Niños que se dejan influir por otros - Cómo ayudarlos a tener opinión propia
Te decimos cómo educar a un niño para que no se deje influir por los otros y tener sus propias decisiones
- ¿Cuál es el perfil de los niños que son influenciados por otros niños?
- 11 características del niño dependiente de otro o con apego inseguro
- Cómo educar a un niño para que no se deje influir por los demás
Cuando he tenido el placer de trabajar dentro de las aulas siempre me ha llamado la atención las mini sociedades que se forman en los niños, cómo se van creando grupos de niños según las afinidades que tienen entre ellos. Te das cuenta desde fuera cómo establecen incluso una propia jerarquía o juego de roles donde un niño es el líder y hay otros que se oponen y los que les siguen fielmente, aquí, los niños que se dejan influir por otros y cómo ayudarlos a tener opinión propia.
¿Cuál es el perfil de los niños que son influenciados por otros niños?

Esta realidad en los pequeños es parecida a la de los adultos, ya que los niños dependientes o 'seguidores' de otros se dejan arrastrar por las actuaciones del niño líder, haciendo cosas que seguramente si estuviera solo el niño dependiente no las haría de ningún modo. Estos niños dependientes de otro suelen ser niños que hacen cualquier cosa para que les acepten dentro de un grupo.
Lo anterior lo hacen solo para no verse apartados, aunque esto signifique hacer cosas que no quieren hacer. Parece incluso que cuando está dentro del grupo en plena interacción con otros su personalidad queda anulada y va a dónde se dirige el grupo mayoritario independientemente de sus gustos o criterio. ¿Sabías que este comportamiento tan dependiente se inicia en casa?
Para evitarlo hay que criar a hijos para que sean líderes no para que sean seguidores. Con esto no quiero decir que tu hijo se convierta necesariamente en líder, pero sí tendrá las estrategias necesarias para que los otros niños no le utilicen y sepa decir 'no' cuando no quiere hacer algo porque será capaz de crear su propio círculo sin tener que estar a la sombra de nadie.
Los niños que se dejan influir suelen mostrar síntomas claros, por ejemplo, buscan la aprobación de un solo amigo, se angustian si ese compañero no va al colegio o no quiere jugar con ellos, copian opiniones y gustos sin cuestionar y les cuesta demasiado tomar decisiones por sí mismos. En ocasiones, también se aíslan de otros niños y parecen 'pegados' a un amigo, hermano o un adulto.
11 características del niño dependiente de otro o con apego inseguro

La dependencia de un niño a otro se relaciona con un apego inseguro, ya que son niños que pueden sentirse poco seguros de sí mismos y buscan protección en una figura más fuerte. Esto puede ir acompañado de síntomas de ansiedad, retraimiento y miedo a participar en grupos nuevos, así como dificultades para expresar lo que piensan por temor a quedarse solos.
Entre las características más frecuentes del perfil de un niño dependiente de otro, encontramos:
- Miedo intenso a quedarse solo. Solo se calma o presta atención a sus clases o juegos si está con 'su' amigo o adulto de referencia.
- Necesidad constante de aprobación. Pregunta todo el tiempo si lo que hace está bien o solamente espera que otro decida por él.
- Dificultad para decir 'no'. Acepta distintos planes o conductas que no le gustan o no está de acuerdo solo por no perder la amistad.
- Imita en exceso al otro niño. Copia desde gestos y gustos, hasta respuestas y opiniones muy personales sin cuestionarlas.
- Ansiedad cuando el otro no está. Se muestra demasiado nervioso, triste o irritable si su figura de referencia no está con él siempre.
- Baja autoestima. Se ve a sí mismo como el 'peor', el 'menos capaz' o el 'menos interesante que los demás' porque el otro no está.
- Miedo al conflicto. Por lo regular evita contrariar al otro y siempre cede para no discutir o 'quedarse sin amigos' por llevar la contraria.
- Le cuesta tomar decisiones solo. Pregunta a su amigo o adulto de referencia qué hacer, qué elegir o cómo actuar aunque sea algo sencillo.
- Poca iniciativa en el juego. En todas las ocasiones espera a que otros propongan las actividades y solo se suma a lo que ya está armado.
- Excesiva preocupación por agradar. Hace constantes favores, regala cosas personales o se 'porta de más' para que lo quieran y lo acepten.
- Dependencia emocional de una sola persona. Centra casi todo su mundo en un amigo o adulto, por lo que le cuesta abrirse a otros vínculos.
Cómo educar a un niño para que no se deje influir por los demás

Los padres como es normal siempre criarán con la mejor intención a la hora de educar a los hijos pero son muchas las veces que no caen en la cuenta que si les protegen más de la cuenta, les consienten, les imponen normas severas o se crían en un ambiente demasiado perfeccionista donde 'el ser niño' queda casi anulado… estarán cometiendo errores que perjudicarán su desarrollo social.
Además si un niño en casa se acostumbra a obedecer a ciegas sin que se tenga en cuenta su criterio es muy probable que cuando esté en otros contextos que no sea el familiar también obedezca ciegamente y confíe en los otros sin tener un pensamiento crítico queriendo formar parte del grupo de iguales a cualquier precio porque su personalidad y autoestima estará puesta en los demás.
Y lo que es peor no sabrá decir que no a nada, algo que se vuelve peligroso a medida que el pequeño va creciendo porque puede haber la posibilidad de que se junte con malas compañías sin advertir el peligro. Es normal que en los primeros años de vida, los niños busquen modelos a seguir y quieran imitar lo que hacen sus amigos; esa dependencia es parte del aprendizaje social.
¿Qué pasa si un niño renuncia a sus propios deseos por complacer a otros?
Cuando pasada la primera infancia (a partir de los 7 u 8 años) el niño sigue con esa conducta o muestra mucho miedo a perder una amistad si no obedece lo que él dice, conviene prestarle más atención, porque esta es una señal de alarma. Para ayudarles, los padres pueden fomentar la autonomía según la edad, por ejemplo, en preescolar (3-6 años) deja que elijan su ropa, juegos o cuentos.
Ya en la primaria (6-9 años) permite que opine sobre actividades y normas de casa, y ya a partir de los 9 o 10 años, tenderán a participar en decisiones más complejas, como resolver pequeños conflictos o expresar abiertamente si algo no les gusta. La clave es escuchar su opinión, validar siempre sus emociones y enseñarles frases sencillas para poner límites para construir un criterio propio.
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Bibliografía
- Lara, M. A., Acevedo, M., et al. (1994) La conducta de apego en niños de 5 y 6 años: influencia de la ocupación materna fuera del hogar. Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 26, núm. 2. Fundación Universitaria Konrad Lorenz (ed.) Colombia, pp. 1-32 Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/805/80526206.pdf