Tics en niños - Cuándo son normales y cuándo consultar al pediatra
Los tics de los niños, así como de los adultos, pueden ser una forma de liberar tensiones
- Cuáles son los tics nerviosos más comunes durante la infancia
- Qué son los tics nerviosos y qué no se debe hacer al niño que lo tiene
- Duración de los tics nerviosos en niños - ¿Cuándo buscar ayuda médica?
- Consejos prácticos para ayudar a un niño que padece de un tic nervioso
Si tu hijo ha desarrollado un tic nervioso, no te desesperes. En principio, un tic nervioso puede desaparecer con el tiempo sin mayor importancia, y no responde a ninguna enfermedad ni problema. Un tic nervioso es la repentina, imperiosa e involuntaria ejecución, a intervalos irregulares, pero relacionados, de movimientos sencillos, aislados o unidos, que, objetivamente, parecerían tender a un objetivo concreto. Aquí, qué hacer con los tics en niños, cuándo son normales y cuándo consultar al pediatra.
Cuáles son los tics nerviosos más comunes durante la infancia
Los tics nerviosos suelen presentarse en distintas etapas de la infancia:
Entre los 2 y 4 años
Son comunes los parpadeos excesivos, muecas faciales o carraspeos
Entre los 5 y 8 años
Pueden aparecer chasquidos de lengua, movimientos de cabeza o repetición de palabras
En niños mayores de 8 años
Los tics pueden volverse más complejos, como repetir frases completas o movimientos bruscos.
Estos tics suelen estar relacionados con periodos de mayor tensión, ansiedad, cansancio o cambios importantes en la rutina. Su ejecución va precedida, con frecuencia, de una necesidad que, si se reprime, produce malestar. La voluntad y la distracción pueden suspenderlos y también desaparecen durante el sueño. Los tics son una forma que el niño encuentra para liberar tensiones.
Como ya lo mencionábamos, los constantes parpadeos, guiños, muecas, carrasperas, chasquidos de lengua, crujir de nudillos o levantar de cejas son tics nerviosos, los cuales preocupan a muchos padres porque piensan que sus hijos lo hacen a propósito o porque quieren. Y no es así. Un tic nervioso no es una mala costumbre, sino un acto involuntario y compulsivo incontrolable.
Qué son los tics nerviosos y qué no se debe hacer al niño que lo tiene
Los tics nerviosos son movimientos o sonidos repetitivos, incontrolables e involuntarios que los niños presentan sin darse cuenta. No son una manía ni una mala costumbre, sino una forma del cuerpo de liberar tensiones o ansiedad. Suelen aparecer en periodos de estrés, cambios de rutina o fatiga.
Los tics nerviosos pueden aparecer inesperadamente como desaparecer por sorpresa. Los padres deben preocuparse cuando ven que su hijo sufre con su tic nervioso. Si este hábito le está molestando o perjudicando es necesario consultar con su pediatra.
Qué puede estar provocando o agravando el tic nervioso de tu hijo
Por lo general, los tics nerviosos pueden ser provocados por estrés, ansiedad o cambios importantes que los niños estén experimentando y para los cuáles no se sienten preparados. La sensación previa de necesidad o incomodidad hace con que el tic nervioso se acentúe y se agrave. Los tics no aparecen durante el sueño y pueden mejorar con distracción.
En cambio, en los demás casos, cuando el niño no se siente molesto, es importante no hablar a todas horas del tema y tener paciencia. Lo que NO deben hacer los padres o profesores, para ayudar al niño:
- Hablar todo el tiempo sobre el tic que presenta el niño
- Mostrarse muy preocupado, pendiente del tic nervioso
- No tener comprensión ni paciencia con el niño y regañarle todo el tiempo
- Hacer con que el tic nervioso altere la rutina de los niños
Duración de los tics nerviosos en niños - ¿Cuándo buscar ayuda médica?
La duración de un tic es muy variable, porque puede durar de un mes hasta más de un año. El más común es un parpadeo o un movimiento facial en concreto, aunque también pueden verse afectada toda la cabeza, el torso o las extremidades. Hay tics que se manifiestan de forma leve, pero otros sí exagerado que influye directamente en la calidad de vida del pequeño que lo padece.
Cuando los tics son persistentes, frecuentes o, como decíamos, interfieren en la vida diaria del niño (más específicamente en el colegio, al relacionarse con otros o en su autoestima), pueden generar vergüenza, inseguridad o incluso ansiedad. En estos casos es fundamental buscar la atención médica del pediatra para evitar que el niño se sienta señalado o desvalorizado.
Se recomienda acudir con el especialista cuando los tics han durado cerca o más de un año, se vuelven intensos, interfieren con la alimentación, el habla, el aprendizaje o las relaciones entre familiares y amigos. También si van acompañados de otros síntomas como movimientos demasiado bruscos, vocalizaciones incontroladas, dolor físico o problemas emocionales graves.
En estos casos, el pediatra puede derivar al neurólogo o psicólogo infantil para que determine el grado de tics que padece un niño. Los tratamientos generalmente suelen incluir terapia conductual, técnicas de relajación, y en casos severos, medicación supervisada, siempre a criterio del profesional de la salud basándose en los estudios pertinente para llegar a su diagnóstico.
Consejos prácticos para ayudar a un niño que padece de un tic nervioso
Para entender lo que pasa en la cabeza de un niño que tiene un tic nervioso es necesario saber qué es lo que puede estar provocándolo, ya que puede ser por un problema de falta de control emocional, es decir, una tensión en exceso, un estrés acumulado o una ansiedad generalizada. Para que los padres puedan ayudar a sus hijos a poder liberarse de este trastorno, es necesario que:
- Averigüen qué situaciones los desencadenan, ya que si el niño descubre las sensaciones previas a los tics pueden contribuir a evitarlos.
- Consideren otra técnica psicológica que consista en realizar en el momento en el que se va a desencadenar el tic, una actividad incompatible. Por ejemplo, pueden meterse las manos en los bolsillos antes de crujir los nudillos, esto puede evitar realizar el tic.
- Acudir a un especialista para que le pueda aplicar las terapias adecuadas, en el caso de que los tics se agraven o que interfieran en las actividades diarias.
En casa, los padres también pueden ayudar creando un ambiente tranquilo para el pequeño, evitando regañar o burlarse del niño por sus tics, reforzando su autoestima y fomentando algunas actividades relajantes como leer, dibujar, escuchar música o practicar la respiración profunda. La paciencia, el cariño y la comprensión son las claves para que los tics disminuyan con el tiempo.
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