Chuparse el dedo, ¿deforma los dientes de los niños? - Consecuencias

Problemas bucodentales que puede generar la succión del dedo pulgar por parte de los niños - Cómo evitarlo

Marcela Antonacci, Periodista
En este artículo
  1. Chuparse el dedo - Consecuencias para la salud bucodental infantil
  2. Cómo evitar que el niño se chupe el dedo y deforme sus dientes

Algunos niños tienen la costumbre de chuparse el dedo, ya sea porque hace poco que dejaron el biberón, porque los chupones no son de su agrado o porque padecen de ansiedad y no saben cómo canalizar sus emociones y sentimientos. Un gran miedo que muchas madres y padres tienen es que el hábito de succión del pulgar, con el tiempo, deforme los dientes al niño y le traiga más de una complicación en su salud bucodental. Para sacarnos todas las dudas al respecto, consultamos con la odontóloga Inés González. ¿Chuparse el dedo deforma los dientes de los niños? ¡Sigue leyendo!

Chuparse el dedo - Consecuencias para la salud bucodental infantil

Consecuencias de que los niños se chupen el dedo

Chuparse el dedo puede ser un hábito muy difícil de dejar para los niños. Cuando esto se transforma en algo constante, muchos padres se preocupan acerca de la salud bucodental de sus hijos.

De acuerdo a la doctora González, el hábito de introducir el dedo pulgar en la boca con la huella digital hacia arriba y apoyarlo en la zona superior del paladar provoca que el mismo crezca en forma de triángulo. Esto produce sobrecrecimiento del maxilar difiriendo la colocación de lo que serán los dientes permanentes, es decir, los que crecen después de los dientes de leche. Cabe destacar que los incisivos superiores tienden a crecer hacia adelante debido a que acompañan el movimiento que el niño hace con el dedo.

Esto, con el paso del tiempo, provocará que el paladar se comprima y se modifique el hueso por lo que los dientes tendrán una ubicación diferente a la que estamos acostumbrados a ver.

Chuparse el dedo constantemente le traerá al niño malformaciones en el hueso del maxilar al mismo tiempo que también le va a traer todo tipo de problemas dentales en los que, probablemente, sea necesario que se emplee ortodoncia, ortopedia e inclusive, quizá, requiera de algún tipo de cirugía maxilofacial.

Por lo general, cuando el pequeño tiene este hábito, se producen mordidas abiertas y lo que se denomina como clase 2 maxilares que ocurre cuando el maxilar superior es más grande que el inferior o que la mandíbula. Esto provoca una mayor cantidad de caries, pues los dientes están más expuestos al medioambiente y la boca se seca mucho más rápido.

Cómo evitar que el niño se chupe el dedo y deforme sus dientes

Cómo evitar que el niño se chupe el dedo y deforme sus dientes

Como primera medida, es importante detectar el hábito y acudir con un especialista que nos indique los pasos a seguir para ayudar a que el pequeño deje de chuparse el dedo constantemente. De esta manera, se podrá corregir a tiempo cualquier malformación que pueda surgir en un futuro.

Pero, además de llevarlo al odontólogo, hay cosas que también podemos hacer desde casa para conseguir que el pequeño deje de hacerlo.

Lo primero a lo que debemos prestar atención es al desencadenante de este hábito. Es decir que, si el pequeño se chupa el dedo debido a un problema de estrés emocional o porque se siente abrumado por ciertas situaciones, es importante que trates de reconocer este problema y consolarlo de alguna otra forma. Puede ser dándole un juguete de peluche, una almohada o simplemente abrazándolo cuando notas que se siente frustrado o estresado. De esta manera, le harás saber que hay otras maneras de atravesar la frustración o la ansiedad sin que esto involucre el acto de chuparse el dedo.

Otra cosa que puedes hacer es elogiarlo cada vez que pase mucho tiempo sin chuparse el dedo. Una cosa que puedes poner en práctica es, por ejemplo, pegar una calcomanía en el almanaque por cada día que pase sin hacerlo. Recuerda que deshacerse de este hábito puede llevar mucho tiempo por lo que es conveniente que las metas, al principio, no sean muy largas sino que, por ejemplo, el primer día evite hacerlo una hora antes de dormir. Con el transcurso del tiempo, podrás alargar el periodo hasta llegar a un día completo.

En el caso de que tenga este hábito y que lo haga sin pensar, recuérdale sutilmente que deje de hacerlo. Nunca lo regañes ni le pongas un castigo, pues esto será contraproducente y el hábito empeorará con el tiempo.

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