Madre, en la puerta hay un niño - Villancico navideño clásico y emotivo para niños
Esta melodía navideña clásica habla del nacimiento del Niño Jesús. Escúchala en Spotify o Apple Music
- Madre, en la puerta hay un niño - Letra del villancico infantil navideño
- ¿Qué bendiciones y valores nos enseña el niño Jesús con su nacimiento?
- El niño que llamaba a las puertas - Cuento corto basado en el villancico navideño
- Más villancicos tradicionales infantiles para cantar en Nochebuena y Navidad
Madre, en la puerta hay un niño, un villancico navideño clásico y emotivo para niños, es de esas canciones que tocan el corazón y nos recuerdan el sentido de la Nochebuena que es abrir el alma a quien más lo necesita. Descubran la historia de un pequeño que llega tiritando de frío y pide cobijo, aludiendo a la caridad y el amor al prójimo. Además, sabrán el porqué este villancico nos habla del Niño Jesús y los valores cristianos, máximos componentes de la Navidad.
Madre, en la puerta hay un niño - Letra del villancico infantil navideño

A continuación, te dejamos la letra de este villancico infantil que cuenta la historia de un niño que llama a la puerta buscando calor en la fría noche de Navidad. Es perfecta para cantar con tus pequeños y para hablar con ellos sobre la solidaridad y el amor desinteresado hacia los demás.
Madre, en la puerta hay un niño
Madre, en la puerta hay un niño,
más hermoso que el sol bello,
tiritando está de frío,
porque viene casi en cueros.
Pues dile que entre se calentará,
porque en esta tierra, porque en esta tierra
ya no hay caridad, ya no hay caridad.
Entra el niño y se calienta,
y mientras se calentaba,
le pregunta la matrona,
de qué tierra y de qué patria.
Mi padre es del cielo, mi madre también,
yo bajé a la tierra, yo bajé a la tierra
para padecer, para padecer.
Hazle la cama a este niño
con ternura y con primor.
No se preocupe señora,
que mi cama es un rincón.
Mi padre es del cielo, mi madre también,
yo bajé a la tierra, yo bajé a la tierra
para padecer, para padecer.
Mi padre es del cielo, mi madre también,
yo bajé a la tierra para padecer.
¿Qué bendiciones y valores nos enseña el niño Jesús con su nacimiento?

En este villancico, un pequeño llama a la puerta tiritando de frío y casi sin abrigo. Pronto descubrimos que es Jesús quien llega humilde y pobre. Es la imagen que nos recuerda una de las primeras bendiciones que nos trae el nacimiento de Jesús que es la oportunidad de abrir la puerta de nuestro corazón. Por eso, Jesús, naciendo frágil, nos enseña que la grandeza se presenta en la sencillez.
En este villancico aparece también otro mensaje importante: la hospitalidad y la caridad porque Jesús llega como aquel que necesita ayuda, para que aprendamos a reconocerlo en las personas que pasan frío o tristeza. Él vino a recordarnos que amar significa hacer sitio en nuestra casa, mesa o vida para compartir tiempo y pensar menos en uno mismo poniendo el amor en el centro.
En el villancico hay una estrofa muy reveladora: 'Mi padre es del cielo, mi madre también, yo bajé a la tierra para padecer', palabras que nos recuerdan que Jesús vino a compartir la vida tal y como es: con alegrías y dificultades. Él no vino a evitar el sufrimiento, sino a llenarlo de sentido a través de los valores que nos enseñó con su nacimiento en una noche fría en un pesebre.
Dichos valores son la humildad, la obediencia, la paciencia, el perdón, la esperanza y la sencillez, ya que él no exige lujos, solo un lugar donde ser acogido. Finalmente, cada Navidad, el nacimiento de Jesús nos recuerda que las bendiciones más grandes están en la capacidad de amar, compartir, consolar y acompañar. Y cada niño que llega a una familia trae también ese mismo mensaje.
El niño que llamaba a las puertas - Cuento corto basado en el villancico navideño

Era Nochebuena y en el pueblo de Alma hacía un frío que calaba los huesos. La nieve cubría los tejados de las casas vecinas y las luces brillaban en las ventanas. En casa, Alma ayudaba a su madre a poner la mesa con manteles bonitos, platos especiales y una bandeja con galletas recién horneadas. Estaban preparándolo todo muy bonito, pero la pequeña no tenía idea clara del porqué.
'Es porque celebramos que nació un niño muy especial', le dijo su madre al preguntarle. Así, estaban ambas entretenidas cuando alguien llamó a la puerta. Alma corrió a abrir, curiosa. Al otro lado había un niño aproximadamente de su edad. Tenía la ropa muy sencilla para el invierno, los zapatos mojados y las mejillas rojas por el frío. Abrazaba una mochila vieja contra el pecho.
- Hola, ¿podría entrar un momento? Tengo mucho frío, dijo el pequeño con timidez.
Alma dudó porque no lo había visto nunca en el pueblo pero recordó lo que acababa de decir su madre. La pequeña Alma gritó desde ahí:
- Mamá, hay un niño en la puerta.

La madre se acercó, miró al pequeño y le invitó a pasar con dulzura. Alma le acercó una manta y un vaso de chocolate caliente porque hacía mucho frío afuera. Alma quería saber hacia dónde se dirigía y el niño le respondió:
- Estoy de camino a los corazones que todavía tienen sitio para alguien más. Yo no tengo una casa solo en un lugar y a veces duermo donde me abren la puerta.
Alma no entendió sus palabras, pero sintió algo raro en el pecho. El pequeño niño se quedó conviviendo con aquella familia, reía con los chistes del abuelo y miraba el árbol de Navidad como si fuera la cosa más hermosa del mundo. En medio de ello, el niño les dijo que había llamado a varias puertas y muchas no se habían abierto. Tenían la música alta y la mesa llena, pero… no escuchaban.
Su madre le dijo que en esa casa siempre tendría un lugar y el pequeño le agradeció sonriente. Al dar las 12 de la noche, todos salieron a ver los fuegos artificiales. Alma se quedó mirando el cielo y, al volver la vista notó que el niño ya no estaba. Sobre la mesa, había una galleta en forma de corazón y una nota: 'Gracias por abrir la puerta. Donde hay amor, siempre hay sitio.'
Alma sintió que la casa estaba igual… pero todo era distinto. Supo que la Navidad no estaba en los regalos, sino en el gesto sencillo de decir: 'Entra, aquí puedes calentarte'. Desde aquel día, cada vez que alguien llamaba a su puerta en Navidad y Alma recordaba al niño viajero, se hacía la misma pregunta: '¿Tengo un lugar para él en mi corazón?' Y casi siempre, la respuesta era que sí.
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Bibliografía
- Ramírez Uribe, C. (2020) Villancicos Guineos, miradas imaginarias. Expresiones afrodescendientes en el México Novohispano. Música Oral del Sur (ed.) Centro de Documentación Musical de Andalucía, España, pp. 323-358 Disponible en https://www.researchgate.net/publication/357604623_Villancicos_guineos_miradas_imaginarias_Expresiones_afrodescendientes_en_el_Mexico_novohispano