Por qué algunos niños con autismo caminan de puntillas

Cuatro posibles razones de la forma de caminar de punta de algunos niños con autismo

Alejandro Écija, Maestro en audición y lenguaje
En este artículo
  1. Las razones de por qué algunos niños con autismo caminan de puntillas

¿Alguna vez te fijaste que algunos niños con autismo caminan con la punta del pie? Es cierto que llama la atención. Te explicamos por qué algunos niños con autismo caminan de puntillas. 

Las razones de por qué algunos niños con autismo caminan de puntillas

Por qué algunos niños con autismo caminan de puntillas

En primer lugar, y antes de comenzar, he de destacar que no debemos forzar físicamente al niño a que camine usando toda la planta de sus pies puesto que, sea de la forma que sea, es algo que ellos no pueden controlar en la manera en la que tu piensas. Y bien ¿por qué ocurre y cómo intervenir en cada caso?

1. Morfología física del pie. En algunas ocasiones puede darse que algunos de estos niños tengan ciertas dificultades puramente de carácter físico que puedan solventarse con la intervención adecuada de un ortopedista. En este primer caso, el autismo no juega ningún papel de relevancia si no es más bien una cuestión física. La intervención en este caso comienza como con el resto: llevando al pediatra o médico de cabecera para comentar lo que estás observando en el hogar o está siendo observado en el centro educativo. El médico de familia te dirá los pasos a seguir y por los que habrá que pasar, siendo en primer lugar, descartar problemas anato-fisiológicos.

2. Hipersensibilidad a ciertos estímulos. En segundo lugar, podríamos decir que algunos niños tienen disfunciones en la Integración sensorial lo que puede llegar a  implicar que sean extremadamente sensibles a determinados estímulos, como diferentes texturas en la ropa, olores concretos, etc... o bien puede ser que sean demasiado poco sensibles pareciendo no tener miedos (frecuente al peligro entre ellos a las alturas) o realizando movimientos más bruscos o torpes.

Cuando la hipersensibilidad se da en la planta del pie (en esta zona existen numerosos receptores sensitivos conectados con el resto del cuerpo a través del sistema nervioso), es muy posible que el niño opte por caminar de puntillas para evitar el contacto con el suelo o la suela del zapato.

En estos casos es frecuente vernos como padres o educadores incapaces de ponerles los calcetines o el calzado al niño sin llegar a la “discusión”, por lo que es muy conveniente realizar algunas actividades previas de concienciación, percepción y estimulación sensorial entre las cuales podemos encontrar masajes en la planta del pie de forma profunda  y con fuerza para relajar la zona y preparar al niño.  Aún conociendo algunas alternativas de intervención con el niño o niña, es muy aconsejable entrar en contacto con los diversos profesionales de integración sensorial para que nos guiasen adecuadamente en el logro de este objetivo, siendo recomendable desde este mismo ámbito de la integración sensorial jugar a caminar con pesos en ambas manos para equilibrar el peso, cargar con bolsas, llevar algo de peso en los bolsillos o incluso llevar un chaleco de pesas o caminar descalzo sobre la arena o el césped.

3. Por algún problema de estrés. Por último lugar podemos decir que recientemente están surgiendo algunas otras vertientes que están siendo estudiadas como la de pensar que el niño, al sufrir determinados periodos de estrés muy seguidos, empieza a contraer su cuerpo y a no controlar propioceptivamente aquellos estímulos que le llegan y por lo tanto, no es capaz de integrarlos.

4. Problemas de visión. La teoría del Dr. Melvin Kaplan, director de “The Center of Visual Management”, defiende la posibilidad de que ciertos problemas en la visión como o en el procesamiento visual puede provocar ciertos cambios posturales que condicionan al niño en la manera de caminar, ya que la coordinación visual es necesaria para un desarrollo correcto del caminar.

En cualquiera de los casos anteriores mencionados, el proceso de intervención no debe de comenzar desde el hogar, si no más bien es más correcto ponernos en manos de los especialistas oportunos, descartando desde el primer momento posibles problemas anatómicos o fisiológicos que vayan a necesitar una intervención más médica que terapéutica.

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