6 medidas para actuar contra el reflujo gastroesofágico en niños

Los síntomas más comunes y el tratamiento más efectivo para esta enfermedad infantil

En este artículo
  1. Qué hacer y cómo tratar el reflujo gastroesofágico en niños

Si después de cada comida, tu hijo padece ardores de estómago, hace las digestiones pesadas, se queja de una desagradable sensación de ascenso de la comida o tiene facilidad para vomitar, debes estar atenta porque todos estos síntomas son determinantes de reflujo gastroesofágico.

Qué hacer y cómo tratar el reflujo gastroesofágico en niños

reflujo gastroesofágico en niños

Recientemente, la Sociedad Norteamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Infantil ha editado unas guías clínicas donde se expone cómo ha de manejarse correctamente el reflujo gastroesofágico en niños. Desde Guiainfantil.com te hacemos un resumen de lo que se especifica en estas guías.

1. Vigila su alimentación
Lo primero que has de hacer es modificar ligeramente su alimentación. En concreto, debes reducir el consumo de ciertos alimentos que facilitan el reflujo, como son chocolate, tomate frito, kétchup, picantes, cítricos, comidas muy condimentadas o especiadas, productos en vinagre, frituras, bebidas carbonatadas o bebidas con teína.

2. Establece nuevos horarios de comidas
Además, aconsejamos evitar las comidas muy copiosas. Es mejor repartir la ingesta en 5 ó 6 tomas: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda, cena e, incluso, la posibilidad de tomar un tentempié final como un vaso de leche antes de ir a la cama, a modo de recena. 

3. El momento de dormir 
Por otro lado, no has de mandar a la cama al niño inmediatamente después de cenar. Espera al menos media hora y ponle un par de almohadas para dormir.

4. Revisiones con el pediatra
Si ya has puesto en práctica estas medidas y la cosa no mejora, entonces has de acudir a tu pediatra de confianza.

Él le hará una historia clínica detallada y exploración física adecuada. Si determina que tu hijo puede padecer reflujo gastroesofágico, le pautará tratamiento con un antisecretor (se les llama así porque reducen la secreción ácida que produce el estómago), por ejemplo, omeprazol, y le dará una cita de control en 1-2 meses. ¡Es importante que cumpla correctamente el tratamiento!

5. Acudir al digestivo infantil
Ante un niño con reflujo sobre el que se han dictado una serie de consejos generales de salud y un tratamiento antisecretor correcto, pero que no mejora, lo indicado es derivar al paciente a la consulta especializada de digestivo infantil.

Allí se le hará una valoración exhaustiva, y lo más probable, es que se le indique una esofagogastroscopia. Dicha prueba consiste en la visualización directa del estómago y el esófago a través de la cámara de un endoscopio. No le tengas miedo a esta prueba: es muy segura, y no es incómoda, dado que se hace bajo sedación. La finalidad de la esofagogastroscopia es ver si el niño tiene una inflamación del esófago, bien por reflujo o bien por otras causas (como la esofagitis eosinofílica). Este último proceso requiere un manejo específico.

6. Pruebas-registro 24 horas
Si el niño sigue sin mostrar mejoría, y la endoscopia no nos ha sacado de dudas, tu gastroenterólogo infantil le volverá a valorar, y puede que le solicite otras pruebas, como una pHmetría/ impedanciometría.

Dicha prueba consiste en un registro de 24 horas (algo así como un Holter, pero del aparato digestivo), e informa de si hay o no subida de ácidos u otras sustancias líquidas (como bilis) desde el estómago hacia el esófago.

Esto nos sacará de dudas, pues hay niños que tienen un esófago hipersensible (tienen mucha sintomatología, pero el registro es casi normal), o una pirosis funcional (mucha sintomatología, pero con registro totalmente normal).

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