El peligro de prolongar el uso del biberón y del chupete

La razón por la que debes quitar el chupete y el biberón a los niños antes de los 2 años

Marisa Nuevo, redactora
En este artículo
  1. Por qué no debes prolongar el uso del biberón y del chupete del niño

Los padres sabemos muy bien lo cómodo que es el biberón para darle de comer al niño y lo socorrido que es el chupete para calmar al bebé cuando está nervioso. Sin embargo, aunque ni el biberón ni el chupete son malos, prolongar su uso más de la cuenta puede ocasionar problemas al bebé relacionados con caries, maloclusiones bucales e incluso dificultades de pronunciación. 

Y es que seguro que a todos nos resultan familiares expresiones como "mi bebé necesita el chupete o el biberón para dormir" o "por las mañanas se toma el biberón en un momento, si no tarda mucho en desayunar". Sin embargo, aunque las circunstancias de los padres son muy diferentes y cada uno debe decidir en función de su organización familiar, conviene advertir que el peligro de prolongar el uso del biberón y el chupete existe. Pasarse de edad usando el chupete, el dedo o el biberón puede dar lugar a malformaciones dentales como caries, mordidas abiertas, cruzadas y degluciones atípicas, o fonéticas. 

Por qué no debes prolongar el uso del biberón y del chupete del niño

Prolongar el uso del biberón y el chupete

La caries del biberón es una caries muy agresiva que se destruye los dientes de leche y puede dañar incluso el germen del diente definitivo que se encuentra todavía en el interior de la encía. Se produce cuando el azúcar de la leche, la lactosa, se mantiene durante horas en contacto con el diente como cuando el bebé pasa toda la noche con el biberón en la boca. La lactosa favorece el crecimiento de bacterias que dan lugar a las caries. Si además ponemos en ese biberón nocturno cereales y/o cacao, el aumento de azúcar es mayor. Los zumos envasados o cualquier bebida azucarada en biberón producen el mismo efecto.

Otro problema derivado del uso prolongado de los hábitos de succión (chupete, biberón, dedo) es la mordida abierta. La succión prolongada provoca un estrechamiento del maxilar (hueso paladar) que impide que los dientes superiores lleguen a contactar con los dientes inferiores. Es importante que la retirada del chupete no se sustituya por el dedo, ya que mientras el chupete puede desaparecer, el dedo no.

La mordida cruzada es otra de las consecuencias de esta prolongación que se produce al estrecharse el maxilar, dando lugar a un cruce entre arcadas, que si persiste hasta los 6-7 años, hará necesario el uso de ortodoncia. Los niños con este padecimiento no pueden cortar de forma adecuada los alimentos, lo que les genera complicaciones funcionales, digestivas y estéticas, pues en muchos casos cambia su fisonomía.

Reeducar la lengua es otro de los retos a los que habrá que enfrentarse cuando ésta está acostumbrada ejercer la presión que precisa para succionar. La colocación de la malposición de dientes y lengua necesita de la intervención de un logopeda y, generalemente, conseguirlo es un proceso lento porque el trabajo es difícil. 

Evitar al niño todos estos indeseables problemas depende de los padres. Los odontopediatras aconsejan retirar el biberón a partir de los 12 meses y sustituir succión por deglución. El abandono del uso del chupete debería realizarse alrededor de los 2 años de edad.

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