Juegos de nuestra infancia que debemos enseñar a nuestros hijos

La rayuela, el escondite inglés, la comba, el rescate o las carreras de saco

En este artículo
  1. ¡Qué recuerdos! Enséñales a tus hijos tus juegos de la infancia

¿Te acuerdas cuando jugabas al escondite inglés, a la rayuela o a la comba? Eran otros tiempos, nos pasábamos el día en la calle con los amigos y sin ningún tipo de tecnología. ¿Por qué no recuperar estos juegos colectivos que sacarían a tus hijos un rato de casa y les harían pasar tiempo al aire libre? Echamos la vista atrás para hablar de esos juegos de nuestra infancia que debemos enseñar a nuestros hijos.

¡Qué recuerdos! Enséñales a tus hijos tus juegos de la infancia

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Estos juegos tradicionales fortalecen las relaciones humanas, les enseñan el espíritu de equipo, fomentan la ayuda mutua y la coordinación. Los niños vivirán la emoción de esconderse, de correr, de liberarse de un equipo, de ir avanzando en el juego, y en ese proceso liberarán endorfinas, se sentirán bien, se reirán y se entretendrán.

A estos juegos ya jugaban nuestros padres, nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos. Son juegos en los que tus hijos pueden hacer deporte no programado y se mantendrán activos y lejos del sedentarismo al que están expuestos con los móviles y videoconsolas.

¡Vamos a recordarte las dinámicas de estos juegos de nuestra infancia de los que ya ni te acordarás! ¡Ya verás qué divertido recordarlos con tu familia! ¡Ponlos en práctica durante el fin de semana!

1. La rayuela
¿Te acuerdas de cuando pintábamos con tiza en el suelo unos cuadrados y unos números y lanzábamos una piedra a cada cuadro y saltábamos a la pata coja? Era el juego de la rayuela que encerraba más de un misterio que desconocíamos entonces.

¿Sabías que el inventor de la rayuela quiso reflejar en el juego el devenir de la vida misma, con el nacimiento, el crecimiento, los problemas y dificultades, la muerte y la meta final con la llegada al cielo? De hecho, en algunos países pintan un primer cuadrado que precede al número 1 donde escriben el nombre de Tierra y un último cuadrado después del 7 y el 8 al que llaman el Cielo, donde se puede descansar y apoyar los dos pies.

Para jugar se pinta con tiza un cuadrado con el número 1 dentro, luego otro cuadrado con el 2, otro con el 3, intentando que sean más o menos iguales. En el cuarto piso de la rayuela se pintan dos casillas, una con el número 4 y a su lado otra con el 5. La casilla superior la ocupa el 6 y las dos últimas son también casillas dobles con los números 7 y 8.

El juego comienza tirando una piedra pequeña en el cuadrado número 1, intentando que la piedra caiga dentro del cuadrado sin tocar las rayas externas. Se comienza a recorrer la rayuela a pata coja sin pisar las rayas, guardando el equilibrio hasta que se llega al cuarto piso donde hay dos casillas y podemos apoyar los dos pies. Seguimos el número 6 a pata coja y nuevamente en el 7 y el 8 apoyamos los dos pies. Llegados a este punto hay que volver al número 1. Debemos saltar y darnos la vuelta sin pisar las rayas y deshacer el mismo camino hasta el número 1 donde nos agacharemos a por la piedra sin apoyar el otro pie.

Si no hemos pisado raya, continuamos el juego tirando la piedra en la casilla número 2 y repitiendo lo mismo. Si la piedra no cayera en la casilla número 2 o tocara raya pasaría el turno al siguiente jugador. El objetivo es tirar la piedra en las demás casillas sucesivamente. Quien acabe antes la ronda del 8 gana.

2. El escondite inglés
'Un dos tres, al escondite inglés, sin mover las manos ni los pies…' ¿Te acuerdas de esta frase? ¡Sí! ¡Es el lema del escondite inglés!

Una de las personas se la tendrá que ligar y tendrá que quedarse cara a la pared. Lo mejor es que hagáis un sorteo oficial con papelitos con vuestros nombres escritos y “una mano inocente” que saque uno de los papeles. El nombre del que salga tendrá que ponerse mirando a la pared. Los demás participantes se colocarán a unos 20 metros si disponemos de un espacio grande y 10 o 5 metros si el espacio es más reducido.

Los jugadores tendrán que ir avanzando hasta el que se la liga despacio porque se va a dar la vuelta en un determinado momento y si descubre a alguien moviéndose, esa persona deberá regresar al punto de partida. Así que el objetivo es llegar a la pared sin que el que se da la vuelta vea moverse a nadie.

Cuando empieza el juego el que se la liga grita mirando a la pared y tapándose los ojos con las manos: Una, dos y tres, al escondite inglés, sin mover las manos ni los pies” y en ese momento se da la vuelta para ver si encuentra a alguien moviéndose. Si ve a alguien moviéndose le mandará otra vez al punto de partida para que vuelva a empezar. El juego termina cuando todos llegan a la pared sin haber sido vistos en movimiento.

3. Jugar a la comba

juegar a juegos de la infancia: la comba
Necesitáis una cuerda y al menos tres personas para jugar. Dos cogerán la cuerda por cada uno de sus extremos y moverán la cuerda balanceándola de un lado a otro dibujando con el brazo una 'U' imaginaria o bien dando vueltas en el aire a la cuerda dibujando una 'O' imaginaria.

El resto de los jugadores se ponen en fila al lado de uno de los que está moviendo la cuerda para entrar a saltar por encima de ella. Los juegos de la comba se acompañan con canciones. Cuando empieza la canción empezamos a saltar de uno en uno. Lo que hay que hacer es saltar, salir e irse de nuevo a la cola de jugadores. Si el jugador que salta pisa la cuerda o se tropieza con ella, tendrá que dejar de saltar y ponerse a mover la cuerda liberando a uno de los dos jugadores que está dando.

4. Pies quietos
Tenéis que jugar al menos tres personas, pero es mejor jugar con cinco o más. Uno de vosotros se tiene que colocar en el centro y tirará la pelota gritando el nombre de uno de los jugadores. Entonces el jugador nombrado tiene que coger la pelota corriendo y los demás tienen que salir corriendo.

Cuando el jugador tiene la pelota en su poder tiene que gritar: ¡Pies quietos! En ese momento el resto de los jugadores se tienen que quedar totalmente parados donde estén.

El jugador que tiene la pelota da tres saltos hacia uno de los jugadores, el que le quede más cerca y le tira la pelota. Si le da el jugador dado se tiene que apuntar una falta y si no le da el que se tiene que apuntar la falta es él mismo por no darle. A la tercera falta el jugador que sea se elimina. El juego acaba cuando se ha eliminado todo el mundo y solo quede un jugador.

5. El rescate
Para jugar al rescate se necesita al menos tres personas, pero será más divertido si jugáis unas diez personas. Necesitáis bastante espacio para jugar porque hay que correr. Habrá una persona con el rol de perseguidor que tendrá que correr detrás de los demás hasta cogerlos de la camiseta. Una vez atrapado el jugador pasa a ser la víctima y será trasladado a 'casa'.

La 'casa' suele ser un banco o una farola que se tendrá que quedar ahí sentado con la mano extendida hasta que venga alguien a salvarle (tocándole la mano) o hasta que el perseguidor traiga a todos los demás a la casa. Si trae a otro compañero, el otro compañero tendrá que agarrarle la mano al primero y así ir haciendo una cadena humana. Si uno de los participantes aún libres toca en la mano al último de la cadena, los libera a todos. Y el que se la liga tiene que empezar a atrapar a todos otra vez. El juego termina cuando haya llevado a todos a 'casa'.

6. Carrera de sacos
Los jugadores tienen que meter las dos piernas en los sacos y sujetarlos con las manos. Empieza la carrera como cualquier carrera normal con alguien dando la salida. Los jugadores deben llegar a la meta dando saltos en los sacos. No está permitido agarrar ni empujar a los demás participantes. Ganará quien llegue antes a la meta.

Hay una variante muy divertida de las carreras de sacos que es por parejas. Los jugadores hacen parejas y se les ata unidos los tobillos para que tengan dificultades para correr. Los jugadores deben llegar a la meta dando saltos o como puedan avanzar, intentando mantenerse coordinados. No está permitido agarrar ni empujar a los demás participantes.

Todos estos juegos tradicionales son divertidísimos. Animaos a practicarlos porque además de realizar actividad física y pasarlo bien, estaréis colaborando a que sigan transmitiéndose de generación en generación.

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