Los amigos de mi hijo adolescente ¿pueden ser mala influencia?

Sí, hay amistades que son una mala influencia y más cuando se llega a la adolescencia. Descubre qué puedes hacer al respecto

Alejandro Rodrigo, Orientador familiar
En este artículo
  1. ¿Cómo puedo saber si los amigos de mi hijo son una mala influencia?
  2. La mejor manera en que los padres pueden ayudar a su hijo adolescente
  3. En qué casos SÍ podrías interferir en las decisiones de tu adolescente

Los amigos de mi hijo adolescente ¿pueden ser mala influencia? Es una inquietud bastante común entre los padres, porque no hay nada más preocupante que ver cómo otras personas interfieren tanto en la conducta y la personalidad de su hijo que llegan hasta el punto de cambiarla y hacer que se vuelvan rebeldes. ¿Qué se puede hacer al respecto? Aquí te lo diremos.

¿Cómo puedo saber si los amigos de mi hijo son una mala influencia?

Amigos que son mala influencia para los niños

Los grupos de amigos de los hijos adolescentes hay que entenderlos como la primera elección que el joven hace. Nuestro hijo adolescente de repente está eligiendo a los amigos que tiene en la escuela y en el grupo social en el contexto donde está viviendo, él elige con quién va a ir y con quién no va a ir, así que nosotros como padres solemos asustarnos mucho de con quién va y dónde está. Por eso queremos tener el control de quién es el amigo, quién es su familia, qué está estudiando o cómo va en la escuela.

Sin embargo, nuestro adolescente nos está queriendo decir a gritos: 'estoy eligiendo a estos chicos o a estas chicas como mi grupo de amigos por una razón en concreto'. Aunque esto suene fatalista, sí hay varios trucos o tips para padres que podemos poner encima de la mesa y que suelen ayudar mucho. Primero hay que entender que los grupos sociales están divididos en tres espectros o subgrupos dentro del grupo:

  1. Los líderes. El subgrupo de los líderes dentro de todo un grupo social, así sean solo cuatro amigos, son lo que llevan la batuta en todo y son los que siempre proponen: 'vamos a hacer esto o aquello'. A ellos los siguen.
  2. Los seguidores. Enseguida están los seguidores que son aquellos que harán todo lo que digan o hagan los líderes, normalmente nunca se enfrentan a ellos y simplemente van ahí detrás.
  3. Los rechazados. Finalmente están los rechazados que son estos chicos o chicas que están dentro de un grupo o un contexto social y en el que no pasa nada si faltan, es decir, si ellos no están el plan de los demás sigue igual. En este panorama, cuando falta un líder no se suele hacer ese plan.

Grupos de amigos adolescentes

La responsabilidad como padres es poder entender dónde está situado nuestro hijo porque muchas veces decimos que el grupo para él es una mala influencia, pero ¿qué pasa cuando nuestro hijo es el líder? Quizá deberíamos plantearnos que nuestro hijo está influenciando de una manera decisiva a otros o nuestro hijo es uno de los rechazados del grupo, donde la situación cambia.

No hay mayor sufrimiento para un adolescente que sentirse y saberse uno de los rechazados dentro de un grupo social. El estrés, la ansiedad y la tristeza que transita el joven cuando está situado en ese subgrupo es muy grande y puede que luego llegue a casa y se desquite con nosotros a través de una mala conducta porque tiene una tensión acumulada que es imposible de sostener.

La mejor manera en que los padres pueden ayudar a su hijo adolescente

Padres que ayudan a su hijo adolescente

Las relaciones sociales y las relaciones de pareja románticas son las más importantes dentro de la adolescencia. Luego está la familia y el contexto académico, pero las relaciones sociales son fundamentales, por eso debemos tener una mirada totalmente asertiva y casi clínica de nuestro hijo. Todos los padres queremos que nuestro hijo sea capaz de alejarse de las personas tóxicas y ser una buena influencia, pero pocas veces ocurre esto.

La mejor manera en que nosotros como papás podemos ayudar a nuestros hijos es:

  • Entendiendo que la prioridad es la pareja
  • Saber qué puesto ocupa dentro del grupo
  • Validando el grupo al que pertenece

Si como padres intentan presionarle para que cambie o para que haga otra cosa van a conseguir un efecto rebote o adverso, es decir, el adolescente simplemente irá en contra de los deseos de los padres porque de alguna manera hay que entender que está validando su elección, es como decirles: 'tú no me dices lo que yo tengo que hacer, yo he decidido pertenecer a este grupo y entonces valido mi decisión'.

La mejor ayuda que podemos dar a un hijo adolescente es entenderle, escucharle y que nos cuente todo. No se trata de juzgarle, sino que se trata de conseguir que nos dé mucha información porque se va a escuchar a sí mismo. Esto es importantísimo: no se trata de decirle qué es lo que tiene que hacer con su grupo de amigos, sino que se trata de un ejercicio que requiere muchísima madurez intelectual introspectiva.

En qué casos SÍ podrías interferir en las decisiones de tu adolescente

Relaciones amorosas adolescentes

El grupo de iguales de un adolescente nos asusta un montón, pero no hay nada más feliz y que nos pueda regocijar más a los padres que ver que un hijo es capaz de darse cuenta del grupo social en el que estaba y, o bien seguir en él, o poco a poco alejarse y buscarse otro nuevo. Que se dé cuenta por sí mismo es justamente ese ejercicio de madurez intelectual introspectiva de la que hablábamos.

Hay cierto orgullo que nace como padre cuando ves que lo ha logrado. Es importante mencionar el cambio de perspectiva porque entre más le digamos 'no' más lo va a hacer. Es la misma situación de cuando es un niño pequeño: si prohibimos algo, más se sienten atraídos por ello. La diferencia es que en este caso los adolescentes ya tienen otra visión y están en la búsqueda de su lugar en la sociedad.

Sin embargo, sí hay que mencionar que hay que dejar que ellos lo descubran por sí mismos siempre y cuando no haya violencia en sus relaciones, porque si hay violencia de cualquier tipo es nuestra responsabilidad y obligación como padres entrar directamente en ella y poner límites. Es muy fácil ver desde afuera cuando una situación no es la correcta.

Como padres debemos vigilar las relaciones de pareja de nuestro hijo y si hay violencia, da igual si nuestro hijo es el agresor o la víctima tenemos la responsabilidad de parar esa relación, pero solamente en ese contexto: en el que haya violencia en su grupo de iguales. Mientras no haya evidencia de ello, entonces se está enfrentando a riesgos y él tiene que ser capaz de asumirlos, identificarlos y superarlos.

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