Cómo afecta la mala alimentación al cerebro de los niños

Por qué deberíamos cuidar más la alimentación de nuestros hijos

María José Padilla, Coach educativa
En este artículo
  1. La verdad de cómo afecta la mala alimentación al cerebro de los niños
  2. Otras consecuencias negativas e la mala alimentación en los niños

¿No os parece que tenemos pocos anuncios de frutas y verduras frescas para una mejor alimentación de nuestros hijos? Y sin embargo, tenemos todos los anuncios posibles de azúcares, lácteos, dulces, zumos procesados…etc…

El Marketing inunda la conciencia de nuestros hijos en una dirección que no nos gusta, y sin embargo, somos pocos, los que hacemos algo para evitarlo. Se nos escapan algunos datos estadísticos como que 1 de cada 3 niños en España, tienen sobrepeso, o que el 7% de los niños menores de 12 años, en España, son obesos… Esos niños, serán adultos enfermos con enfermedades crónicas como la diabetes. Eso sin contar con las repercusiones en el rendimiento escolar de los niños. Te explicamos cómo afecta la mala alimentación al cerebro de los niños.

La verdad de cómo afecta la mala alimentación al cerebro de los niños

Cómo afecta la mala alimentación al cerebro de los niños

Ya sé que vivimos en una sociedad en donde dedicarle tiempo a comprar y realizar una equilibrada comida, conlleva de nuestra atención, pero no llegaremos a este punto, si antes no hemos tomado conciencia de la importancia de utilizar buenos alimentos, para que nuestros órganos internos y los de nuestros hijos, estén lo más saludables posibles.

Son 7 de cada 10 adolescentes los que toman un desayuno insuficiente, y la calidad de esa alimentación está directamente relacionada con la nota media del curso, aunque dicha relación no es proporcional cuando se analizan las diferentes asignaturas. Éstas son algunas de las ideas que se desprenden de un estudio coordinado por María Victorina Aguilar Vilas, directora del departamento de Nutrición, Bromatología y Toxicología de la Universidad de Alcalá de Henares de Madrid:

  • Un cerebro cansado o con falta de nutrientes, les puede llevar a no realizar un examen con toda la concentración que le es necesaria. “El cerebro es un órgano muy sensible que controla las emociones, el pensamiento, la percepción, los estados de ánimo, y la conducta. Depende completamente de los nutrientes y energía que le suministra la sangre. El cerebro tiene una barrera protectora que transporta selectivamente nutrientes y sustancias que son adecuadas para su funcionamiento. Si los nutrientes son inadecuados, ocasiona desequilibrios neuroquímicos, que provocan alteraciones en el pensamiento, percepción, emociones, o conductas.- Un exceso de carne o proteínas, puede conllevar un carácter más agresivo en nuestros hijos (y en nosotros)” Sandra Navó (Coach de salud)
  • Otros estudios apuntan que, aquellos niños que no desayunan o cuyo desayuno es muy ligero tienen un 68% más de riesgo de padecer síndrome metabólico en edad adulta.
  • Algunos pediatras afirman que la hiperactividad o falta de atención puede ser causa de exceso de dulce o del abuso de comidas “rápidas”. Otros profesionales de la nutrición, incluso, empiezan a afirmar que el Azúcar es una droga legal.

Otras consecuencias negativas e la mala alimentación en los niños

¿Y qué me decís de la actividad física? Me pregunto cómo pueden realizar nuestros hijos los ejercicios de las clases de educación física con una alimentación no saludable…  ¿Y los niños que llegan a casa con dolor de cabeza? ¿O los que siempre están cansados? ¿o los que no realizan un sueño reparador?

¡Ah! Y la aparición de niños con alergias o demartitis atópicas o celiaquías? cuántos de los padres actuales hemos tenido algún problema de estos? y cuántos de nuestros hijos sí lo tienen actualmente?

Algunas de las respuestas las encontraremos en una educación de alimentación saludable. La base de los alimentos que ingieran nuestros hijos desde pequeños, será la base de sus salud y enfermedades de adulto. Pero no solo esto, también determinará el carácter de nuestros hijos y  el nuestro, en el día a día, puesto que… “somos lo que comemos”.

Y ahora… ¿De verdad seguís pensando que no merece la pena dedicar tiempo a cocinar y alimentarse de una manera más consciente y saludable?

Para acabar, recomiendo llevar un diario de los alimentos que consumen nuestros hijos para analizar la relación con su comportamiento, sobretodo, si notas cambios de conducta o de humor.

Aprovecha el verano con toda la gama de frutas y verduras frescas que nos ofrece esta estación del año tan divertida para comenzar a adquirir nuevos hábitos alimentarios saludables.

“Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha cenado bien”  (Virginia Woolf).

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