El reto de un padre con hijo adolescente: acompañarlo en su soledad

¿Por qué todos los niños pasan por esta etapa ante de llegar a la fase adulta?

Jorge Marín Labbe, Formador Educacional
En este artículo
  1. Qué es la soledad del adolescente 
  2. Qué podemos hacer como padre para acompañar a nuestro hijo en su soledad 

Dentro de la adolescencia, los momentos de soledad son muy seguidos. Para los padres, estos momentos son una verdadera crisis porque la relación con sus hijos cambia radicalmente a un tono un tanto crítico, con discusiones cada vez más seguidas y una incomprensión cada vez más patente entre las partes  Es tan potente y tan poco comprensible que es realmente necesario redescubrir qué significa, todo un reto para los padres con hijos adolescentes: acompañarlo en su soledad. 

Qué es la soledad del adolescente 

la soledad del adolescente

Existe una canción que por el título me llamó inmediatamente la atención. Ricardo Arjona es el autor y se titula 'Acompañame a estar solo'. Fuera si la canción es buena o no, lo que me atrajo fue el título de la misma. Contradictorio y a la vez reflexivo la metáfora de ver a la soledad como un momento en que también puede ser acompañado. Nosotros tendemos a ver a esta misma actitud como un indicio de depresiones o de momentos angustiosos. Solemos incluso describir fielmente estos momentos, diseñando incluso aquellas esquinas propicias en donde la soledad se manifiesta.

Importante es volver a definir lo que es esta soledad dentro del proceso psicológico. Gloria Carvajal-Carrascal señala que esta experiencia se manifiesta dentro de una fase de transición entre la etapa de ser niño a ser adulto, la cual se inicia por los cambios en la pubertad y se caracteriza por profundas transformaciones biológicas, psicológicas y sociales, muchas de ellas generadoras de crisis, conflictos y contradicciones. Estas mismas contradicciones lo invitan a retraerse casi instintivamente, porque empieza a generarse dentro de su conciencia un torbellino de ideas y nociones que ni el joven logra procesar. Por lo mismo, tiende a encerrarse y a no querer compartir con su entorno.

Indagando sobre las posibles causas, podemos señalar los siguientes: timidez, baja autoestima, separación, enfermedad física, complejos personales, conflictos, rechazo o crítica por el hecho de ser incomprendido, etc. Es decir, una completa gama de variables que, sumados al mismo estado de desarrollo, permiten esta sensación.

Existe una vertiente bien interesante y novedosa de la psicología llamada perinatal, la cual especifica que este estado proviene de un estilo de paternidad propio del sistema actual laboral, el cual genera un estilo de maternidad que no es propiamente cercano, sino que por las mismas obligaciones laborales los padres se ven obligados a dejar a sus pequeños desde los ocho meses al cuidado de un pariente o en sala de cunas. Por lo mismo, esto impide que se ejerza el rol propiamente materno, el cual permite generar la empatía y acogida entre ella y sus hijos. Es más, se sabe que existe una creciente tasa de depresiones posparto entre las madres, la cual podría implicar un crecimiento de depresiones en sus hijos al momento de ser adolescentes.

Qué podemos hacer como padre para acompañar a nuestro hijo en su soledad 

acompañar al adolescente en su soledad

Ya teniendo claro esto, es importante señalar que hacer al respecto. Una cosa es conocer las causas, pero es más importante desarrollar estrategias claras y concretas para poder acompañar a nuestros hijos dentro de su estado mismo. Veamos algunos tips para trabajar estas dificultades. Algunas de estos consejos son señalados por Fernando Clementín, y los señalo porque en vez de adoctrinar a los adolescentes, se intenta acompañar este estado:

- Acompañamiento y no orientación
Esta precisión de conceptos quiere decir que el joven no requiere que alguien lo adoctrine sobre lo que tiene que hacer, sino solicita que alguien esté con él. Si se realiza juicios críticos a su estado, lo que se tiende es a que el joven vuelva a encerrarse porque no desea ser enjuiciado sino escuchado.

- Generar otro tipo de actividades
Motivarlo a realizar acciones que eviten el mismo estado de soledad; sobre todo en un contexto actual de relaciones las cuales tienden a ser más bien virtuales. Treeking, Mountain bike, tenis, fútbol, lectura recreativa, arte, música deben surgir para lograr salir de estos estados. Lo fundamental es saber leer que es lo que le gusta y no enjuiciar ese mismo gusto. Eso también nos suma otro momento de acompañamiento.

- Revalorar los hábitos
Estos suelen ser un factor de rechazo porque tendemos a representarlos en forma autoritaria y poco comprendida. Por lo mismo, nuestro relato debe tender a ser más explicativo o narrativo; para que el joven no solo entienda su importancia sino que lo resignifique para él.

- La bondad de la soledad
No es tan negativa en sí misma, sino es una poción para poder encontrarse. Mirar desde este punto de vista también genera empatía a los jóvenes le quita presión a estos momentos.

La soledad no es solo un momento duro, es la invitación a encontrarse con uno mismo. Es importante acompañar a aquel que vive ese momento. No los enjuiciemos, sino que seamos como aquel compañero fiel que no desconoce su carga pero que vela por su sueño, tal como lo hizo el personaje llamado Sam en 'El Señor de los Anillos'. No enjuiciaba a Frodo en su peregrinar con el anillo, sino que estaba con él en cada momento para solo sostenerlo.

Ojalá que esto lo podamos ejercer en nuestros adolescentes, porque esta etapa representa justamente un peregrinar desde la niñez a la etapa adulta. El desafío es que podamos acompañarlos fielmente durante este paso.

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