Lo que aprendí sobre educación al ver un partido de fútbol con mi hijo

Es imprescindible enseñar y promover la educación y el comportamiento deportivo entre los niños

Andrés París, Pedagogo
En este artículo
  1. El comportamiento antideportivo que presencié junto a mi hijo
  2. Claves para transmitir educación deportiva a los niños

'Papá, ¿por qué les pitan e insultan?'. Esta frase me la soltó mi hijo cuando observó que la gente del campo de fútbol pitaba al equipo rival cuando salía a calentar. Mi respuesta fue: 'Creo que no saben por qué les pitan, probablemente por llevar otra camiseta'. A lo que él me respondió: 'Pues qué tontería, ¿no? ¿Entonces los malos somos nosotros?'. En ese momento, no supe qué decir; 'Pues a lo mejor sí, hijo'.

Esta pequeña conversación la tuve con mi hijo cuando le llevé por primera vez a ver un partido de fútbol. Creo que esta fue una experiencia extraña pero enriquecedora para mí, ya que pude aprender valiosas lecciones de educación y respeto que puedo aplicar en los distintos ámbitos de mi día a día.

El comportamiento antideportivo que presencié junto a mi hijo

Lecciones de educación que puedes aprender en un estadio de fútbol

Una de las cosas que recuerdo con más cariño de cuando era niño son esos días en los que mi padre me llevaba al estadio de mi equipo para ver un partido de fútbol o a algún torneo de tenis o baloncesto, que han sido los deportes que más me han gustado siempre. Aunque mi hijo le encanta la natación, el surf y patinar, también aprecia el fútbol desde su visión inocente, como puede apreciar un partido que se organiza en el patio del colegio.

Llevaba ya un tiempo pidiéndome asistir a un partido de fútbol en el estadio. A mí me apetecía mucho, por lo que compre unas entradas, con la suerte de que me invitaron a un encuentro previo al que iba a ir con mi hijo.

Después de asistir a ese partido, dude mucho en si debería llevarle al campo. Lo que pude apreciar en las gradas queda muy lejos de lo que debería ser un encuentro deportivo: gente gritando, insultando, pitando... Un comportamiento de una agresividad impropia de gente educada y equilibrada.

Pude observar no solo a adultos, también a niños insultando, gritando, diciendo palabrotas y deseando el mal a contrarios, con el beneplácito de los padres. En algunos casos se veía la cara sonriente del padre, cosa que es bochornoso porque refuerza ese comportamiento. Y en otros casos, no decían nada, cosa que está igual de mal, porque normalizar esas acciones.

En este caso, todo lo que no sea reprender la actitud de los niños no vale, y por supuesto, debemos darles ejemplo. Tenemos que mostrar a nuestros hijos los beneficios y los valores que transmite el deporte, y no la rabia y la ira que a otras personas suscita.

Claves para transmitir educación deportiva a los niños

Con todo esto, volvía a casa pensando en qué debería hacer: ¿Qué hago? ¿Le llevo? ¿Cancelo? ¿Le protejo demasiado?

Al final decidí llevarle, pero antes del partido tuve una conversación con el niño. Le expliqué lo que íbamos a ver y cómo debía ser nuestro comportamiento. Para ello tuve en cuenta las siguientes consideraciones:

1. Cómo me comporto yo en el estadio
Lo primero que hice fue revisar mi comportamiento en un estadio. Pude apreciar que en algunos momentos también suelo gritar enfadado, por lo que me concentré en controlarlo para no ser el mal ejemplo de mi hijo.

2. Anticiparme a qué íbamos a ver
Decidí que lo mejor sería explicarle claramente lo que iba a suceder. Le comente que hay gente que se enfada, que insulta, grita, que son agresivos, etc.

3. Reforzar nuestro comportamiento
Dejamos claro que solo íbamos a animar y que no nos íbamos a meter con los árbitro ni con el equipo contrario.

4. Correcciones
Hablamos sobre qué haríamos en caso de caer en alguno de estos comportamientos erróneos. Llegamos al acuerdo de que, si en algún momento alguno se pasaba, se lo tenía que decir al otro y debía pedir perdón. Bueno, pues al final, tuve que pedir perdón un par de veces, y él ninguna.

Los espectáculos deportivos son maravillosos porque implican mucho a las emociones, pero incluso dejándonos llevar por estas, no debemos perder la educación, y menos mostrar la mala educación delante de nuestros hijos.

Este post ha nacido tras tener una conversación con uno de mis colegas, Daniel de Miguel, tras su primera experiencia de llevar a un estadio de fútbol. Como me ocurrió a mí, seguro que tú también te puedes llegar a sentir muy identificado.

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