Cuando sí hay que obligar a los niños a comer

No hay que forzar al niño que no quiere comer, salvo en alguna situación excepcional que te contamos

Borja Quicios, Psicólogo educativo
En este artículo
  1. 3 situaciones por las que los niños no quieren comer
  2. Razones por las que los niños se niegan a comer
  3. Qué entendemos por obligar a los niños a comer
  4. 5 claves para que tu hijo coma mejor

En muchas casas la hora de la comida con los niños puede convertirse en una guerra. Esto suele ocurrir cuando el comportamiento habitual de tu hijo es negarse cuando le ofrecen comida. En muchos casos, el  sentarse en la mesa se convierte en un momento temido tanto por los pequeños como por los padres, que intuyen que no van a poder tener una velada tranquila charlando sobre cómo ha ido el día. Pero, ¿hay que obligar a los niños a comer?

3 situaciones por las que los niños no quieren comer

por qué mi hijo no quiere comer

La respuesta a esta pregunta suele ser rotundamente negativa, ya que podemos hacerle relacionar al niño el acto de comer con un momento desagradable, con las connotaciones negativas para sus relaciones sociales que esto podría suponer.

Además, si insistimos al niño para que termine todo lo que le hemos puesto en el plato, podemos estar forzándole a comer más cantidad de la que realmente necesita y que, además, lo haga sin ganas. Sin embargo, sí que hay alguna situación excepcional en la que sí que debemos obligar a comer al niño que no quiere. 

Razones por las que los niños se niegan a comer

La falta de apetito o negación por la comida puede darse por diversas razones que hay que tener en cuenta:

1. Porque el niño está pasando por alguna enfermedad. Cuando esta dolencia desaparece, también lo hace la inapetencia y tiene más ganas de comer. 

2. Porque come a deshoras todo tipo de cosas como golosinas, patatas, chocolate, etc.

3. Sin embargo, también puede darse por inapetencia verdadera. En este caso el niño presenta un peso por debajo de lo normal para su edad y se debe de tratar el caso para que el pequeño pueda adquirir unos hábitos de alimentación adecuados.

Será en este último caso donde sí 'obligaremos' al niño a que coma. Entrecomillamos el verbo 'obligar' porque no nos referimos a esta palabra tomando en cuenta su acepción real, sino como una palabra que implica que los adultos del entorno del niño deben hacer todo lo que esté en su mano para que adquiera hábitos sanos de alimentación.

Qué entendemos por obligar a los niños a comer

Te contamos cuando sí hay que obligar a los niños a comer

Quiero dejar muy claro el sentido que quiero dar a la palabra 'obligar' para no crear confusión en este artículo. Para ello, lo primero de todo es que nos fijemos en el significado ortodoxo de la palabra en cuestión. Para la Real Academia Española de la Lengua, la palabra obligar es un verbo que se refiere a:

- Hacer con autoridad, que una persona cumpla determinada cosa, sin dejarle posibilidad de elegir.

- Ganar la voluntad de una persona mediante obsequios o favores.

Esta definición nos proporciona un tipo de herramientas que más que facilitar nuestra labor de ayudar al niño a que adquiera los hábitos alimenticios adecuados, nos la puede complicar e incluso tener efectos negativos en el niño. Dichas herramientas son:

- Los castigos
Muchos adultos usa frases como: 'si no te comes esto, te quedas sin postre'. Utilizar este tipo de castigos es una estrategia que solo lleva a peleas, no tiene efecto positivo e incluso puede llevar a crear un rechazo hacia la comida.

- Los premios
Son una manera de chantaje. Muchos padres premian de manera habitual con un 'postre rico' (dulces en general) si se comen todo lo que hay en el plato. Es un error ya que los premios deben ser algo muy puntual. Si el niño se acostumbra por lo general a recibir siempre una recompensa nunca será consciente de que comer y hacerlo de manera saludable es por su propio bien.

En definitiva, desde el punto de vista pedagógico, la comida no puede utilizarse nunca como un castigo o como una recompensa. Los hábitos alimenticios son parte de las necesidades básicas en el desarrollo del niño y han de quedarse fuera de la negociación o las consecuencias de sus acciones.

Por eso, le damos otro sentido a la palabra obligar.

5 claves para que tu hijo coma mejor

El momento de la comida en familia

Ya hemos dejado claro nuestro rechazo al sentido ortodoxo de la palabra obligar en el contexto de la alimentación de los niños.

Para mí, la palabra 'obligar' a la hora de ayudar a los niños para aprender hábitos alimenticios debe de transmitirnos otro tipo de herramientas intrínsecas que nos den la capacidad de acompañar al niño de una manera beneficiosa. Estas son algunas de ellas a las que más atención debemos prestarle.

1. La paciencia y la serenidad
Hay que dejar que sea el propio niño el que coma solo con su propio tenedor y acompañar, pero sin insistir, distraer, premiar o castigar para que coma más. A la larga, el niño empezará a comer las cantidades que necesite (para ello, hay que adapta las cantidades reales que debe comer) y gracias a la paciencia de los adultos notará el cariño y no el rechazo. De esta forma, se favorece la relación sana de tu hijo con la comida y con el acto de comer.

2. Dar ejemplo
El ejemplo de los padres es el primer paso para lograr que los niños aprendan a comer bien y tengan hábitos alimenticios adecuados. Por lo tanto, debemos ser conscientes de que si queremos que nuestros hijos coman bien, debemos ser los primeros que tengan unos hábitos apropiados en los que el niño se pueda fijar.

3. Reforzar
Cuando el niño haya comido bastante se puede aplaudir y felicitar. Es decir, el refuerzo siempre antes que el castigo. De esta manera, el pequeño entenderá que ha hecho bien.

4. Insistir
Presentar el mismo tipo de comida cocinada de diferentes formas es una manera de que pruebe cosas que 'no le gustan' sin tener que obligar. Para ello, puedes echar un vistazo a alguna de nuestras numerosas y deliciosas recetas pensadas para que los niños coman de todo en su justa medida.

5. Comprender
Ponerse en lugar de los niños y ver que si se les grita y nos enfadamos porque no comen es perjudicial.

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