La sexualidad y los niños. El desarrollo de la sexualidad

La educación sexual y el desarrollo de la sexualidad en la infancia

En este artículo
  1. Cómo adaptar la educación sexual a la edad de los niños

Educar en sexualidad es función de los padres y la recomendación es hacerlo con naturalidad desde que los niños son pequeños, atendiendo a su madurez emocional e intelectual, evitando adelantar contenidos que pueden entenderse con facilidad más adelante. Para desarrollar más a fondo este tema, la psicóloga Mónica Poblador responde en esta entrevista a las preguntas que con más frecuencia nos hacemos los padres para educar a nuestros hijos en sexualidad.

Cómo adaptar la educación sexual a la edad de los niños

La sexualidad en la educación de los niños

¿Cuándo debemos comenzar la educación sexual de nuestros hijos?
Desde el principio, desde que nacen nuestros hijas o hijas. Se educa con los abrazos, con las caricias, con las muestras de afecto, con el contacto piel con piel... y esto se empieza a educar en la cuna. Mucho antes de las preguntas o los 'tocamientos'. El contacto corporal y la comunicación con las figuras de apego del bebé, pueden ser decisivos para establecer una sexualidad sana.

Porque en los brazos el bebé aprende los sentimientos de seguridad y protección. Los bebés también tienen capacidad de sentir placer, de encontrarse a gusto y a disgusto, aunque todavía estén muy lejos de incorporar significados eróticos a estas sensaciones. En definitiva, desde la cuna ya se aprende a reconocer y expresar emociones. 

¿Cuáles son las edades infantiles del descubrimiento de la sexualidad y qué necesitan los niños en cada una de ellas? 
Las primeras manifestaciones de vida sexual en la infancia se producen desde bebé. Poco a poco, el bebé va desarrollando nuevas capacidades lingüísticas y motoras, con las que progresivamente irá participando e incorporándose a su entorno. Hablamos de la etapa que va entre los 18-24 meses hasta los 6 años.

Es a partir de este momento cuando, cuando cobrará importancia cómo se resuelva la curiosidad o sus preguntas, la actitud que se tenga ante sus tocamientos o los modelos de pareja, hombres y mujeres, que les ofrecemos para que se identifiquen. 

¿Cuándo aparece la curiosidad por los genitales?
Es lógico que, en estas primeras edades, aparezca la curiosidad por los genitales y por las diferencias entre niños y las niñas o con las personas adultas. A partir de los 6 años hasta los 12 años si preguntamos a los padres y madres sobre la curiosidad y la actividad sexual de sus hijos e hijas, muchos dirán que es poca.

Sin embargo, ocurre todo lo contrario, es probable que algunos juegos continúen, y que tanto la curiosidad, como la importancia que tiene lo que se ve y se oye, haya aumentado. Lo que no se ve no significa que no existe. Será esta una etapa muy adecuada para trabajar desde lo importante, sin prisas y sin urgencias.  

¿Cómo debemos nombrar los genitales?
Dentro de la educación sexual está el contribuir a que los genitales sean una parte aceptada de un cuerpo aceptado. Para ello, es preciso que tengan su nombre, que estos no sean despectivos y que ayuden a distinguir cada una de las partes.

Es decir, que no vale utilizar un mismo nombre para dos cosas. Por ejemplo, 'culete' para referirse al culo y, a la vez, para la vulva. O 'culete de adelante' y 'culete de atrás' que sigue generando confusión. Dos cosas, dos nombres. 

¿Se puede preparar el camino para abordar ciertos temas en la adolescencia?
La preadolescencia es momento de preparar los cambios futuros, antes de que lleguen, para no llegar tarde. El mensaje que les debemos dar es: sabemos que nadie se queda sin madurar, cada uno tiene su ritmo, y al final, sea cual sea el resultado, éste será el de un cuerpo preparado para el placer, el afecto, y para las relaciones personales y eróticas. 

Mónica Poblador, psicóloga

¿Qué debemos hacer cuando descubrimos a nuestro hijo explorando su cuerpo?
Estos tocamientos o masturbación infantil, al principio, tienen como objeto la autoexploración pero, enseguida, tendrán también como objeto el placer. Es indudable que, los niños o niñas de estas edades que se tocan, lo hacen porque encuentran sensaciones agradables. No se trata de situarse a favor o en contra, ni de juzgar si es bueno o malo, sino de valorar si la conducta se presenta de forma adecuada o inadecuada.

No es igual, ni debemos actuar igual, si la masturbación se realiza, en un restaurante, en un parque público o en el recreo o si lo hace a solas en su cuarto. En los primeros casos se le podrá decir 'esto aquí o ahora no se hace, cuando estés tu solo'. De este modo se dan criterios, no se juzga, y se señalan alternativas. 

¿Qué pasa cuando lo hacen con otros niños y niñas?
Es habitual que niños y niñas, en algún momento, jueguen a tocarse o a desnudarse y lo suelen hacer por varias razones: por 'curiosidad', tanto por el cuerpo propio como por el del otro, ya sea ese otro del mismo o de distinto sexo o por 'imitación' de lo que ellos consideran que puede suceder en el mundo adulto y por lo agradable que pueda resultar el juego en sí mismo.

Si con la masturbación se debía aprender a distinguir entre el ámbito público y el privado, ahora con más razón. Pero además, ahora, también deberemos estar atentos a que nadie esté jugando a algo a lo que no quiera jugar o con lo que no se lo pase bien. Si es un juego, tiene que ser querido y divertido para los dos o si no dejaría de ser un juego.

Estos juegos no tienen trascendencia y casi siempre tienen fecha de caducidad, en cuanto dejen de resultar novedosos. También podemos aprovechar estas situaciones de charla posterior para hablar de sexualidad: de diferencias entre los niños y las niñas, de amistad, etc. 

¿Qué es lo que no debemos hacer? 
- Hacerles sentir que están haciendo algo malo. Regañar, castigar, insultar.

- Prohibir la amistad con ese niño o niña por jugar 'a esos juegos'

- Montar un escándalo que involucre a los demás, por ejemplo a familiares u otros padres o niños y niñas.

- Recordar continuamente el hecho y comentarlo con otras personas.

Cada padre y madre podrá razonar por qué son contraproducentes todas estas reacciones de los adultos. No vayamos a generar un problema donde no lo hay, o a transmitir un concepto de la sexualidad basado en el miedo, en lo prohibido, en lo tabú, concepto que cuando queramos cambiar en otras edades, como la adolescencia o la juventud, ya lleguemos bastante tarde. 

Marisol Nuevo. Redactora

Fuente consultada: el texto está tomado de "Construyendo Sexualidades" (CEAPA, 2008) y otras publicaciones de Carlos de la Cruz. Director Máster Oficial en Sexología UCJC.

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