Señales inequívocas de que tu hijo necesita ver a un médico

10 signos que indican que debes llevar al niño al pediatra

En este artículo
  1. 10 signos que indican que tu hijo necesita ver a un médico

Hay padres que corren despavoridos al médico a la más mínima señal y otros tan tranquilos que no se dan cuenta que su hijo está perdiendo pelo o le salen más lunares de lo habitual.

Lo ideal, como en todo, es estar en un punto medio y para ello, disponer de información es indispensable. En Guiainfantil.com te ayudamos con estos 10 inequívocos síntomas de que tu hijo necesita ver a un médico.

10 signos que indican que tu hijo necesita ver a un médico

 motivos para llevar al niño al médico

Los padres vivimos las enfermedades de nuestros hijos con angustia, sobre todo cuando somos primerizos y la fiebre alta por sí sola ya es motivo suficiente para que andemos en un sinvivir.

Sin embargo, la fiebre y otra serie de enfermedades frecuentes en niños no han de suponer gran alarma, incluso muchas ni siquieras serían motivo de consulta al médico. Sin embargo, sí hay síntomas que requieren que el niño vea al médico de forma inmediata y son estos: 

1. Crecimiento de lunares: si a tu hijo le sale un lunar asimétrico, con bordes irregulares, con distinta tonalidad, mayor de 6 mm o si uno existente ha comenzado a crecer, no debemos dudar en ningún momento en llevar al niño al médico. 

2. Cambios repentinos y bruscos de comportamiento: si el niño come bien pero de repente pierde el apetito, comienza a tener problemas para dormir, pierde capacidad de movimiento, confusión, ideas delirantes, depresión, excesiva apatía o alucinaciones son un motivo importante para consultar con el pediatra. 

3. Caída del cabello: se conoce como alopecia cuando es generalizado y placa alopécica cuando sólo se produce en una región concreta del cabello. Se trata de la pérdida del pelo temporal o definitiva. Puede deberse a distintas causas: psíquica, hongos (tiña), cicatriz en la cabeza, maniático (el niño se tira del pelo), falta de vitaminas, etc. La razón suele tenerla el propio cuerpo por lo que es necesario que llevemos al niño al pediatra para que pueda valorarle y tratarle. 

4. Disminución de la audición: si te das cuenta que tu hijo no responde cuando le hablas, ni siquiera cuando le llamas por su nombre, si no se gira cuando hay un golpe fuerte a su lado, ni tan siquiera reacciona, podemos sospechar que tenga un problema de hipoacusia. Su médico especialista será quien finalmente nos saque de dudas. 

5. Aumento del tamaño de la cabeza: los bebés nacen con el cráneo sin terminar de cerrar. Podemos observar en su cabeza las fontanelas, que son las separaciones que existen entre los huecos del cráneo. Son blandas y móviles, puedes ver como suben y bajan al compás de los latidos del corazón. Suelen cerrarse entre los 12 y los 18 meses. Pero, si están abultadas puede indicar aumento de presión intracraneal y, si están hundidas, deshidratación. Si  además después de los 2 años no se han cerrado puede ser síntoma de falta de vitamina D. Todos estos casos son motivo de consulta al pediatra.

6. Sed constante: si tu hijo bebe agua de forma constante y su sed no parece tener fin puede esconder un trastorno mayor detrás. Una de las causas de la sed intensa es la diabetes por lo que si tu hijo está en este caso, debes consultar al pediatra para que pueda valorarle. 

7. Ronquidos: si tu hijo emite sonidos fuertes mientras duerme y parece incluso tener problemas respiratorios deberías consultar porque podría tratarse de vegetaciones, obesidad, obstrucción de las vías, infección... 

8. Fatiga excesiva: si el niño se encuentra siempre cansado, ves que tiene poca energía y que se fatiga con poco que hacer, podría tratarse de anemia o falta de vitaminas y se hace necesario consultar al médico. 

9. Fiebre que no cesa: la fiebre es síntoma de una enfermedad, no la enfermedad en sí misma pero, si cursa durante 3 días o más y no remite, sí es necesario que el pediatra vea qué la está causando y cómo atajar el problema. 

10. Vómitos o diarrea que no cesan: un bebé o un niño se puede deshidratar en cuestión de horas en un caso grave de gastroenteritis si no tiene la atención necesaria. En estos casos es preferible acudir a urgencias de forma inmediata para que puedan rehidratarle.

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