¿Por qué NO se debe obligar pero SÍ enseñar a compartir a los niños?

Muchos padres caen en el error de obligar en vez de enseñar a sus hijos a compartir con otros

Fabiola Hernández Pérez, Periodista y editora
En este artículo
  1. El error de obligar a compartir a tu hijo - El valor de compartir con respeto
  2. 6 motivos por los que NO debes obligar a tu hijo a compartir si no quiere
  3. Formas de inculcar en tus hijos el valor de compartir sin presiones
  4. Ejemplos de los padres que pueden inspirar a los niños a compartir

Aprender a compartir es una buena enseñanza para nuestros hijos, sin embargo, ha de hacerse con lógica, cuando el niño esté preparado y, sobre todo, en circunstancias que se presten a ello y sean justas para el niño. Y es que, en ocasiones los padres tendemos a obligar a compartir a los niños y esto, es un gran error, sobre todo, si cuando lo hacemos nuestro hijo se queda sin lo que le pertenece. Te contamos ¿por qué NO se debe obligar pero SÍ enseñar a compartir a los niños?

El error de obligar a compartir a tu hijo - El valor de compartir con respeto

El valor de enseñar a los niños a compartir

¿Por qué no hay que obligar a los niños a compartir y sí enseñar a compartir? Porque el acto de compartir es una de las lecciones más valiosas que los niños aprenden a lo largo de su desarrollo. Pero en muchas ocasiones los adultos caemos en el gran error de obligar a los pequeños a compartir sus pertenencias, creyendo que es la forma rápida de inculcar generosidad.

Sin embargo, lejos de lograrlo, esta práctica genera precisamente el efecto contrario: frustración, rechazo y, en algunos casos, resentimiento. Obligar a un niño a compartir puede parecer, en apariencia, un gesto educativo pero para la parte contraria. No obstante, este enfoque tiene consecuencias que afectan tanto al aprendizaje emocional como al desarrollo de la autonomía, ya que:

  • Genera rechazo y resistencia
    Cuando se le ordena al niño que comparta lo más probable es que lo haga con disgusto, sin entender el sentido de la acción. En lugar de aprender a ser generoso, aprenderá que debe ceder por presión y no por convicción.
  • Les resta autonomía y sentido de propiedad
    Los niños necesitan sentirse dueños de sus objetos para desarrollar su propia identidad, límites y seguridad. Forzarlos a compartir les transmite el mensaje de que sus decisiones y pertenencias no son respetadas.
  • Confunde el concepto de generosidad
    Compartir deja de ser un acto voluntario y empático, para convertirse en una obligación. La generosidad real surge del deseo de dar, no de la imposición.
  • Aumenta la frustración y la competitividad
    Un niño que continuamente es obligado a compartir puede sentir que sus necesidades son menos importantes que las de los demás. Esto puede desencadenar serios conflictos con sus compañeros o hermanos.

6 motivos por los que NO debes obligar a tu hijo a compartir si no quiere

Motivos para no obligar a tu hijo a compartir

Queremos recalcar que el error no está en enseñar a compartir, sino en hacerlo desde la imposición y la amenaza. Lo realmente educativo es guiar a tu hijo hacia la comprensión de por qué compartir es positivo para él y para los demás. Aquí, las razones por las que NO debes obligarlo a compartir:

  1. La generosidad no se enseña a la fuerza. Si tu hijo comparte por obligación, no aprende el valor de hacerlo voluntariamente.
  2. Respeta su sentido de propiedad. El que lo obligues puede hacerle sentir que sus pertenencias no son suyas en realidad.
  3. Evita el resentimiento. Forzar a algo que el pequeño no quiere genera emociones negativas hacia quien recibe y a los adultos que presionan.
  4. Le restas autonomía. Deja que sea él quien decida cuándo compartir, ya que esto fortalece su seguridad y confianza en sí mismo.
  5. La empatía surge con el ejemplo. Jamás será con la imposición: los niños aprenden a compartir al ver a los padres hacerlo.
  6. Previene la confusión sobre la generosidad. De lo contrario, el pequeño creerá que compartir es siempre un castigo o una obligación.

Formas de inculcar en tus hijos el valor de compartir sin presiones

Niños que aprenden a compartir sin presión

La clave para enseñar a los niños a compartir está en acompañar y modelar, jamás en presionar para que lo hagan, además de dar ejemplo en la vida diaria, ya que los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice. Si ustedes como padres comparten alimentos, tiempo, afecto y objetos de forma natural, sus hijos entenderán que compartir es algo normal y valioso.

También deben respetar sus tiempos, es decir, es bastante normal que tu hijo no quiera prestar su juguete favorito en ese preciso momento. No se trata de permitir que nunca comparta, tampoco es irse a los extremos, sino que es respetar sus emociones y explicarle que puede hacerlo más tarde o quizá ofrecer otro objeto. Eso sí: jamás le quites lo que es suyo por complacer al otro niño.

Quizá puedes ofrecer alternativas, por ejemplo, si tu hijo no quiere prestar un juguete en particular, propón otra opción: '¿Quieres prestarle este otro muñeco mientras tú usas tu coche?', así aprende que puede negociar y encontrar soluciones. Además, echen mano de la dinámica de turnos, con un cronómetro o lo que dure una canción. Esto transforma la experiencia en algo divertido.

Por último, pero no menos importante es que te auxilies de cuentos cortos y ejemplos visuales. Los relatos infantiles sobre amistad y generosidad siempre serán excelentes aliados para mostrar situaciones específicas donde compartir trae alegría. Aprovecha para fomentar la empatía preguntándole cómo se sentiría él en el caso opuesto, de esta manera se pondrá en los zapatos del otro.

Ejemplos de los padres que pueden inspirar a los niños a compartir

Ejemplos de los padres para compartir

Los padres son modelos siempre y algunas acciones que inspiran y enseñan más que mil palabras con compartir tiempo de calidad, dedicar momentos para jugar, leer o cocinar juntos. Así, el niño sabe que compartir no es solo dar objetos, sino brindar atención y compañía. Lo mismo aplica al repartir tareas en casa porque se inculca que la responsabilidad fortalece la convivencia.

La gratitud juega un papel relevante, porque al agradecer de forma explícita cuando alguien comparte algo enseña la importancia de reconocer al otro. Lo anterior se practica involucrando al niño en actos solidarios como donar su ropa o los juguetes que ya no utiliza. Puedes explicarle que esos objetos ayudarán a otros niños en su desarrollo, lo que interioriza el sentido de compartir.

Finalmente, evita hacer comparaciones, al decir frases como 'mira cómo tu hermano sí comparte', más bien céntrate en lo positivo que sí hizo: 'Me gustó que hoy decidieras prestar tu pelota'. Y si a pesar de esto tu hijo dice que NO quiere compartir algo, no regañes y escucha su motivo. Tal vez ese objeto es demasiado especial para él y no quiere que se estropeé por accidente.

Niños que NO quieren compartir

¿A qué edad los niños saben la importancia de compartir?

La capacidad de compartir no ocurre de un día para otro, sino que está ligado a la maduración cognitiva y emocional de cada edad:

  • De 1 a 3 años. Predominan el egocentrismo y el apego a sus pertenencias. Es natural que los niños digan 'mío' y no quieran prestar. No comprenden la noción de propiedad compartida.
  • De 3 a 5 años. Comienzan a interactuar con otros niños y pueden compartir de manera puntual, aunque lo hacen por imitación o para evitar conflictos. Empiezan a sentir empatía.
  • De 5 a 7 años. Aumenta la capacidad de seguir turnos, reglas y acuerdos. El compartir es un acto más consciente, aunque todavía genera tensiones.
  • A partir de los 7-8 años. Los niños comprenden la importancia de compartir en términos de justicia y amistad. Valoran la reciprocidad y son capaces de explicar por qué lo hacen. 

Cuentos, poemas y leyendas para inculcar en tu hijo el valor de compartir

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