Consecuencias para los niños de ser criados por padres muy estrictos

¿Qué ocurre cuando las normas en casa son demasiado estrictas con los niños?

Fabiola Hernández Pérez, Periodista y editora
Revisado por María José Roldán, Maestra y Psicopedagoga
En este artículo
  1. ¿Cómo saber si eres un padre o madre demasiado estricto con tus hijos?
  2. 7 consecuencias para los niños de ser educados por padres estrictos
  3. Más secuelas que dejan una crianza demasiado estricta en los hijos

Son muchos los padres que piensan que cuando se tiene una crianza estricta en casa, los niños tendrán un mejor comportamiento y su educación será la correcta. Pero la realidad es otra muy diferente, ya que los niños no necesitan autoridad negativa ni castigos para poder comportarse bien, esto solo hará que los niños tengan baja autoestima y que se creen problemas de conducta, es decir, todo lo que se quiere evitar con un estilo de padres autoritario y estricto, es lo que se consigue. Aquí, las consecuencias para los niños de ser criados por padres muy estrictos.

¿Cómo saber si eres un padre o madre demasiado estricto con tus hijos?

Padres muy estrictos con sus hijos

Un padre estricto es aquel que establece normas muy muy rígidas, impone su autoridad de forma constante y rara vez permite que el niño participe en la toma de decisiones. Son padres que les dicen a sus hijos todo lo que deben hacer, cómo, cuándo y dónde hacerlo, sin dar espacio a la autonomía o al diálogo. Este tipo de educación se centra en la obediencia y no en la comprensión y la empatía.

Aunque su intención suele ser buena, ya que busca proteger, educar o guiar, el exceso de control por parte de los padres puede limitar la capacidad del niño para tomar decisiones propias y desarrollar su criterio personal. Es importante decir que ser estricto NO es lo mismo que ser sobreprotector: un padre estricto impone y controla; el sobreprotector evita que el niño enfrente dificultades.

Ambos estilos, sin embargo, sí que dificultan el desarrollo de la independencia emocional y la toma de decisiones de los pequeños. Si sueles dar órdenes en lugar de dialogar, impones castigos severos, corriges constantemente a tu hijo y tienes poca tolerancia al error o la desobediencia, es muy posible que estés ejerciendo una crianza demasiado rígida, sin espacio para el diálogo.

7 consecuencias para los niños de ser educados por padres estrictos

Consecuencias de una educación demasiado estricta

Cuando la disciplina se convierte en rigidez, el amor y la confianza pueden verse afectados. Ser demasiado estricto con tus hijos no solo limita su autonomía, sino que impacta en su autoestima y en la forma en que se relacionan con los demás. Aquí, las 7 consecuencias más comunes para los niños que han sido educados por padres muy estrictos:

1. No interiorizan responsabilidad

Los límites en exceso harán que los niños no puedan controlar su comportamiento por ellos mismos, por lo que no podrán aprender a autorregularse. Las reglas exageradas sólo conseguirán que los niños se resistan a cumplirlas y a asumir la responsabilidad por sí mismos. La autodisciplina solo se consigue con unos límites basados en el cariño y en el respeto, y nunca en la imposición. Además, cuando los padres deciden y controlan todo, los niños crecen sin oportunidades para aprender de sus errores.

2. Baja autoestima

La autoestima baja o el tener complejos aparece debido a la sensación de que no están siendo escuchados por sus padres en ningún momento, piensan que su opinión no importa ni que se respetan sus ideas. Parece que lo que tienen que decir no es importante. Cuando un pequeño no se siente validado, desarrolla una gran inseguridad y constante miedo al fracaso. También puede llegar a evitar nuevos desafíos por temor a no cumplir las expectativas de los demás.

3. Los niños se pueden convertir en agresores

Es un hecho que los niños aprenden y viven lo que ven, por lo que si aprenden a que deben temer para hacer las cosas bien aprenderán a intimidar a los demás para poder conseguir lo que quiere. Si le gritas, gritará, si usas la fuerza, él también lo hará. Este tipo de moldeado de conducta puede derivar en bullying escolar e incluso en actitudes de dominancia absoluta con sus iguales, ya que el niño siempre va a asociar el poder con el control y el miedo.

Más secuelas que dejan una crianza demasiado estricta en los hijos

Secuelas de una crianza impositiva en los niños

4. No podrán confiar en los demás

La confianza básica en los padres es un esencial para que exista un buen vínculo entre padres e hijos, si no existe esta confianza a los niños les costará poder creer en los demás, algo que perjudicará seriamente sus habilidades sociales. Los niños pensarán que para que sus padres les quieran deben ganar estableciendo normas y límites, por lo que podrán pensar que todo el mundo es egoísta y que todo tiene un precio. Esta falta de confianza puede afectar sus relaciones futuras.

5. Actitud pasiva ante la vida

Es posible que los niños tengan una actitud pasiva ante la vida y que por tanto no se tome la responsabilidad como algo importante. Los niños aprenden con un estilo de crianza estricto a que todo el mundo tiene su lugar fijo y adoptan una actitud de sumisión ante líderes o sistemas de autoridad. Sienten que no son responsables de su propia vida. Esto puede reflejarse en la escuela, donde prefieren no participar por miedo a equivocarse, o en la adultez, cuando se conforman con decisiones ajenas.

6. Tendencia a la ira y a la depresión

Este estilo de crianza autoritaria hará que los niños sientan que sus pensamientos no son valorados y que sus padres no están a su lado para manejar los sentimientos difíciles ni para que aprendan a comportarse bien. Al sentirse solos y abandonados emocionalmente pueden tender a la ira y a la depresión. La represión de emociones como la frustración o la tristeza también puede causar ansiedad, estrés y dificultades para expresar afecto en la adolescencia y adultez.

7. Son más rebeldes

Existen estudios que demuestran que los niños que son criados con un estilo de crianza estricto se enfadan más y son más rebeldes cuando llegan a la adolescencia por no poder tener las herramientas necesarias para auto regular las emociones y la conducta. Los jóvenes se comportarán de forma exagerada cuando crean que alguien está tratando de decirles qué es lo que tienen que hacer. Además, suelen desarrollar una fuerte necesidad de independencia, lo que puede llevarlos a romper normas o desafiar la autoridad como una manera de recuperar el control que jamás tuvieron en su infancia.

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