¡Cuidado! Tu bebé gatea

En este artículo
  1. Los peligros de la casa cuando el bebé comienza a gatear

Cuando nace tu bebé, nace en ti el miedo permanente a todo. Vives preocupada eternamente, si no come, porque no come, si come porque come mucho, si no hace caca porque está estreñido y si hace mucha es que está malito.

Pero nada es comparable al miedo de cuando empiezan a moverse por sí solos y digo a moverse porque desde que son capaces de desplazarse de un lado para otro sin la ayuda de nadie, empieza tu gran preocupación. ¿Qué hacer entonces?

Los peligros de la casa cuando el bebé comienza a gatear

Bebé gatea

Mi gran miedo han sido siempre todo lo relacionado con la electricidad: enchufes, luces etc... Eso de encontrarme a mi hija pegado al enchufe con los pelos de punta, me hacía estremecerme y morirme de miedo. Pero cuando tu bebé comienza a gatear, arrastrar o culear, aparecen nuevos peligros para el bebé y nuevas formas que hacen que acelere tu ritmo cardiaco.

Uno de los peligros que te puedes encontrar en casa son tus muebles de hogar que, con tanto esmero y buen gusto elegisteis cuando erais solo dos, y después de haberte empapado todas las revistas de decoración e interiores y haber visto que la tendencia era lo minimalista, por módulos y todo supermoderno, decides poner unos muebles de diseño preciosísimos y llenos de peligro. Hay una frase que resuena en mí todos los días: 'El pico….ten cuidado con el pico' (dicho por mi madre), de tu mesa supermoderna, que justamente tiene la altura exacta para que cuando pase el torbellino se lo lleve con un lado de la cabeza o que gateando se coloque debajo y luego no pueda salir. Sin mencionar que la cantidad de libros y CD, de esos que escuchabas cando todo era paz y armonía, acabarán tirados por el suelo o bien encima del bebé en cuestión y que por supuesto no volverás a oír o leer.

Otro peligro y por otro lado posee un gran atractivo para éstos es el váter y en concreto la escobilla del inodoro, no sé qué tendrá que a todos agrada y atrae como la miel a las moscas. Si a esto le añades que están a tiro de piedra de los peques, pues ya sabes a rociar todo el baño y al el bebé con producto para el baño o en el peor de los casos con lejía.

Pero sin duda lo que para mí ha resultado el mayor peligro y a la vez mayor frustración, ha sido el árbol de Navidad. A mí que me encanta la Navidad cuando llegó este año, y mi bebé que ya se manejaba sola por la casa para desgracia de mi orden y control, nos planteamos la cuestión de: ¿Dónde ponemos el árbol de Navidad? Y más que esa pregunta era; ¿Dónde lo ponemos para que no se lo tire encima y acabe como un adorno más?

Porque claro, el árbol de navidad es una tentación como cualquier otra: luces intermitentes, de colores, algunas con música (que una es muy friky) y miles y miles de muñequitos, bola o 'potas' (pelotas), que claro, como no van a cercarse y a intentar cogerlo o arrastrarlo.

En fin que hay dos opciones: o bien tratamos de reestructurar nuestro hogar pese a que las leyes del Feng Shui nos digan lo contrario, y hacemos de nuestro hogar un lugar más accesible a nuestros pequeños o bien cogemos unos cuantos metros de papel de burbuja, enrollamos al peque en él y le lanzamos al  maravilloso mundo de Nuestro hogar minimalista.

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