De padres inseguros, hijos retraídos

Cómo afrontar nuestras inseguridades como padres y madres con los hijos

María José Padilla, Coach educativa
En este artículo
  1. De padres inseguros, hijos retraídos: intenta curar tus inseguridades

Seguramente alguna vez has notado que tu hijo deja de hacer cosas porque se siente retraído, y seguro también, que más de una vez te hubiera gustado ayudarle y no has sabido cómo hacerlo. Y es que, como bien sabes, como padres, somos el modelo a seguir por nuestros hijos y si ellos no saben cómo enfrentarse a una situación, quizás sea porque no nos han visto a nosotros enfrentarnos a ella.

Te explicamos algo que debe hacerte reflexionar: de padres inseguros, hijos retraídos. Por eso, debes cuidar y sanar tus 'inseguridades'. Te explicamos cómo hacerlo.

De padres inseguros, hijos retraídos: intenta curar tus inseguridades

De padres inseguros, hijos retraídos

No pienses que eres una persona rara por experimentar inseguridad, ya te adelanto que todos somos inseguros, en un tema u otro, lo bueno, es entrenar la inseguridad para llegar a conseguir lo que nos proponemos y sobretodo, para no tener nuestra vida limitada.

En primer lugar, y antes de empezar, con las cosas que puedes hacer para sentirte más seguro y hacer que tu hijo se sienta más firme, es convertirte en un observador. Piensa en esa persona que puede ser tu mejor ejemplo de seguridad (un padre, amigo, compañero de trabajo, el abuelo…); y cuando sientas esa situación de inseguridad, pregúntate qué te diría esa persona en ese momento.

Obviamente, desde ahí, estarás siendo el observador de la realidad, y quizás te des cuenta que solucionarlo es más fácil de lo que crees. Por ejemplo, si nuestro hijo se siente nervioso por un examen, pregúntale qué le diría el abuelo, en esa situación, o esa persona que sirva de modelo.

Con este simple cambio de perspectiva, empiezas a ver las cosas de otra manera. Aunque también puedes recordar el poder de las preguntas y por ello, puedes plantearte: ¿Qué es lo peor que puede surgir de esta situación? o ¿Qué es lo mejor que puedo sacar de esta situación? Las respuestas te harán tomar mejor perspectiva de la situación real.

A continuación, algunas cosas que puedes hacer:

1. Apuntar tus temores. Coge una libreta y escribe todos los temores que tienes por afrontar esta nueva situación. Cómo te sientes, qué pensamientos tienes, qué comportamientos estás teniendo… y sobretodo, recuerda o recuérdale a tu hijo, que es natural sentirse así.

2. Hablar con tu hijo. Si no sois de escribir, también puedes mantener una conversación con tu hijo para hablar de todo y ello (sentimientos, pensamientos, temores, sensaciones, comportamientos…), y ayudarle a focalizarse en lo verdaderamente bueno de la situación, que es, salga como salga, se estará enfrentando a ella y a sí mismo.

3. Compartir tus experiencias. Recomiendo también hablar de todas las cosas que se han hecho y han sido un éxito, a pesar de tener ese sentimiento de inseguridad. Como por ejemplo, el inicio de las clases después del verano o el comienzo de unas clases extraescolares. O también cuando aprendió a montar en bici o cualquier se inclinó en cualquier otro deporte. Anota cuantas más, mejor y mantén este diario de logros al alcance, para ir anotando todo lo que surja a lo largo de los meses.

4. Recordarlas cualidades positivas. Recordarle a nuestros hijos, sus cualidades positivas y sus fortalezas, también hará que la inseguridad disminuya, porque cambiamos el centro de atención. Ya no es todo, “no puedo” o “no soy capaz”, ahora su atención estará en “aunque tenga inseguridad sé que de otras situaciones he salido airoso”.

5. Utiliza frases de motivación. Utiliza frases motivacionales, los días antes al de la situación de inseguridad a la cual se tenga que hacer frente. Aprovecha para trabajar con su autoestima y su diálogo interno positivo. “Con el apoyo de la familia puedo enfrentarme a cualquier situación” o “soy valiente para conseguir nuevos retos” o “estoy listo para conseguir lo que me proponga”.

Lo más importante de todo esto es ser el modelo que tu hijo pueda seguir, con lo cual, antes de trabajarlo con él o ella, trabájalo contigo y ya no tendrás que enseñarle nada.

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