Cantando van los pastores - Vídeo y letra de un popular villancico para niños

Tenemos para ti y tus hijos una canción de Navidad que les encantará: Cantando van los pastores, vídeo y letra de un popular villancico para niños. Se trata de una propuesta para que los pequeños imaginen a los pastorcillos caminando hacia Belén mientras cantan al Niño Jesús, para compartir sus sencillos regalos. Su letra, clara y repetitiva, facilita que los más pequeños puedan memorizarla y cantarla sin dificultad. Sigan la letra y canten junto a esos pastores que van felices camino del portal.

Letra completa del villancico navideño infantil - Cantando van los pastores

Estamos frente a un clásico de la Navidad que invita a los niños a imaginar a un conjunto de pastorcillos caminando felices hacia Belén para conocer al Niño Jesús. Aquí, la letra completa para que puedan aprenderla juntos y cantarla en casa o en la iglesia durante las fiestas.

Cantando van los pastores

Cantando van los pastores,
cantando van las zagalas;
cantando van monte abajo
por la veredita blanca.

Un lucerito brillante
les guía con su fulgor,
hasta el lugar donde
nace el niñito redentor.

Corred pastorcillos,
alegres cantar:
que en Belén
el Niño ha nacido ya.

Tocad las zambombas,
zambombas tocad;
que en Belén
el Niño ha nacido ya.

Corred pastorcillos,
alegres cantar:
que en Belén
el Niño ha nacido ya.

Corred pastorcillos,
alegres cantar:
que en Belén
el Niño ha nacido ya.

¿Cuál es el papel de los pastores en el nacimiento del niño Jesús?

Cuando se relata el nacimiento de Jesús, los pastores ocupan un lugar especial, aunque a simple vista parezcan personajes secundarios. Eran personas muy sencillas, que vivían al aire libre cuidando sus rebaños y precisamente por eso, el que fueran ellos los primeros en recibir la noticia de la llegada de Jesús tiene un significado muy profundo: Dios elige a los humildes, a los que casi nadie mira.

Los pastores nos recuerdan que la Navidad es para todos, especialmente para quienes viven con sencillez. Según la tradición, estaban de noche en el campo cuando una luz iluminó el cielo y un mensajero les anunció que había nacido el Salvador. En lugar de quedarse con la duda, ellos se ponen en camino y dejan sus tareas para ir a conocer al Niño como ejemplo de fe rápida y confiada.

Además, los pastores son símbolo de sencillez porque no van al portal con las manos vacías, sino que llevan lo que tienen, aunque sea poco. Unos llevan, leche, un corderito o solo sus instrumentos sencillos. Lo importante es el cariño con el que entregan su obsequio y esto enseña a tus hijos que lo que cuenta en Navidad es el amor y el tiempo que ofrecemos a los demás.

En muchos belenes, los pastores aparecen que van de camino o tocando panderetas. Su presencia recuerda que la llegada de Jesús llena de fiesta los caminos más pobres y representan a la gente sencilla que se alegra por el bien de otro. Colocar pastores en el portal, es colocar la fe, la humildad y la generosidad, valores que hacen que la Navidad tenga un sentido más profundo.

Los pastorcillos que cantaron al Niño Jesús - Cuento infantil de Navidad

Los pastorcillos de la colina se habían quedado dormidos y despertaron cuando el cielo estaba más claro que nunca. Poco después vieron una estrella grande y brillante que parecía mirarlos directamente a ellos. Iban Mateo, el pastor más pequeño, Lucía, una zagala de trenzas largas y Tomás que llevaba una zambomba. De pronto, un soplo de viento suave recorrió el valle, como si les susurrara al oído.

Aquel viento parecía decirles: 'en Belén ha nacido un Niño muy especial', por lo que los pequeños pastores se miraron entre sí. Sus ovejas balaban inquietas, pero el resplandor de la estrella les daba calma. Los tres estaban convencidos de que debían ir a ver a aquel pequeño. No tenían grandes regalos, pero podían llevarle lo que sí tenían: sus canciones y su alegría.

Tomaron el pequeño camino que bajaba del monte. Mientras andaban, Mateo golpeaba otra zambomba con cuidado, Lucía hacía sonar sus panderetas viejas, y Tomás palmeaba al ritmo. Aunque el suelo estaba frío, sus corazones les daban el calor de la ilusión.

- ¿Y si no le gusta nuestra música al pequeño que ha nacido? - preguntó Mateo de pronto.

- ¡Claro que le gustará! - respondió Lucía.

Los tres niños seguían la ruta de la estrella que brillaba cada vez más fuerte y les guiaba como si fuera un farol en medio de la noche. Tras un buen rato caminando, llegaron a un pequeño establo humilde. Allí, sobre un pesebre de paja limpia y envuelto en pañales, vieron a un hermoso bebé dormidito, quien estaba arropado por la Virgen María y vigilado por San José.

Los pastorcitos se quedaron en silencio. El corazón les latía tan fuerte que se escuchaba en todo el valle. Entonces, Lucía dio un paso adelante y dijo:

- Niño Jesús, nosotros no traemos cosas caras, solo nuestras voces, música y cariño.

Tomás empezó a tocar la zambomba, las panderetas sonaron y comenzaron a cantar una canción alegre y sencilla. La Virgen María sonrió, el Niño Jesús abrió los ojos un momento y pareció escucharlos. Esa noche, en aquel establo de Belén, los pequeños pastores supieron que la verdadera Navidad era ir al encuentro de Jesús con el corazón y el alma llenos de luz y pureza.

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