El peligro de sobreproteger demasiado a los niños sin darte cuenta
Porque sobreproteger no es amar, te decimos lo que tu hijo realmente necesita de ti
- ¿Por qué no debemos sobreproteger a los niños y sí enseñarles a volar?
- Los peligros de proteger en exceso a los niños que no les hacen bien
- 6 formas de no caer en la sobreprotección de los hijos sin dejar de cuidar
Casi sin darnos cuenta, los papás actuamos con tanto amor y cuidado hacia nuestros hijos que terminamos haciéndolo todo por ellos: les resolvemos sus problemas, les evitamos la frustración y no les dejamos equivocarse. Pero lo que comienza como un signo de cuidado puede convertirse en un obstáculo para su desarrollo. El peligro de sobreproteger demasiado a los niños sin darte cuenta es que, sin que se tenga esa intención, les impedimos crecer, equivocarse, tropezar, aprender y desarrollar la confianza en sí mismos. ¿Cómo encontrar el equilibrio entre cuidar y dejar volar a un niño?
¿Por qué no debemos sobreproteger a los niños y sí enseñarles a volar?
Para empezar, necesitamos encontrar el equilibrio, esa línea fina que divide la sobreprotección del amor porque muchas veces se confunden, y por eso es tan importante permitir que los niños vivan experiencias y enfrenten problemas que puedan resolver por sí mismos, según su edad. A mí me gusta siempre hacer esta reflexión: fíjate si eso que vas a hacer por tu hijo es algo que él podría hacer solo, aunque no lo haga perfecto o del todo bien. Si la respuesta es sí, entonces quizá estás cayendo en la sobreprotección.
Cuando hacemos por nuestros hijos cosas que ellos son perfectamente capaces de hacer, les estamos limitando. Les condicionamos y les cortamos las alas, como suele decirse. Podemos decir que son habilidades que dejan de desarrollar simplemente porque no se ejercitan, es la práctica constante lo que fortalecerá no solo su toma de decisiones, sino que forjarán su autonomía. Y aunque lo hagan bajo nuestra supervisión directa, necesitan animarse a hacer las cosas solos... a pesar de que eso signifique fallar.
Resolverles siempre los problemas, intervenir constantemente en su vida social, por ejemplo, cuando tienen algún conflicto con amigos, o querer evitar que pasen un mal momento, también forma parte de esa sobreprotección. No todo lo que hacemos 'por amor' les ayuda: muchas veces los limita. Es muy común, incluso desde la buena intención, caer en este error. Padres y madres que, por miedo a que sus hijos sufran o fracasen, están todo el tiempo pendientes, sobrevolando lo que hacen.
Suelen estar ahí presentes diciéndoles constantemente: 'haz esto', 'haz lo otro'. Y eso, aunque parezca útil en primera instancia, en la mayoría de las ocasiones los frena. A largo plazo, estos niños desarrollan una autoestima más baja. Se sienten inseguros y dudan mucho porque no han podido adquirir herramientas por sí mismos. Y no es que no puedan, es que no los hemos dejado probar, equivocarse y aprender de ese fracaso. Por eso es tan importante encontrar ese equilibrio entre cuidar y acompañar, sin resolverlo todo.
Los peligros de proteger en exceso a los niños que no les hacen bien
Si bien es cierto que mientras los niños son pequeños, ellos pueden y deben contar con nuestro respaldo como papás, pero llegará un momento en que ya no estaremos siempre a su lado para resolverlo todo, y si no han tenido oportunidad de entrenarse en autonomía, difícilmente podrán enfrentar los retos que se presenten en su vida adulta. A veces protegemos tanto a los niños que da risa.
¿Cierto o no? Para nosotros el mundo es un foco de riesgos e intentamos evitar que nuestro pequeño sufra. Así que les ponemos casco, rodilleras y hasta queremos cubrirles de papel de burbujas. Por dentro y por fuera. No lo vemos, pero ahí están. No les dejamos salir sin nuestra estrecha vigilancia. No les dejamos escalar el tobogán. Les tapamos los ojos, pero ¿cómo van a vivir?
Un video creado por St John Ambulance representa esto de forma muy clara: un niño recibe un regalo que abre emocionado, pero dentro hay un traje protector hecho de cámaras de aire. El niño no se golpea, pero no puede correr, ni jugar, ni integrarse. Al tiempo acaba solo. Es una metáfora de lo que ocurre cuando sobreprotegemos: evitamos que se dañen, sí, pero también que vivan.
Por supuesto, el otro extremo es igualmente peligroso: la desprotección o dejarles 'al ahí se va'. La realidad es que también hay padres que no se preocupan en absoluto y exponen a sus hijos a riesgos innecesarios. Pero el punto medio, el sentido común, debería ser el objetivo. Pongamos un ejemplo bastante común de miedo materno: una madre con un niño de un año que lleva arnés mientras aprende a caminar.
La madre cree que es para evitar que se caiga mientras aprende a andar. Pero ¿y si no se cae, cómo va a aprender? Antes, los niños aprendíamos a base de caídas, chichones y cicatrices. Las heridas formaban parte del juego porque aprendíamos explorando, arriesgando y atreviéndonos. Siempre subíamos árboles con miedo, pero subíamos y eso generaba una mezcla de coraje, autonomía, creatividad.
Ahora, para nuestros hijos, acolchamos las esquinas de la casa, les impedimos jugar con tierra por si se ensucian (¡y ni hablar de que se la coman!), evitamos que se frustren cumpliendo al instante todos sus caprichos. Les decimos sí a todo, pero paradójicamente no les dejamos volar. Y el problema llega cuando tienen que salir al mundo solos y no saben cómo. Tienen miedo porque nunca lo intentaron.
6 formas de no caer en la sobreprotección de los hijos sin dejar de cuidar
Entonces, ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo cuidamos sin limitar? A continuación, te dejamos 6 maneras muy efectivas de lograrlo:
- Permite que se equivoquen. Caer forma parte del aprendizaje, sí o sí. Si lo evitas, también evitas el crecimiento, así que puedes estar cerca, pero no interferir a la primera.
- Fomenta su autonomía desde pequeños. Empieza por darles tareas simples (vestirse, recoger sus juguetes, preparar su mochila), este será el inicio de su independencia.
- No resuelvas sus conflictos. Si tu hijo tuvo un problema con algún amigo, escucha, acompaña, pero no intervengas si no es algo grave. Enséñale a expresarse y buscar soluciones.
- Valora el esfuerzo más que el resultado. Si tu pequeño hizo algo por sí solo, aunque esté imperfecto, celébralo y explícale con amor cómo se hace. Así reforzará su confianza.
- No vivas con miedo. El mundo tiene peligros, sí y no lo puedes evitar del todo, pero también ofrece oportunidades maravillosas. Enseña a tu hijo a cuidarse, no a esconderse.
- Observa con honestidad. ¿Esto que voy a hacer por mi hijo, lo necesita o puedo dejar que lo intente solo? Si la opción es la última, entonces deja que lo haga por sí mismo.
Educar a un hijo no es construir un camino plano sin piedras, sino darle las herramientas para que aprenda a caminar sobre él, aunque a veces tropiece. La verdadera protección a un niño no está en envolverlo con burbujas, sino en prepararlo para vivir el mundo real con amor, confianza y libertad. Porque al final, lo que queremos como padres no es que no se caigan nunca, sino que aprendan a levantarse siempre.
Puedes leer más artículos similares a El peligro de sobreproteger demasiado a los niños sin darte cuenta, en la categoría de Autonomía en Guiainfantil.com.
Publicado:
Actualizado:
Bibliografía
- De la Puente, A., Velasco, M. (2018) Padres helicóptero, niños burbuja: el riesgo de la sobreprotección infantil, Escuelas Profesionales Sagrada Familia, Los Pekes de SAFA (ed.) España, pp. 1-3 Disponible en https://lospekesdesafa.wordpress.com/wp-content/uploads/2018/11/padres-helicoptero.pdf