El peligro de exigir demasiado a los niños

Cuando los padres exigen demasiado a sus hijos

Borja Quicios, Psicólogo educativo
En este artículo
  1. Cuando el esfuerzo del niño es insuficiente
  2. Que deberíamos hacer los padres

Cuando los padres educan a sus hijos lo hacen ofreciéndoles la oportunidad de aprender las herramientas con las que puedan conseguir alcanzar sus metas, y que logren sus objetivos. En definitiva, persiguen impulsar su desarrollo para alcanzar la felicidad.

Exigir y demandar demasiado a los niños implica riesgos y consecuencias negativas. A veces, los padres confunden el hecho de ofrecerles oportunidades con el de ser exigentes, obligando a los niños a que sean excelentes en todo lo que hacen y a destacar en todo. De este modo, la felicidad de los niños es una obligación impuesta más que un deseo y conseguirla se convierte en una competición constante.

Cuando el esfuerzo del niño es insuficiente

Padres que exigen mucho a los niños

El valor del esfuerzo es fundamental en la educación de los hijos, gracias a él se enseña a los pequeños a luchar por las cosas que se quieren conseguir. Se puede definir como la voluntad y las ganas para lograr un fin pese a las dificultades que se van encontrando por el camino.

Cuando los padres cruzan los límites de la exigencia, los hijos sienten que siempre se espera lo mejor de ellos, pero que nunca llegan a satisfacer a los adultos con sus esfuerzos. Cuando los niños creen que sus esfuerzos son insuficientes hay consecuencias como:

- Baja autoestima. Cuando no se reconocen sus logros, los niños sienten que no son capaces de hacer las cosas bien.

- Insatisfacción. Consigan el objetivo o no, siempre creen que podrían haberlo hecho mejor.

- Excesiva competitividad. Para los niños solo importará ganar y el resultado sin disfrutar del proceso

- Baja tolerancia a la frustración. Se vuelven agresivos cuando no logran lo que buscan.

- Ambiente estresante. Las permanentes exigencias hacen que el niño se eduque con mucha presión y tenga ansiedad.

- Resignación. Cuando los niños se esfuerzan y ven que no llegan creen que las expectativas son tal altas que abandonan el esfuerzo.

Que deberíamos hacer los padres

Los padres que son muy exigentes y críticos con sus hijos suelen ser inseguros y necesitan tener todo bajo control. Para hacerlo, suelen llevar un estilo educativo autoritario donde se marcan las normas y las decisiones de manera impositiva.

La solución a las altas exigencias no será tomar el papel contrario (de irresponsabilidad) dejando a los niños sin objetivos, ni metas. Los padres deben aprender a guiar al niño y no forzarlo. Así, los padres acompañarán, e impulsarán a sus hijos hacia las metas y objetivos dentro de su educación. Los padres dejarán de lado ser autoritarios para ser más comprensivos. Así, los padres:

- Escucharán a sus hijos activamente. Es decir, no escuchar solo lo que dicen sino también lo que quieren decir  Han de ser pacientes y dejar que los niños se tomen su tiempo para hacer las cosas.

- Deben confiar en sus hijos y en sus habilidades para lograr las metas.

- Deben ser coherentes a la hora de pedir esfuerzos. Habrá momentos en los que se pueda pedir más, y en otros menos.

- Los padres han de ser afectuosos y cariñosos, dejando de lado actitudes autoritarias.

- Animar a sus hijos cuando fracasen en vez de hacerles sentir culpables y hacerles ver en lo que tienen que cambiar para conseguir hacerlo bien.

- Centrar las metas y los objetivos en el proceso en vez de en el resultado

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