Día Internacional del Guepardo - Curiosidades del animal más rápido del mundo

Cada 4 de diciembre se conmemora el Día Internacional del Guepardo, aquí las curiosidades del animal más rápido del mundo. Aprovecha para acercar a los niños a la fascinante vida de este felino y descubran cómo es su cuerpo ligero y aerodinámico, por qué sus patas y su cola le ayudan a alcanzar velocidades impresionantes y qué secretos hay en sus manchas negras sobre el pelaje dorado. También, podrán resolver sus dudas y sabrán el porqué se encuentra en peligro de extinción.

Poemas cortos infantiles por el 4 de diciembre, Día Internacional del Guepardo

En esta fecha que está dedicada al felino más veloz del planeta, te dejamos estos poemas breves y tiernos pensados para los peques. Con estos versos tus hijos podrán aprender, imaginar y celebrar el 4 de diciembre de una forma muy especial.

El guepardo rayito de la sabana

En la sabana dorada corre sin parar,
el guepardo rayito no deja de jugar.
Sus patitas veloces parecen volar,
cuando persigue al viento se ríe sin parar.

Tiene manchas oscuras sobre el pelito amarillón,
ojitos que brillan fuerte como un pequeño farolón.
Con su cola larguísima se logra equilibrar,
gira rápido en la arena y vuelve a acelerar.

Aunque sea tan rápido y parezca un campeón,
necesita que cuidemos su casa y su rincón.
Si protegemos la tierra, el pasto y el manantial,
el guepardo y sus crías vivirán en paz total.

El guepardito que soñaba con estrellas

En la hierba blandita se quiere acurrucar,
un pequeño guepardo que acaba de despertar.
Bosteza despacito, se estira sin temor,
y busca entre las nubes un rayito de sol.

Su mamita lo mira con ojos de ternura,
le da un suave empujón y olfatea su carita pura.
Juegan a las carreras, pero sin competir,
solo para reír juntos y nunca, nunca huir.

Cuando llega la noche, la sabana se hace azul,
el guepardito cierra sus ojos a la luz.
Soñando con estrellas y flores alrededor,
descansa entre los mimos, calientito y sin temor.

Algunos datos curiosos acerca del guepardo para contar a los niños

El guepardo es el animal terrestre más rápido del mundo y su comida favorita son las gacelas pequeñas, los antílopes jóvenes, liebres y algún pajarito despistado. Es un felino puramente cazador que prefiere las presas ligeras y veloces, porque su estrategia consiste en correr muy rápido en distancias cortas para alcanzarlas, para luego descansar un buen rato tras el esfuerzo realizado.

La mayoría de los guepardos viven en África, sobre todo en la sabana y llanuras abiertas donde pueden ver a sus presas y tienen muchísimo espacio para correr. También existen guepardos en zonas desérticas y en pequeñas poblaciones de Asia, como en Irán. Les gustan los lugares amplios, donde la hierba es baja y hay algunos arbustos para esconderse mientras espían a sus presas.

Su manada es algo especial porque las hembras suelen vivir solas con sus crías, a las que protegen, alimentan y enseñan a cazar. Los machos, muchas veces se juntan con sus hermanos u otros machos para formar pequeños grupos llamados 'coaliciones'. Estos grupos les ayudan a defender mucho mejor su territorio y a cuidar de aquellas zonas donde hay más comida.

Por otro lado, las manchas del guepardo tienen su historia, por ejemplo, su nombre en varias lenguas está relacionado con la idea de 'animal manchado'. Empecemos por decir que su pelaje es dorado o beige cubierto de puntitos negros redondos, que actúan como camuflaje entre la hierba seca de la sabana. Además, tiene unas marcas que bajan desde los ojos hasta la boca, como lágrimas.

Se cree que estas 'líneas de lágrima' ayudan a reducir el brillo del sol y a ver mejor a sus presas. Pero, sin duda, la pregunta que todos los niños hacen es ¿y por qué son tan rápidos? Bueno, esto se debe a que el cuerpo del guepardo está diseñado como un coche de carreras: es ligero, tiene patas largas y finas, una columna vertebral flexible y una cola como timón para girar a toda velocidad.

Sus garras no se esconden del todo, lo que le da más agarre al suelo, como si llevara zapatillas con tacos de fútbol. Gracias a ello alcanza más de 90 km/h en pocos segundos, aunque solo aguanta esa velocidad durante un ratito porque se cansa rápido. Hoy, está en peligro de extinción por lo que es muy importante cuidar su hogar y protegerlo de la caza furtiva y la pérdida de su hábitat.

Cuento corto sobre el guepardo para niños - Kito no quiere correr tan rápido

En la sabana africana vivía Kito, un guepardito que estaba hecho para correr muy rápido: tenía sus patas largas, un cuerpo ligero y una cola perfecta para no caerse en las curvas. Sin embargo, Kito tenía un pequeño secreto: nunca le había gustado competir y cada mañana, los otros cachorros lo llamaban para hacer una carrera, pero Kito siempre ponía una excusa porque no lo soportaba.

La realidad es que Kito tenía miedo de perder. Pensaba que si no ganaba, los demás dejarían de querer jugar con él y no quería quedarse sin amigos. Así que evitaba las carreras a toda costa, aunque por dentro se moría de ganas de sentir el viento en la cara. Un día, su mamá lo vio escondido detrás de unos arbustos mientras los otros corrían felices. Se acercó y le preguntó:

- Kito, ¿por qué no corres con tus amigos?

- ¿Y si soy el más lento y se ríen de mí?

Su mamá sonrió y se tumbó a su lado. Con su garra lo abrazó y le dijo:

- Hijo, los guepardos somos rápidos, pero nadie nace sabiendo correr perfecto. Se aprende con la práctica, las caídas y con carreras perdidas. Lo importante no es ser el primero, sino intentarlo y disfrutar. Fracasar una o más veces no quiere decir que no lo lograrás, al contrario.

Kito se quedó pensando y cuando los cachorros volvieron a invitarlo a una carrera, aceptó. Al principio se tropezó un par de veces y no llegó el primero. Pero descubrió que nadie se burló de él, sino que sus amigos solamente le gritaban para darle ánimos. Así, Kito mejoró mucho. Algunas veces ganaba y otras no, pero ya no le importaba tanto, ¡solo le importaba disfrutar la carrera!

Desde entonces, cuando el viento sopla fuerte en la sabana, se puede ver a Kito corriendo feliz, no para demostrar que es el mejor, sino porque por fin se atrevió a creer en sí mismo porque ya había aprendido que el valor no está en ser el más veloz o en llegar primero a la meta, sino en atreverse a probar, a aceptar los errores y a seguir adelante aprendiendo de ellos.

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