¿Cómo ayudar a mi hijo adolescente si se siente triste o la pasa mal?

Las emociones nos acompañan a lo largo de toda la vida, están ahí para hacernos entender el mundo que nos rodea y a nosotros mismos como seres humanos. Sin embargo, por muy buen manejo que tengamos de ellas, hay etapas de cambio como la adolescencia en las que estas emociones parecen sobrepasarnos. Marina Escalona, asesora de padres y autora del libro 'Mamá, me he parado por dentro', nos guía ante la pregunta: ¿cómo ayudar a mi hijo adolescente si se siente triste o la pasa mal?

Qué hacer cuando los hijos adolescentes la pasan mal o están tristes

Para ayudar a nuestro adolescente a gestionar sus emociones y como apoyo en los malos momentos desarrollaremos las siguientes estrategias:

- Habla con tu hijo adolescente igual que has hecho hasta ahora

La gestión de las emociones comienza en la primera infancia con el acompañamiento respetuoso en las rabietas y con las posteriores conversaciones de padres a hijos según van creciendo. Ahora que llega a esta etapa tan notable de su vida sigue necesitando conversar contigo igual que siempre.

- Ponle nombre a las emociones

Me siento alegre, estoy apenado o noto tristeza y por qué motivo. Muchas veces no resulta fácil, pero decir en voz alta 'estoy triste' es el primer paso para recuperar el bienestar emocional.

- Empatiza con tu hijo

La tristeza es algo totalmente normal, forma parte de la condición humana. Se trata de una emoción más que está ahí para hacernos pensar y reflexionar sobre el rumbo de nuestra vida y que, siempre que no se prolongue en el tiempo, no presenta mayor inconveniente. ¿Recuerdas cuando fue la última vez que te sentiste triste y por qué? Seguramente a tu hijo le ayude saberlo y descubrir que mamá y papá sienten su misma emoción.

- Crea el diario de las emociones

Por muy sociables y extrovertidos que parezcan algunos jóvenes, pueden mostrar reparos al hablar de lo que sienten, sobre todo si no están acostumbrados a expresarse abiertamente. Si el caso de tu hijo, o sencillamente porque es algo tímido, le puedes sugerir que escriba su diario de las emociones en el que anote qué siente, cómo diría que se llama esa emoción y qué cree que la ha originado.

- Dile una vez más que tú vas a estar a su lado, como siempre

Común es que los niños hagan generalizaciones 'nunca me dejas ver la tele', como también lo es que los adolescentes no relativicen las cosas y acaben por darle mucha más importancia de la que tiene. ¿Sabes qué les puede ayudar? Hablar en familia sobre el problema en cuestión, buscar soluciones juntos, compararlo con otras ocasiones en las que también se ha sentido de igual forma y recordar que los suyos están ahí, que son su apoyo incondicional.

Mi hijo adolescente se siente triste: ¿debo consultar con un especialista?

La tristeza o el dolor son procesos de crecimiento y de autodescubrimiento. Se debe aceptar y no tratar de forzar a estar bien lo antes posible: la tristeza necesita su tiempo para dejar paso al bienestar. Cuando un hijo sufre una crisis durante la pubertad debemos ser su apoyo sin dramatizar. Debemos estar cerca de ellos, respetando su espacio y diciéndoles que juntos vamos a encontrar el camino.

En la mayoría de los casos será una tristeza pasajera, pero, si observamos ciertas señales en nuestros hijos podemos consultar con un especialista para su mayor bienestar. Ponte muy atenta si:

• La tristeza se alarga más de dos o tres semanas. Además, se trata de un sentimiento que no le deja hacer bien su día a día.
• Pierde interés por las cosas que antes le encantaban. Ahora no tiene ningún hobbie o actividad que le motive.
• Se aísla, no quiere salir con sus amistades de siempre ni tampoco hacer planes con la familia.
• Se muestra decaído, deprimido o incluso con ansiedad.
• Está pasando por un momento difícil, el duelo por la pérdida de un ser querido o ha vivido una experiencia traumática que no sabe bien cómo manejar.

Así son las emociones básicas de los adolescentes

Al igual que nos pasa a los adultos, los adolescentes también van a experimentar diversas emociones a lo largo de una semana: alegría, sorpresa, temor, incertidumbre. Solo que estos sentimientos, al igual que todo en la juventud, se vive de un modo tan intenso que en ocasiones no se llega a comprender qué está pasando.

Los tiempos han cambiado, ahora las variables que manejan los adolescentes son más numerosas que cuando nosotros fuimos jóvenes: redes sociales, medios de comunicación y una ingente cantidad de información que no sabemos filtrar.

Nuestros adolescentes se enfrentan a una realidad compleja y acelerada con el aliciente de la inmediatez. Por todo ello, los niños y adolescentes se sienten abrumados sin entender qué les pasa, quiénes son, cuál es su lugar en el mundo. De ahí que surjan sentimientos contradictorios o de tristeza.

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