Pasar al bebé o niño a su propio cuarto para dormir, ¿cuándo hacerlo?

Si no saben cuál es el tiempo prudente que un niño debe dormir en la misma habitación que sus padres, aquí te lo diremos

Marta Prada, Formadora y Guía Montessori
En este artículo
  1. ¿En qué momento puede dormir un bebé en su propio cuarto?
  2. Por qué es bueno retrasar el cambio del bebé a su propia habitación
  3. Cuándo NO se debe pasar a su cuarto a un bebé o niño pequeño

La expresión 'duermes como un bebé' a veces parece un auténtico chiste. Y si no que se lo digan a todos los padres y madres que arrastran ojeras de osos panda debido a las noches toledanas de sus peques. Ante el dilema de pasar al bebé o niño a su propio cuarto para dormir, ¿cuándo hacerlo? Esto surge por el agotamiento, los despertares continuos y la gran demanda de contacto.

Si bien es cierto que el colecho es de lo más recomendable para un pequeño (y sus padres, por supuesto) también en algún momento el niño debe estar en su propio cuarto, tanto para descanso propio en un ambiente seguro como para sus papás que seguramente están agotados. Así que te guiaremos en el momento ideal para que tu bebé o niño pequeño duerma en su habitación.

¿En qué momento puede dormir un bebé en su propio cuarto?

Pasar al bebé a su propia habitación

Para empezar, debemos hacernos algunas preguntas que pueden guiar a las familias para encontrar su mejor momento: ¿Cómo nos sentimos los adultos durmiendo en familia? ¿Influye dormir en familia en nuestro equilibrio familiar? ¿De qué manera? ¿Nos están condicionando las opiniones y juicios del entorno para tomar la decisión? ¿Ambos progenitores somos conscientes de la importancia del contacto y afecto para los niños y niñas?

Mi recomendación es que pongas en común estas preguntas en la pareja, en caso de haberla, antes de tomar cualquier decisión. Teniendo en cuenta todo esto, hay que saber que no solo es importante la elección del momento. Es igual de importante la forma de hacerlo:

  • Valida las emociones que surjan ante el cambio.
  • Integra a tu peque en el proceso y ten un ambiente preparado en su cuarto que fomente la autonomía del niño/a: pueden elegir juntos sus sábanas, una lámpara nocturna o un juguete.
  • Evita dejarlo solo llorando: acompañarlo ante sus miedos e inseguridades es tan importante como escoger el mejor momento para hacer el cambio.
  • Hazlo progresivo: una idea es empezar a hacer primeramente las siestas en su cuarto.
  • Acompaña el momento en que se va a dormir y procura reservar un tiempo de conexión y calidad previo al sueño.

Es muy importante tener en cuenta que adquirir un sueño autónomo es un proceso madurativo. Y que en este proceso cada niño sigue su propio ritmo: porque van a influir factores internos y externos. Además, hemos de tener claro que puede haber avances y retrocesos y que lo más sano es normalizar esos retrocesos y acompañarlos con empatía y asertividad.

La mayoría de las familias desean tener pautas claras en función de las edades de sus hijos, sin embargo, los seres humanos no somos objetos en serie, y las familias tampoco. Cada familia conoce sus propias circunstancias. No tiene ningún sentido compararte con otras familias, porque para cada peque y para cada familia habrá un momento diferente.

Por qué es bueno retrasar el cambio del bebé a su propia habitación

Por qué retrasar el cambio del bebé a su habitación

Aún cuando ya hayas tomado la decisión de pasar a su habitación al niño, prioriza la necesidad tan relevante de apego y contacto en esta primera etapa de sus vidas trascendental para su desarrollo, pero ojo, sin llegar a olvidarse del equilibrio familiar, no vaya a ser que por evitar iniciar el proceso de cambio por miedo, por sentirnos solos, culpables, agotados o por inseguridad, perdamos nuestra propia salud física o mental.

Cada familia, desde la consciencia, ha de elegir su propio mejor momento. A veces no vemos la hora, y cuando menos lo pensamos ya ha llegado, porque os aseguro que sí, que llega, y con el tiempo incluso llegas a echar de menos esas noches de despertarte con un pie en tu cara. Nuestros pensamientos dañinos y nuestras heridas de la infancia también pueden jugarnos malas pasadas por esa obsesión de dar lo que a nosotros nos faltó, o evitar a toda costa lo que nos dañó.

Todos queremos saber cuál sería el momento idóneo, pero antes de elegir ese momento, vamos a dejar claras algunas cuestiones que a veces se pasan por alto cuando hablamos de peques. esto porque no siempre lo tenemos muy claro y a veces elegimos cambiar al bebé por la presión externa: '¿Cómo que aún duerme con ustedes?' '¿Para qué le compraron su propia cama?'

Habitación o cuarto del bebé

El contacto y la cercanía día y noche durante los primeros años de vida ayuda a forjar en los niños y niñas un apego seguro. Lejos de crear dependencia, como afirman algunas falsas creencias, la ciencia ha demostrado que sentir afecto, contacto y amor ayuda a los niños y niñas a desarrollar una buena inteligencia emocional, también les permite forjar una sana autoestima y desarrollar habilidades sociales.

Antes se creía que para que las necesidades de un bebé estuviesen bien cubiertas bastaba con tenerlo arropado, comido, limpio y descansado. Hoy, gracias a la neurociencia, sabemos que los bebés, además de necesidades físicas, también tienen necesidades psíquicas y que esos primeros años en los que los niños solo pueden usar el llanto para expresar su necesidad de afecto, son decisivos en el desarrollo de la personalidad.

Cuándo NO se debe pasar a su cuarto a un bebé o niño pequeño

No pasar al bebé a su habitación

Sabiendo esto podremos valorar cuándo NO serán buenos momentos para cambiarle de habitación (ya que nos necesitará más cerca que nunca):

  1. Cuando haya grandes cambios en casa: por ejemplo, ante la llegada de un nuevo bebé a la familia, el inicio de su escolarización, una mudanza, una muerte cerca en incluso la separación de los progenitores.
  2. Cuando haya notables cambios internos que estén generando un periodo de adaptación con más irritabilidad: puede ser cuando comienzan a caminar, cuando están en plena etapa de angustia de separación, ante el destete, ante la explosión del lenguaje o cuando están dejando el pañal.
  3. En momentos de hostilidad o tensión en el entorno: a veces, en las familias, ocurren ciertos sucesos que puede que no afecten directamente a nuestros hijos e hijas, que, sin embargo, sí generan en nosotros estrés, cambios de humor y tensiones, así que es preferible evitar estos momentos.
Respira tranquila, solo tú puedes saber cuándo llegará ese mejor momento. Mientras tanto ¡felices sueños!

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