Niños que no comen bien - Por qué nunca debes forzar a comer a tu hijo

Qué puede provocar la falta de apetito de un niño mal comedor y qué hacer

Núria Capdevila García, Maestra y técnico en psicología inf.
Revisado por Meybol Lorena Ramírez, Pediatra
En este artículo
  1. Por qué mi hijo no come bien o no quiere comer
  2. ¿Por qué no debemos forzar a comer a los niños?
  3. Qué hacer para que el niño coma bien y de todo

La alimentación es uno de los factores que más nos preocupan a la hora de pensar en el desarrollo de nuestros hijos. Tanto es así, que esta preocupación ocupa el TOP 10 de las consultas pediátricas y la respuesta de los pediatras es, en la mayoría de los casos, no debemos forzar a comer a nuestros hijos e hijas. De la mano de la pediatra Meybol Ramírez, vamos a ver qué motivos puede haber detrás de los niños que no comen bien o que no tienen apetito.

Por qué mi hijo no come bien o no quiere comer

Cuando los niños no comen bien

Hay muchos factores que influyen a la hora de que un niño coma menos o, incluso, que se niegue a comer. Debemos entender que no se puede comparar un niño con otro y, por ello, si nos preocupa su alimentación, debemos acudir a un especialista en vez de aceptar consejos de otros papás y mamás.

Para poder entender más por qué un niño no quiere comer, lo primero es hacer un historial clínico en el que se detallen aspectos sobre qué comió el niño durante los primeros meses de vida, cómo fue el parto, cuándo empezó con la alimentación completa, qué es lo que come habitualmente, cómo es el momento de la comida, etc. Todo ello nos ayudará a conocer a qué se debe esta falta de apetito de estos niños.

Una vez tenemos el historial, es importante resaltar las causas por las que los niños pueden perder el apetito e incluso dejar de comer. Hay tres de ellos: factores propios (físicos y emocionales) y factores externos. A continuación abordamos todo ello.

Factores físicos y emocionales que hacen que los niños no quieran comer

Relacionado con los factores físicos, los padres debemos entender que el niño crece a gran velocidad durante el primer año de vida. A partir de esta edad, el crecimiento disminuye y, con ello, también disminuye las necesidades calóricas del niño. En este sentido, es normal que algunos niños tengan menos hambre.

En cuanto a los factores emocionales, a partir del año, el niño empieza a caminar, a desplazarse y, en general, a conocer el mundo que le rodea. Este interés en explorar cuanto hay a su alrededor es muy superior al interés que le genera la comida.

Estos factores son comunes a todos los niños y de lo más normales, por lo que los padres no debemos preocuparnos en exceso cuando el niño empiece a comer menos. Y, ante cualquier preocupación, una revisión pediátrica nos ayudará a salir de dudas.

Además, debemos tener en cuenta otro tipo de factores, como son los orgánicos, ya que también pueden hacer que un niño empiece a no comer bien. Nos referimos, por ejemplo, a una alergia o la mala absorción de los nutrientes.

Por qué mi hijo no quiere comer

Otras causas por las que un niño no tiene apetito

Por otro lado, podemos contemplar otro tipo de motivos, que van más allá del propio niño, que influyen en sus ganas de comer. Por ejemplo, el tipo de alimentación; si los platos son aburridos y siempre comen lo mismo, los pequeños sentirán menos curiosidad por la comida y, por ende, no estarán tan dispuestos a comer.

La forma en la que se les deja interactuar con los alimentos es otro motivo por el que los niños pueden comer menos. Si somos muy permisivos y dejamos que los niños coman lo que quieran, acabarán por ingerir alimentos que les gusten, pero con poco valor nutricional. Sin embargo, cuando les obligamos a comer lo que sí les aporta nutrientes de calidad, los niños pueden presentar aprehensión hacia estos alimentos y negarse a comer.

De ahí la importancia de establecer hábitos de alimentación saludable desde la infancia, para que los niños no perciban que comer bien es una obligación.

¿Por qué no debemos forzar a comer a los niños?

Nunca debes forzar a tu hijo a comer

Como ya hemos comentado, los niños hacen aquello que les genera curiosidad. Si obligamos al niño a comer (incluso a comerse todo lo que le ponemos en el plato) este no va a disfrutar de la experiencia y, por ende, comerá aún menos.

La obligación de comer genera también connotaciones negativas en los niños, lo que hará que estos se distancien aún más de los padres y construyan una relación dañina con la comida. Es importante evitar que el niño asocie el momento de la comida a momentos de estrés.

Además, si obligamos al niño a comer, este aprenderá que es normal que los demás tomen decisiones sobre sus hábitos, su cuerpo y sus rutinas. Esto derivará en niños inseguros y a los que les será muy difícil tomar decisiones por su cuenta en la vida adulta.

Qué hacer para que el niño coma bien y de todo

La falta de apetito en los niños

En vez de obligar al niño a comer, hay una serie de estrategias que los padres y madres podemos llevar a cabo para que el niño se sienta más a gusto a la hora de la comida o la cena y, de esta forma, esté más motivado al comer. Algunas de ellas son:

1. Eliminar comidas superficiales
Es fundamental eliminar de la dieta de los niños aquellos alimentos que no aporten vitaminas. Las bebidas con chocolate, los refrescos, los helados, los jugos... Estos alimentos les llenan, pero les quitan el apetito.

2. Dejar que participen en todos los procesos relacionados con la comida
Sobre todo en el caso de los niños que no comen bien, es de gran ayuda hacerles partícipes de la compra, el orden de los alimentos en el hogar, el cocinado... Es una manera de que sienta más curiosidad por los alimentos.

3. Comportamiento de los padres
Los niños copian e imitan lo que hacen los padres. Por ello, es importante que demos ejemplo y tengamos una alimentación de lo más variada, con gran presencia de verduras y frutas.

4. Eliminar distracciones a la hora de comer
Comer con la televisión o los celulares no es aconsejable. Los niños deben estar con los padres, tener contacto visual y disfrutar del momento que pasan con ellos.

Obligar al niño a comer no es la solución a esta preocupación tan recurrente de los padres en la actualidad. Dejar que los niños interactúen con la comida y darles buen ejemplo bastará para que cambien su patrón de alimentación y coman más y mejor.

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