Vamos, pastores, vamos - Villancico clásico para niños con letra y vídeo

Vamos, pastores, vamos, es un villancico clásico para niños con letra y vídeo. Además, es de esas canciones de Navidad que pasan de generación en generación y nunca pierden su encanto. Su melodía sencilla y letra fácil, invita a los niños a acompañar a los pastores camino al portal de Belén, despertando la ilusión por conocer al Niño Jesús. Compartan un momento especial en familia o en el aula, reforzando el verdadero sentido de la Navidad a través de la música.

Letra del villancico de Navidad para los niños - Vamos, pastores, vamos

Aquí, un villancico navideño clásico para que los niños 'acompañen' a los pastores a llegar hasta el portal de Belén para conocer al Niño Jesús. Lean juntos la letra completa para cantarla en familia y llenar la Navidad de música y fe.

Vamos, pastores, vamos

Vamos, pastores, vamos
Vamos, pastores, vamos,
vamos a Belén
a ver en ese niño
la gloria del Edén,
a ver en ese niño
la gloria del Edén.

¡Ese precioso niño!
Yo me muero por Él
sus ojitos me encantan,
su boquita también,
el padre lo acaricia
la madre mira en Él
y los dos extasiados
contemplan aquel ser,
contemplan aquel ser.

Un establo es una cuna,
su casa es un portal
y sobre duras pajas
por nuestro amor está.
Allí duerme el niñito
junto a un mulo y un buey,
y bien cobijadito,
con un blanco pañal,
con un blanco pañal.

Es tan lindo el niñito,
que nunca podrá ser
que su belleza copie
el lápiz y el pincel;
pues el Eterno Padre
con inmenso poder
hizo que el Hijo fuera
inmenso como Él,
inmenso como Él.

Valores que enseña el villancico Vamos, pastores, vamos a los niños

El villancico 'Vamos, pastores, vamos' transmite a los pequeños una serie de valores profundos a través de su letra sencilla, por ejemplo, la perseverancia, la cual se ve cuando los pastores se ponen en camino hacia Belén para ver al Niño Jesús. Los pastores se ponen en movimiento y tienen interés por conocer al recién nacido, lo que también habla de esfuerzo y decisión por llegar con él.

Otro valor es el amor a la familia porque muestra a José y María como padres que contemplan a su hijo con cariño. Para los niños, esto es una imagen de lo que significa ser protegido y amado en casa, ayudando a reforzar la importancia de la familia como el primer lugar donde se aprende a querer y a sentirse querido. También hace que los padres se identifiquen con esa mirada amorosa.

El villancico subraya la humildad porque el Niño Jesús no nació en un palacio, sino en un establo, lo que se convierte en una lección preciosa: no hace falta tener cosas lujosas para que algo sea valioso. La grandeza está en el amor que se comparte, ayudando a contrarrestar el exceso de consumismo en Navidad, recordando que lo más importante es la solidaridad con los demás.

Por último, nos transmite la admiración y el respeto por lo sagrado y lo bello, porque cuando dice que 'nunca podrá ser que su belleza copie el lápiz y el pincel', enseña a los pequeños que hay realidades que superan lo que podemos dibujar o describir: el amor, Dios y la bondad profunda. Así, podemos seguir con nuestra capacidad de asombro y con el corazón abierto y lleno de amor.

Tres pastores - Cuento inspirado en el villancico Vamos, pastores, vamos

En una aldea pequeña, vivían tres amigos pastores: Diego, Martín y Alma. Cada noche cuidaban a sus ovejas, contaban historias y miraban las estrellas antes de dormir. En una de esas noches de invierno, en el cielo vieron una estrella brillante que parecía encender la oscuridad. No era una estrella normal y parecía que les llamaba, aunque les daba un poco de miedo.

Martín, que siempre había sido el más curioso, dio un paso adelante. Él no sentían tanto temor porque su abuelo decía que, cuando una estrella brillaba así, era porque había pasado algo muy importante. '¿Y si es una señal de Dios?', se preguntaron entonces los pequeños. En ese momento, una ráfaga de viento recorrió el campo, como un susurro y los tres amigos se miraron en silencio.

Precisamente ese susurro entró en su corazón, sintiendo estas palabras: 'En Belén ha nacido un Niño muy especial'. Los tres acordaron ir, pero había algo que los preocupaba: solo eran sencillos pastores que no poseían un regalo para dar al recién nacido. Sin embargo, Diego dijo:

- Le llevaremos lo que sí tenemos: nuestro cariño, nuestra música y nuestras ovejas más bonitas.

bajo esa convicción, los tres tomaron el camino que llevaba hacia Belén, mientras la estrella brillaba delante de ellos, como si les guiara. Martín llevaba una pequeña flauta de madera, Diego un tambor hecho a mano y Alma unas campanillas que sus ovejas llevaban en el cuello. Después de un largo rato, llegaron a un establo muy humilde. Allí, sobre un pesebre de paja limpia, vieron a un bebé dormidito.

A su lado estaban María y José, cuidando al pequeño, a los tres pastores, el corazón les latía muy fuerte. Entonces sonaron la flauta, el tambor y las campanillas. El bebé abrió los ojos, como si escuchara aquel pequeño concierto. En ese momento, Diego, Martín y Alma comprendieron que la verdadera riqueza estaba en poder ofrecer su corazón a ese niño con humildad y alegría.

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