El huevo en la alimentación de los niños

Ventajas e inconvenientes del huevo en la dieta de los niños

Carlota Reviriego, Nutricionista
En este artículo
  1. Beneficios e inconvenientes del huevo en la dieta del niño

La infancia es una etapa de importante crecimiento y desarrollo, por lo que las necesidades nutricionales de un niño en esta etapa son elevadas. En este contexto, el huevo es un alimento muy atractivo, ya que proporciona un alto contenido en nutrientes esenciales, que son, además, de fácil biodisponibilidad.

Pero ¿cuáles son las ventajas del huevo en la alimentación en la infancia y qué cantidad es la adecuada? Respondemos a estas preguntas.

Beneficios e inconvenientes del huevo en la dieta del niño

El huevo en la dieta del niño

El huevo aporta entre el 10 y el 20% de las ingestas diarias recomendadas de un gran número de vitaminas y minerales, incluyendo el hierro, siendo estos, además, muy fáciles de absorber. En contrapunto, un huevo aporta únicamente alrededor del 5% de las calorías diarias recomendadas, por lo que es lo que denominamos un alimento con alta densidad de nutrientes. Además, la proteína que aporta el huevo es una de las de más alta calidad, dado su perfil de aminoácidos esenciales y el perfil lipídico es probablemente el más equilibrado dentro de los alimentos de origen animal.

Es una opción nutritiva, fácil de masticar y digerir, y generalmente muy aceptada entre el publico infantil. Es sencillo de preparar en sus múltiples variedades, y puede incluirse en cualquiera de las comidas diarias, incluyendo el desayuno, como suele ser habitual en otros países. Combinado con lechuga y tomate puede convertirse en una fresca y completa ensalada, mientras que si le añadimos atún y un poquito de mayonesa puede ser un atractivo relleno para sándwich

La ración recomendada de huevo para niños es de una unidad, aunque a partir de los 9 años se puede incrementar la ración a 2 unidades, dependiendo, por supuesto, del gasto energético del niño y del total de su dieta. Sin embargo, recordemos que en los niños pequeños y en los mayores más sedentarios no es recomendable tomar más de 3 huevos por semana, mientras que para los más mayores y enérgicos podría aumentarse hasta 1 huevo al día. 

Por su contenido en colesterol, el huevo ha estado en el pasado en el punto de mira durante algún tiempo y se ha llegó a recomendar limitar su consumo al mínimo. Sin embargo, estudios posteriores pusieron de manifiesto que el efecto del colesterol que aportamos mediante la dieta ejerce un efecto inapreciable sobre las concentraciones de colesterol plasmático y de LDL. Son otros factores, como la ingesta calórica, las grasas saturadas y sobre todo los ácidos grasos trans, además del sedentarismo, lo que afectan gravemente a estos niveles, y así, el huevo, quedó libre de toda culpa.

Entre la población infantil sana es de interés prioritario educar en unas pautas de alimentación correctas evitando restricciones innecesarias. El consumo de huevo, siempre que cumpla con las recomendaciones nutricionales apropiadas y se adapte a una dieta sana y equilibrada, no debe ser restringido por recelos que no poseen ninguna base científica. Enseñar a comer es enseñar a crecer.

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