Qué significa validar las emociones de los niños y cómo hacerlo paso a paso

Consejos de educación emocional para padres con hijos de todas las edades

Eva Hernández, Psicopedagoga y maestra
En este artículo
  1. Entonces, ¿qué significa validar las emociones de los niños?
  2. Por qué la validación emocional infantil es tan importante
  3. Educación emocional para tus hijos, paso a paso

En esta ocasión vamos a hablar de un tema que seguro que has oído mucho últimamente: validar las emociones de los niños y niñas. De entrada suena muy bien, ¿verdad? Pero ¿qué es en realidad? Y sobre todo ¿cómo podemos ponerlo en práctica como padres? A continuación nos centramos en mejorar la educación emocional que ofrecemos a nuestros hijos e hijas y aprovechamos para trabajar nuestra inteligencia emocional.

Entonces, ¿qué significa validar las emociones de los niños?

Por qué validar las emociones de los niños

En primer lugar, vamos a definir qué es validar las emociones de una persona. Validar una emoción es legitimarla, no tratando de reprimirla o ignorarla, sino dándole el peso y el valor que merece por sí misma, por el propio hecho de estar sintiéndola. Cuando validamos una emoción transmitimos a la persona que la siente que lo que le está pasando es simplemente aceptado y aceptable, independientemente de que estemos de acuerdo o no con su sentimiento o con su punto de vista. Por tanto, la validación de emociones tiene estrecha relación con la empatía.

En este sentido es muy importante que tengamos en cuenta y transmitamos a los niños en el día a día que no existen las emociones 'buenas' y las 'emociones' malas. Todas las emociones son igualmente lícitas y válidas y sentiremos unas u otras dependiendo de las circunstancias que nos envuelvan.

Es natural experimentar distintas emociones según lo que nos suceda, unas serán más positivas y otras más negativas, pero todas son necesarias y nos ayudan a aprender, a madurar, a crecer y a avanzar en la vida. Las emociones nos aportan información muy valiosa sobre lo que está ocurriendo, sobre cómo lo afrontamos y sobre cómo afecta a los demás.

Por qué la validación emocional infantil es tan importante

Consejos de educación emocional para los padres

Debemos darles a las emociones, tanto a las propias como a las de los demás, el lugar y el espacio que les corresponde. No hacerlo puede tener consecuencias devastadoras, pues no hay nada peor que ignorar o reprimir una emoción. A la larga esto puede acarrear serios problemas relacionales, emocionales e incluso físicos.

Pensemos, por ejemplo, en un niño pequeño que llora porque no consigue aquello que desea, ya sea jugar más tiempo, no irse a la cama, seguir viendo sus dibujos favoritos, no bañarse, etc. Si ignoramos su llanto, restamos importancia a lo que está experimentando o incluso le reñimos o gritamos por llorar, le estaremos transmitiendo que sus emociones no tienen suficiente valor para ser consideradas, que no tiene derecho a sentirlas o expresarlas o, peor aún, que no nos importan.

Si normalizamos y sistematizamos este tipo de actuaciones por nuestra parte, el niño o niña puede acabar interiorizando que sus emociones no son importantes. Este hecho, además de minar gravemente su autoestima, provocará que trate de reprimir las emociones que experimenta y las viva con muchísima confusión y gran malestar, ya que tratar de negarlas no causará que deje de sentirlas.

Esto a su vez contribuye al desarrollo de adultos con dificultades para comprender y gestionar sus propios sentimientos y los de los demás. Es decir, adultos con problemas sociales y emocionales de mayor o menor envergadura.

Educación emocional para tus hijos, paso a paso

Pasos para validar las emociones de los niños

En primer lugar, debemos tener control sobre nuestras propias emociones. Si como adultos no controlamos nuestras emociones, difícilmente vamos a poder enseñar a nuestros hijos e hijas a hacerlo. Recordad que somos su modelo de conducta.

Debemos practicar el autocontrol, potenciar nuestra inteligencia emocional y nuestra empatía. Una vez tenido esto en cuenta, te presento unas sencillas pautas que te pueden servir para lograr la validación de las emociones de los niños:

1. Dirígete al niño o niña desde una posición de igualdad, no de superioridad
Para lograr esto quizá sea necesario que te agaches si es un niño pequeño. Mira al niño o niña a los ojos e incluso tócale cariñosamente.

2. Ayuda a tu hijo o hija a describir qué es eso que está sintiendo
En el caso de niños y niñas muy pequeños, a los que les cuesta entender qué es lo que están experimentando o que aún no tienen soltura en el habla, sé tú quien describa y explique qué es lo que el pequeño está sintiendo y ponle nombre a ese sentimiento.

En el caso de niños y niñas más grandes, déjale que se explique, practica la escucha activa, solo interviniendo si el menor te lo pide o si percibes que necesita ayuda para comprender o designar lo que le sucede.

Inteligencia emocional de padres y niños

3. No juzgues a los niños
Nunca le digas al niño o la niña que una emoción que esté experimentando está mal. De hecho, hazle entender al pequeño que empatizas con él o ella, que comprendes lo que está sintiendo porque tú mismo has pasado por eso anteriormente y sabes cómo se pasa.

Hazle entender a tu hijo o hija que tiene derecho y es completamente normal sentir lo que está sintiendo en sus circunstancias.

4. Enséñale estrategias y ofrécele herramientas para gestionar sus emociones
Estas le ayudarán a canalizarlas o transformarlas en otras más adaptativas o más llevaderas. Sé consciente de que habrá emociones que, por su origen, llevará más tiempo mitigarlas. No te precipites en hacerlas desaparecer. Las emociones negativas llevan su tiempo y su proceso y solo deberían preocuparnos cuando se estancan más tiempo del prudencial o se quedan enquistadas.

Por último, ten en cuenta que en muchas ocasiones la teoría difiere de la práctica. La mayoría de los padres quieren lo mejor para sus hijos e hijas, pero el ritmo frenético del nuestro día a día, las prisas, el cansancio, el estrés... A veces ocasionan que no tengamos el tiempo o la paciencia para poner en práctica loa consejos anteriores. Si en una ocasión no lo haces, simplemente toma conciencia de lo ocurrido y procura hacerlo mejor la próxima vez, aprendiendo de tus errores, pero sin torturarte. Piensa que tampoco es sano regodearse en un sentimiento negativo.

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