Por qué no todas las grasas son malas en la alimentación infantil

Aprende a diferencias los tipos de grasas, cuáles debes evitar y cuáles consumir

Carlota Reviriego, Nutricionista
En este artículo
  1. La importancia de las grasas en la alimentación infantil 
  2. Qué tipo de grasas existen y cuáles hay que evitar 
  3. Qué hacer cuando hay un exceso de consumo de grasas

¿Por qué no todas las grasas son malas en la alimentación infantil? Y es que, aunque muchos piensen lo contrario, existen grasas que son importantes y necesarias para el desarrollo y crecimiento del niños. Entonces, ¿debemos darle al niño grasas? ¿Son todas las grasas iguales? ¿Por qué algunas tienen tan mala fama? ¡Damos respuesta y ponemos un poco de claridad a todos estos puntos! 

La importancia de las grasas en la alimentación infantil 

no todas las grasas son malas en la alimentación infantil

Lamentablemente, las grasas y el colesterol tienen una mala fama que nos hace evitarlas en la dieta de los niños. Sin embargo, la grasa desempeña una función vital para el organismo, ya que se encarga de proporcionar los ácidos grasos y el colesterol necesarios para que se formen las membranas de las células que forman todas las estructuras del cuerpo, incluyendo los órganos vitales.

Debido a su función estructural, aportar grasa es primordial durante la infancia y la adolescencia, ya que son los periodos de crecimiento más rápido.

Sin embargo, no todas las grasas son iguales y tampoco lo son los ácidos grasos que aportan. Solo es necesario aportar los denominados ácidos grasos esenciales, ya que tanto el colesterol como las grasas de depósito, que constituyen la reserva energética del cuerpo, pueden fabricarse in situ.

Qué tipo de grasas existen y cuáles hay que evitar 

Las grasas naturales pueden ser saturadas e insaturadas, mientras que el tercer tipo, las grasas trans o hidrogenadas, se encuentra en pequeñas cantidades en la naturaleza, pero se produce en grandes cantidades en la industria alimentaria. El proceso de hidrogenación causa una transformación química en los ácidos grasos, convirtiéndolos en sustancias nocivas para el organismo y estas grasas deben evitarse en la dieta.

Sabiendo que debemos desterrar de la dieta infantil las grasas trans, volvamos otra vez a hablar de los dos primeros tipos de grasas, saturadas e insaturadas para saber qué las caracteriza, dónde las podemos encontrar y qué ventajas y desventajas tiene cada una de ellas: 

- Las grasas saturadas
Se encuentran en productos animales como la mantequilla, el queso, la leche entera o la parte grasa de la carne, y en productos vegetales como el aceite de palma o el aceite de coco. Se caracterizan por ser sólidas a temperatura ambiente y por aumentar los niveles de colesterol LDL (malo) en sangre.

Una dieta rica en estas grasas puede causar una acumulación de colesterol en las arterias, originando posibles obstrucciones o bloqueos de las mismas, aumentando el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular u otros problemas de salud mayores.

- Las grasas insaturadas
Aquí tenemos que hacer una nueva división, ya que las grasas insaturadas pueden ser mono o poli-insaturadas. Las grasas monoinsaturadas están encabezadas por el aceite de oliva, mientras que las poliinsaturadas incluyen dos grupos de ácidos grasos muy conocidos, omega 3 y omega 6.

Los ácidos grasos omega 3 se encuentran en los frutos secos y semillas (sobre todo de lino y calabaza) y en los pescados azules, mientras que los ácidos grasos omega 6 se pueden encontrar en aceites de semillas como el girasol.

Dentro de los omega 3, los más importantes en la dieta infantil son el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Ambos tienen funciones vitales relacionadas con el desarrollo óptimo del cerebro y la vista, además de participar en la regulación de la funcionalidad cerebral, es decir, en mantener la comunicación entre las neuronas y las células.

Dentro de los omega 6 hay que destacar el ácido gammalinolénico (GLA) y al ácido araquidónico (AA). Sus funciones más importantes son estructurales, ya que forman parte de la membrana celular, además de ser precursores de ciertas hormonas.

En resumen y, a modo de conclusión, el aporte de ácidos grasos esenciales es fundamental para un buen crecimiento y un óptimo desarrollo intelectual, debiendo evitarse las grasas trans y moderarse el consumo de grasas saturadas, además de los productos en los que se retiran las grasas de manera artificial.

Qué hacer cuando hay un exceso de consumo de grasas

reducir el consumo de grasas en la alimentación infantil

Según la Asociación Española de Pediatría, la ingesta desequilibrada y descontrolada de grasa puede ser perjudicial para los niños. ¿Qué hacer en estos casos? A continuación, te pasamos a enumerar una serie de pautas para hacer frente a este exceso consumo de grasas

- Cuando vayas a preparar una carne roja, quítale lo blanco, es decir, la grasa que tiene y que no hace falta consumir. 

- En el caso de que se trata de pollo, este debe ser consumido sin piel, ya que es la parte que más aporte calórico tiene. 

- En el capítulo de los embutidos hay que tener mucho control. Reducir su consumo y decantarse siempre por los magros. 

- Consulta con tu pediatra, pero en aquellos casos en los que hay que reducir la ingesta de grasas se puede optar por leche semidesnatada a partir de los 2 años. 

- Incrementar el consumo de pescado, tanto pescado azul (una media de dos veces a la semana) como pescado blanco (de 3 a 4 veces a la semana).

- Para al preparación de distintos platos usar siempre aceite de oliva y, siempre que se pueda, mejor a la plancha o al horno. En el caso de utilizar aceite, como hemos dicho, mejor de oliva y que se realice a temperatura alta y de poco tiempo. 

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