No caigas en el síndrome del plato vacío para que los niños coman

Obesidad, trastornos de la conducta alimentaria o comportamientos depresivos son consecuencia de emplear esta táctica

En este artículo
  1. El peligro de caer en el síndrome del plato limpio o vacío para que el niño coma
  2. Herramientas para evitar caer en el síndrome del plato vacío o limpio

El síndrome del plato vacío o limpio no es más que la obligación que se le exige a una persona para que termine la comida que se le ha servido, independientemente de su hambre, en pocas palabras, el niño en este caso debe dejarlo como antes de que en él se sirviese alimento. ¿Es una de las tácticas que usas con tus hijos para que coman? Si es así, sentimos decirte que no lo estás haciendo del todo bien y que deberías cambiar ya esa 'extraña forma' de motivarle con la comida

El peligro de caer en el síndrome del plato limpio o vacío para que el niño coma

el síndrome del plato vacío

¿Te suena conocida la famosa frase 'De ahí no te levantas hasta que no comas todo o hasta que ese plato quede vacío'? ¡Quién no se enfrentó a ello durante su infancia en los tiempos donde las abuelas eran las que se quedaban con nosotros cuando nuestras madres trabajaban. Ellas hacían lo que podían pero no significa que estuviera bien. Muchos padres y madres han heredado esa manía, pero ya es hora de cambiarla.

El apetito en la infancia es errático, es decir, dinámico, variable y siempre guarda relación no solo con su crecimiento sino con sus emociones. Anímate a transmitir esta información y evitemos caer en el síndrome del plato limpio que tantas repercusiones negativas tiene sobre la salud de nuestros pequeños y es responsable de las tasas tan elevadas de obesidad y trastornos de la conducta alimentaria, llegando incluso hasta la  depresión.

A lo largo de muchos años se ha venido transmitiendo el concepto de que la alimentación es un mecanismo que el niño autorregula y autodirige de acuerdo al hambre que tenga y la saciedad que haya alcanzado. Él mismo es quien dice 'hasta aquí como, hasta aquí quiero, ya me llené'. 

Es fundamental que como adultos logremos entender todos estos conceptos, de manera que se eviten aspectos como presionar a la hora de la comida, poner porciones estrictas en el plato, obligarlos a comer, chantajearlos o usar la comida como premio. Algunos padres (lo menos) tienen una estrategia más grave aún: usar la fuerza física para que coman.

Aplicando lo anterior, lo único que se logra conseguir es que los niños tengan rechazo por la comida y que en la edad adulta o en su adolescencia presenten trastornos de la conducta alimentaria: anorexia o bulimia, obesidad y malos hábitos alimenticios. El síndrome del plato limpio al final de todo lo que trae es que el niño en cualquier etapa de su vida posterior no sea capaz de autocontrolar  o autorregular su apetito.

Un ejemplo que suelo usar para explicar todo este mecanismo de hambre–saciedad es el siguiente. Supongamos que te invitan a salir a cenar, y esa noche no estás con tanta hambre como de costumbre. La persona que te acompaña ya ha hecho el pedido de la comida, te traen el plato y en ese momento percibes que es mucho (aunque es un plato con las cantidades 'normales' para cualquier adulto acorde a tu edad). Una vez que empiezas a comer, tragas unos pocos trozos y te llenas… ¡no quieres más! Y tu acompañante te 'obliga a comer, te abre la boca y te dice no nos vamos hasta que no acabes ese plato'. Mi pregunta es: ¿Te gustaría esa actitud? ¿Cómo te sentirías?

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Si como adulto respetamos que cuando ya estemos saciados, no comemos más de ese plato, ¿por qué en el niño no puede ser lo mismo? El ser humano tiene como mecanismo de supervivencia, una vez que sienta hambre, inmediatamente buscará alimento, porque simplemente es una necesidad básica.

Herramientas para evitar caer en el síndrome del plato vacío o limpio

motivar al niño a comer

A continuación te voy a dejar estas recomendaciones para evitar caer en aspectos negativos con tu hijo a la hora de comer y aparcar ya para siempre la mala manía de obligarle a que deje el plato limpio:

- Confía en el apetito de tu hijo. Simplemente verifica que su peso, talla y su salud vayan bien porque esos son indicadores de que sí está comiendo la cantidad que necesita.

- Recuerda que una vez que el niño llega al año de edad, la velocidad de crecimiento disminuye y con ello el apetito. A partir de los 12 meses, el niño necesita menos calorías porque está creciendo menos, es decir, entre más crecen más comen, y viceversa.

- Sírvele menos cantidad en el plato, ajustada a la demanda según su apetito.

- No le obligues a comer, no lo chantajees, no uses la comida como premio o castigo.

- Conviértete en su ejemplo. Si te sirves un plato y dejas parte de la comida, no pretendas que tu hijo no lo haga.

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- Anímalo y motívalo a comer. Presenta variedad de colores y presentaciones en el plato.

- No lo hagas llorar una vez que te manifieste que está lleno y no quiere más. Recuerda que los momentos en la mesa familiar deben ser alegres, ya que de lo contrario identificará el momento de la comida como un evento negativo y hará que su aversión a la misma sea mayor.

- No lo compares. Ni con otros niños ni con sus hermanos ni con nadie.

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