Enfermedades intestinales de los niños que los padres deben conocer
Tres factores que pueden ayudar a prevenir las enfermedades inflamatorias intestinales en nuestros hijos
- Las enfermedades inflamatorias intestinales más comunes en niños
- 9 síntomas a tomar en cuenta ante una enfermedad intestinal en niños
- ¿Cómo pueden los padres prevenir las enfermedades intestinales infantiles?
Muchos son los niños que se quejan de dolor de estómago y tras llevarles al pediatra y realizarles los estudios y las pruebas pertinentes el diagnóstico puede asustar a los padres: enfermedad inflamatoria intestinal. Aunque al principio palabras como colitis o Enfermedad de Crohn nos asusten, hay que decir que son más frecuentes de lo que pensamos. Te contamos cuáles son las enfermedades intestinales de los niños que los padres deben conocer.
Las enfermedades inflamatorias intestinales más comunes en niños
La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) se define como una inflamación crónica en diferentes localizaciones del tubo digestivo que puede ser causada por factores inmunológicos, genéticos o ambientales. Esto produce tanto manifestaciones intestinales como extraintestinales, presentando periodos de inactividad o remisión, inducido en la mayoría de ocasiones por el tratamiento médico establecido, que se alternan con otros de actividad, que se conocen como brotes y que pueden tener distintos grados de severidad.
La EII se divide en cinco entidades entre las que las más comunes son: colitis ulcerosa típica, colitis ulcerosa atípica, EII no clasificada (EIInc), Crohn cólico y enfermedad de Crohn (EC). Esta última puede afectar a cualquier tramo del tracto digestivo, aunque suele concentrarse en el íleon y colon. En cambio, la colitis ulcerosa (CU) se localiza exclusivamente en el colón, comenzando la afectación en el recto y con extensión hacia el ciego de forma continua, con afectación a la mucosa.
Las personas con una enfermedad inflamatoria intestinal y afectación de colon son ligeramente más propensas a padecer cáncer colorrectal. El riesgo empieza a ser importante cuando han pasado de 8 a 10 años desde el inicio de los síntomas de la enfermedad de Crohn o de la colitis ulcerosa. En los casos de inflamación persistente, las paredes del colon muestran úlceras e inflamación crónicas que se regeneran y cicatrizan continuamente, por lo que son propensas a sufrir mutaciones de tipo cancerígeno.
9 síntomas a tomar en cuenta ante una enfermedad intestinal en niños
Los síntomas que nos deben hacer pensar que se está ante una posible enfermedad inflamatoria intestinal son los siguientes:
- Dolor abdominal
- Rectorragia
- Fisuras anales o fístulas digestivas
- Moco en la deposición
- Diarrea (diurna y nocturna)
- Tenesmo y urgencia defecatoria
- Anemia
- Palidez
- Retraso en el crecimiento y del desarrollo puberal
Es importante consultar a un especialista cuando existen signos y síntomas de alarma denominados 'red flags' como son diarrea de más de 14 días, diarrea con sangre o sangrado rectal, además de pérdida de peso, dolor abdominal que persiste más de dos semanas y/o úlceras orales recurrentes. Lleva a tu hijo a urgencias si notas que cualquiera de estos síntomas se agrava o no disminuye.
Otro indicio importante es el cambio en el estado de ánimo del niño, es decir, si se muestra más irritable, cansado o apático, podría estar relacionado directamente con una inflamación intestinal que le impide absorber de manera correcta los nutrientes. Además, los problemas para dormir o la pérdida de apetito prolongada son otros signos que deben considerarse como motivo de consulta.
Los padres también deben observar si el pequeño experimenta dolor en las articulaciones o si presenta cambios en la piel, como enrojecimiento o sarpullidos, ya que en ciertas ocasiones estos pueden ser síntomas extraintestinales vinculados a la EII. La detección temprana es básica para minimizar el impacto de estas enfermedades en el desarrollo físico de los pequeños.
¿Cómo pueden los padres prevenir las enfermedades intestinales infantiles?
Existen tres pilares fundamentales en las medidas higiénico-dietéticas que los padres debemos tener en cuenta si nuestro hijo padece una enfermedad intestinal.
Dieta balanceada
Debemos revisar el tiempo de alimentación que lleva nuestro hijo e incluir probióticos y prebióticos, ya que en determinadas ocasiones son una buena alternativa terapéutica en situaciones muy concretas. En el caso, por ejemplo, de que nuestro hijo sufra la enfermedad de Crohn, los suplementos nutricionales se pueden convertir en nuestro mejor aliado. Por otro lado, la fibra insoluble está presente en la mayoría de los cereales y en algunas verduras. Esta fibra es poco fermentable, por lo que produce poco gas.
En cuanto a los alimentos que deben estar en el menú semanal que ofrezcamos al niño destacan alimentos ricos en hierro (moluscos, carne roja y vísceras, cereales, legumbres y verduras verdes), alimentos ricos en vitamina D (alimentos fortificados con vitamina D y pescados), alimentos ricos en vitamina B12 (carne y vísceras, huevos, leche, derivados lácteos y pescado) y, por último alimentos ricos en ácido fólico (carne y vísceras, verduras, frutas, legumbres y cereales).
Actividad física constante
Se debe establecer un programa de ejercicio físico personalizado en cada niño, en función de la edad, la existencia de otras enfermedades concomitantes y las limitaciones debidas a la actividad de la enfermedad. Y es que la actividad física en la enfermedad de Crohn incrementa la calidad de vida y aumenta la densidad ósea. Por otro lado, evitar la atrofia muscular en los periodos de actividad, sobre todo en aquellos niños que se encuentran bajo tratamiento con corticoides.
Por otro lado, el deporte también contribuye a mejorar el tránsito intestinal y a reducir los niveles de estrés en los niños, lo que repercute positivamente en su salud digestiva. Actividades como yoga infantil, caminatas, natación o incluso jugar al aire libre son altamente recomendables. Podrían optar por ir a un parque una o dos veces a la semana o inscribir al pequeño en algún deporte que le guste, ya que si es el que tú decidas por él, no querrá ir o se sentirá obligado, lo que será contraproducente.
Correcta exposición al sol
Como el objetivo es conseguir niveles apropiados de vitamina D, se deben tomar baños de sol en horas de mínima radiación ultravioleta e ingerir alimentos fortificados en vitamina D y pescados. Si se detectan niveles bajos de vitamina D a pesar de la dieta, es mejor la suplementación con fármacos. Además, pasar tiempo al aire libre no solo favorece la síntesis de vitamina D, sino que mejora el estado de ánimo, fortalece el sistema inmunológico y promueve una relación más saludable con el entorno natural.
Enseñar a los niños a disfrutar del sol de manera segura (con la protección solar adecuada y evitando las horas de mayor radiación) es una inversión para la salud integral. Consulta a tu médico si tú o tu pequeño presentan un cambio en los hábitos intestinales o si tienen algún signo o síntoma de enfermedad intestinal inflamatoria. Si bien las enfermedades intestinales inflamatorias no suelen ser mortales, son graves y, en algunos casos, pueden provocar complicaciones que ponen la vida en peligro.
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Bibliografía
- Shelov, S., Remer Altman. T. (2009) Caring for your baby and young child: Birth to age 5. Bright Futures: Guidelines for Health Supervision of Infants, Children, and Adolescents (ed.). Academia Americana de Pediatría. Estados Unidos: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, pp. 1-24 Disponible en: https://www.cdc.gov/ncbddd/actearly/pdf/parents_pdfs/ltsae_booklet_milestonemoments_span-readerspreads_web-ready_7.22.11.pdf