Niños que no comen. ¿Qué hago si mi hijo no tiene apetito?
Conoce las pautas de alimentación para aquellos niños que no quieren comer o no sienten hambre
- Falta de apetito en niños. Qué hacer si un niño con come nada
- 6 consejos para padres de niños que no comen o sin apetito
- Testimonio de una madre que le obligaron a comer de niña
- Eva no quiere comer - Cuento para padres que obligan a sus hijos a comer
Los niños y la comida no siempre se llevan bien. Como los adultos, los niños pasan por temporadas en las que comen estupendamente, y otras en las que no lo hacen tanto. En ocasiones, las más, esto es solo una apariencia, porque el niño, en realidad, está comiendo todo lo que necesita, o al menos lo que requiere en ese momento, y no es para alarmarse.
Si un niño siguiera incrementando las cantidades de comida ingeridas de manera exponencial como lo hace durante el primer año de vida, se convertiría en un obeso antes de empezar la primaria. Sin embargo, la falta de apetito es algo que, en general, preocupa a las madres y surge la pregunta: ¿Qué hago si mi hijo no tiene apetito?
Falta de apetito en niños. Qué hacer si un niño con come nada
Cuando nos encontramos con un niño que manifiesta poco interés por la comida, debemos considerar abordar la situación desde dos frentes:
- Fomentando el apetito, esto es, dejándoles quizás elegir la vajilla de su personaje favorito, el color de sus cubiertos, elaborando comidas vistosas y atractivas que 'entren por los ojos'.
- Por otra parte, controlando el ciclo natural de hambre-saciedad en el niño, observando sus necesidades para determinar cuando ofrecer la comida, estableciendo tiempos cortos a las comidas, sin tenerle horas y horas frente al plato y dejando que él mismo controle su alimentación, es decir, permitiéndole que regule la cantidad de comida.
Nosotros decidimos el intervalo entre sus comidas y el tipo de alimento que ofrecemos, dejemos que sea el propio niño el que decida cuánto quiere comer, siempre recordando que nunca se debe obligar a comer a un niño.
Obligarle a comer un determinado alimento es la mejor forma de lograr que lo odie para el resto de su vida, mientras que si no se le fuerza acabará probándolo. Evolutivamente los niños tienden a rechazar los sabores desconocidos por simple supervivencia, así que es natural que sean reacios a probar alimentos nuevos, lo harán poco a poco y en pequeñas cantidades.
6 consejos para padres de niños que no comen o sin apetito
A medida que van creciendo, los niños tienen cada vez mas estímulos, a la par que más obligaciones, y abandonar sus ratos de ocio (juegos, amigos, tele…) para comer no es algo que les apetezca, por lo que suele ser de utilidad mantenerse fieles a unas rutinas y horarios establecidos. Es importante también mantener ciertos hábitos:
- Comer juntos en la mesa
Es importante comer juntos en la mesa sin televisión o juguetes que nos distraigan e integrando al niño en nuestra conversación en la mesa. Toda la familia se queda en la mesa hasta que se termina de comer, estableciendo un tiempo límite. No se puede estar dos horas removiendo el plato. - Enseñar con nuestro ejemplo
Los niños imitan las actitudes y hábitos de los padres. Así que comer despacio, masticar correctamente, mantener una dieta variada y equilibrada debe ser una norma para todos. - Evitar poner mucha comida en el plato del niño
Poner en el plato lo que el niño come, no llenarlo excesivamente esperando que se coma cantidades industriales, no merece la pena, lo pasaremos mal nosotras y se lo haremos pasar mal al niño. Siempre puede pedir más si se lo termina. - Evitar comer entre horas
Es muy útil detectar en que momentos el niño empieza a tener hambre y en base a eso establecer los horarios en que tomará sus comidas y snacks. Por supuesto evitar las chuches y el chocolate, que no deben comerse más que de vez en cuando. - La comida debe ser igual a todos
No hacer comidas especiales, toda la familia come lo mismo, a unos les gustará más el menú de un día y a otros el de otro, para gustos, colores. Es evidente que el día que le guste menos, comerá menos, todos lo hacemos y hemos de respetarlo. - NO obligar a los niños a comer
Recordad siempre que obligar no es la solución, así como tampoco lo es gritar o castigar, sobornar, ni guardar la comida para la merienda o la cena. Cuanto más tranquilos estemos mejores resultados obtendremos.
Testimonio de una madre que le obligaron a comer de niña
'Yo fui una niña a la cual no le gustaba comer, mi familia se desesperaba tanto por ésta situación que probaron de todo. Yo, desafortunadamente, lo único que recuerdo era lo traumático que me resultaba que me quisieran atiborrar de comida y les cito varias situaciones que viví (y de paso libero mis traumas) para que por favor, no lo hagan con sus hijos.
¿Por qué? porque ya de grande he tenido severos problemas con la comida. En cuanto veían que no comía, empezaba el show del cinturón puesto sobre la mesa, lo que significaba una gran amenaza de que el cinturón podría ser usado en mi traserito.
Un familiar que en ese entonces vivía en nuestra casa, era muy nerviosa por lo que si veía que yo le aceptaba 'unas cucharadas' de comida, empezaba a querer darme más y más y más y más rápido!! Por Dios, qué asco...' Cuando llegué a la adolescencia empecé a comer mucho y ahora a mis 33 años no se me quita. Aunque no estoy gorda, mi dilema es dejar de comer por ansiedad'.
Eva no quiere comer - Cuento para padres que obligan a sus hijos a comer
Aquí tienes un cuento corto, escrito por Marisa Alonso Santamaría, que habla de una niña que no quiere comer. La hora de comer en su casa era un dolor de cabeza. Descubre como se acaba la historia:
Eva permanecía impasible a los ruegos de su madre:
- Eva, ¡come algo, por favor! Vas a acabar enfermando. ¡Tienes que comer! - insistía la madre.
A lo que Eva contestaba como un disco rayado a otro disco rayado:
- ¡No me gusta!
- ¡No quiero!
- ¡No me apetece!
La hora de comer se había convertido en un verdadero suplicio para padres e hija. Todos los días se repetía la misma escena.
- ¿Quieres un poco de jamón?
- ¡No!
- ¡Te hago una tortilla?
- ¡No!
- ¿Un bocadillo de queso?
- ¡No!
- ¡Toma un poco de sopa! - le decían metiendo la cuchara en su boca a la fuerza.
Y la niña erre que erre no probaba bocado.
- ¡Ay, si no tuvieras qué comer otro gallo cantaría! - le dijo su padre una noche cuando iba a dormir.
Y esa noche Eva soñó con un gallo y se despertó de madrugada cantando quiquiriquí.
Al día siguiente sus padres muy preocupados la llevaron al médico.
- La niña está sana y su peso es el correcto - les dijo don Julián, su médico de familia, después de examinarla.
- Ya comerá cuando tenga hambre. ¡No os agobiéis! Cuanto más insistáis menos comerá - les dijo mientras Eva se entretenía con los cuentos que había en la mesa. Yo le haré un seguimiento para comprobar que todo vaya bien.
Haciendo caso a los consejos de su médico Julián los padres de Eva comenzaron a no preocuparse tanto: obligar a Eva a comer solo servía para que acabaran todos disgustados.
Al no verse tan presionada la niña comenzó a comer, muy poco a poco, y a probar un poquito de todo. Lo más importante es que Eva crecía sana y fuerte.
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Bibliografía
- Generalitat de Catalunya. Departamento de Salud. (2016) Recomendaciones para la alimentación en la primera infancia (de 0 a 3 años). Agencia de Salud Pública de Cataluña (ed.), España, pp. 1-17 Disponible en: https://www.observatoriodelainfancia.es/ficherosoia/documentos/5029_d_alimentacion_0_3_es.pdf