concepto de paternidad, más cercano, más profundo, más sincero. Puede que también sean unos maridazos pero lo más importante es reconocer que disfrutan de sus hijos no por ayudarnos ni por ser buenos esposos, sino porque son unos buenos papás y recibirán los frutos de haberse gozado la paternidad.

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