Qué son los antinutrientes y cómo afectan a la salud de los niños

Como eliminar los antinutrientes de los alimentos infantiles

Andrea Cardozo, Pediatra
En este artículo
  1. Qué son los antinutrientes y qué tipos hay
  2. Cuáles son los antinutrientes más comunes y dónde se encuentran
  3. Cómo afectan los antinutrientes a nuestros niños
  4. Qué debemos hacer para eliminar los antinutrientes de los alimentos

¿Sabías que algunos alimentos también contienen antinutrientes? Aunque te suene un poco extraño, ¡es cierto! Algunos alimentos, principalmente los de origen vegetal, contienen componentes que se han denominado antinutrientes. Se les considera como un factor antinutricional porque, al consumirlos, interfieren en las capacidades de nuestro organismo para digerirlos y también para absorber vitaminas y minerales que nos aportan tanto ellos como otros alimentos que consumimos. ¿Cómo afectan los antinutrientes a la salud de los niños? ¡Vamos a verlo en detalle!

Qué son los antinutrientes y qué tipos hay

qué son los antinutrientes

Estos antinutrientes están presentes en las semillas y cereales y son su sistema de protección natural ante las plagas que puedan atacarlos (insectos, hongos). De esta manera preservan sus condiciones para germinar y reproducirse.

Sin embargo, lo que le hace tanto bien a la semilla puede ocasionar problemas de salud en el ser humano, si los consume en alta frecuencia, abundantes cantidades y sin tomar las debidas precauciones. ¡Conozcamos un poco más sobre ellos!

De acuerdo a la base nutricional que afectan, podemos diferenciar básicamente tres tipos de antinutrientes:

- Los que afectan a las proteínas, ocasionando trastornos en su proceso digestivo debido a que inactivan enzimas necesarias para su adecuado procesamiento.

- Los que inciden en las vitaminas, impidiendo su absorción o eliminando su potencial vitamínico.

- Los que actúan sobre los minerales, impidiendo su adecuada absorción.

Algunos autores agrupan en un cuarto tipo, a los antinutrientes que afectan más de una base, es decir, proteínas y vitaminas, proteínas y minerales, vitaminas y minerales, denominándolos antinutrientes polivalentes.

Cuáles son los antinutrientes más comunes y dónde se encuentran

tipos de antinutrientes que hay

Hablaremos de los antinutrientes más comunes: el ácido fítico, los oxalatos, inhibidores de enzimas, los taninos y las lectinas.

- El ácido fítico se encuentra en la cáscara o salvado de los cereales, semillas, legumbres y tubérculos. Los oxalatos se encuentran presentes en espinacas, remolacha (betabel), ruibarbo, tomates, nueces, cacao, café, o té.

- Por su parte, los inhibidores de enzimas bloquean la pepsina y la tripsina, encargadas de digerir las proteínas en el estómago y el intestino delgado; y la amilasa, responsable de digerir los carbohidratos. Algunos alimentos que contienen inhibidores de enzimas son la soja, avena, frijol, garbanzos, habas, judías, maíz.

- Los taninos, presentes en las habas y las nueces, al combinarse con otras proteínas en el sistema digestivo, impiden su absorción y, al mezclarse con otras macromoléculas, como el almidón, reducen el valor nutritivo del alimento. Los encontramos en las uvas o el arándano.

- Las lectinas las encontramos en el trigo, lentejas, frijoles (habichuelas, alubias) y otros cereales. También en el maní, los tomates, papas y berenjenas.

Cómo afectan los antinutrientes a nuestros niños

peligro de los antinutrientes

En general, los efectos que percibimos luego del consumo de antinutrientes pueden reflejarse en la presencia de caries dental, anemia, osteoporosis, alergias, gases, colon irritable y otras inflamaciones y afecciones digestivas.

Durante la digestión, el ácido fítico afecta la correcta absorción de importantes minerales en el organismo como calcio, magnesio, hierro, cobre y zinc, cuyas carencias disminuyen las capacidades del sistema reproductivo y debilitan el sistema inmunológico, potenciando las alergias.

La ingesta excesiva de oxalatos afecta la absorción de minerales y oligoelementos, y puede inducir la formación de cálculos renales, ya que nuestro organismo no puede metabolizarlos y son excretados por la orina. Altos niveles de ácido fítico y oxalatos, además, disminuyen la absorción de calcio y vitamina D, lo que puede disminuir la densidad de la masa ósea. Ambos también interfieren en la absorción de la vitamina B12, cuya deficiencia puede ocasionar anemia macrocítica.

Los inhibidores de enzimas están relacionados con una disminución en la tasa de crecimiento, principalmente cuando la dieta es rica en almidones como papa, pasta, arroz, cereales, entre otros, ya que afectan al metabolismo y condicionan su digestión.

El consumo excesivo de taninos puede ocasionar daño a la mucosa intestinal e interferir en la absorción del hierro y la vitamina B12.

Lectinas también están relacionadas a problemas digestivos e inmunitarios. Pueden ocasionar inflamación de la mucosa intestinal, favoreciendo la proliferación bacteriana e interferir en la absorción de otros nutrientes como calcio, fósforo, hierro y zinc.

Qué debemos hacer para eliminar los antinutrientes de los alimentos

tratar los antinutrientes

Técnicas milenarias y fáciles de seguir, como el remojo, maceración, fermentación, germinación y cocción son adecuadas para eliminar estos antinutrientes. Se recomienda remojarlos por lo menos 24 horas, preferiblemente en un medio ácido (agua con limón o vinagre) y escurrirlos, antes de cocinarlos en tu receta deseada. Las semillas germinadas tienen un mayor valor nutricional y un menor nivel de antinutrientes.

Pero no todo es malo. Tampoco es para alarmarse y salir corriendo a eliminar todos estos productos de tu dieta y botar los que tienes en la despensa. Las investigaciones científicas sobre los antinutrientes siguen muy activas, no splo para determinar sus concentraciones nocivas a la salud y el efecto real sobre la calidad nutricional de estos alimentos, también para inactivarlas o reducirlas.

Los estudios científicos también valoran los beneficios de estos antinutrientes en la prevención y tratamiento de enfermedades. Por ejemplo, los péptidos contenidos en el frijol contribuyen en el control de la hipertensión y la diabetes tipo II. Los isotiocianatos, presentes en las crucíferas (brócoli, coliflor, coles de Bruselas o repollo, entre otras), son recomendados en tratamientos anticancerígenos.

De manera, que no son los malos de la película, a los que debemos atacar y destruir. Basta con conocerlos y mantenerlos controlados para no generar efectos nocivos en nuestro organismo. Si bien es cierto que afectan la asimilación de nutrientes, no tienen efectos dañinos si son consumidos en pequeñas dosis. La clave siempre será mantener el equilibrio con una alimentación balanceada.

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