Cómo formar un apego seguro con tu hijo a pesar de tu propia infancia

Si tuviste una infancia complicada eso no es impedimento para formar un vínculo de apego seguro con tu niño

Beatriz Martínez, Maestra y Periodista
Revisado por Anabel González, Psiquiatra
En este artículo
  1. Cómo puedes formar un vínculo de apego seguro con un niño
  2. Los niños deben tener una figura protectora a pesar de tu propia infancia

Los niños aprenden a gestionar sus emociones y a enfrentarse a las situaciones reales dependiendo de las enseñanzas que reciben de sus padres. Pero ¿cómo formar un apego seguro con tu hijo a pesar de tu propia infancia? Justo ante la pregunta, Anabel González, psiquiatra, te explica qué tipos de apegos hay, cómo identificarlos y cómo corregirlos para que los niños crezcan con una sana autoestima.

Cómo puedes formar un vínculo de apego seguro con un niño

El apego seguro con los niños

Cuando hablamos del vínculo de apego seguro para un niño hablamos de la constancia y la sensibilidad con la que los cuidadores, mamá y papá, responden a sus necesidades durante toda su vida, pero en especial durante su infancia y adolescencia, ya que es cuando se establecen las bases del desarrollo emocional, así como cuando se comienza a formar su personalidad.

Dicho vínculo se va a formar a través de las experiencias y vivencias del pequeño, pero sobre todo gracias al ejemplo de sus padres y la seguridad que estos le transmitan. Trabaja en tu propio apego para que tus hijos vean que pueden confiar en ti.

Antes de comenzar a trabajar en el apego hacia tus hijos es importante y necesario que trabajes en el tuyo propio. De esta manera podrás evitar los apegos dañinos como el distanciante o evitativo y el preocupado o ansioso en los que no se habla de las emociones ni tampoco se reconocen las propias ni las ajenas.

El vínculo seguro con los niños

Entre las consecuencias de que los niños tengan apegos inseguros están la baja autoestima, la pobre gestión de las emociones, el aislamiento emocional, la inseguridad y la escasa confianza en las capacidades. Por eso es importante que sepas hablar de tus emociones antes de pasar a ayudar a la gestión de los sentimientos de tus hijos.

  1. Habla con los demás de cómo te sientes, no temas mostrarte tal cual eres.
  2. El miedo juega un papel destacado en los apegos erróneos, sobre todo cuando el niño es pequeño y tememos que se haga daño; pero no por ello debes caer en la sobreprotección ni en el hecho de proyectar tus inseguridades hacia él.
  3. Trabaja en tu propia seguridad, valórate a ti misma y no te sientas culpable ni te dejes arrastrar por las emociones negativas.
  4. Dite a ti misma que eres humana y que como tal también puedes cometer errores.
  5. No construyas una relación de dependencia con los demás, tú misma debes ser quién se ocupe de regularse a sí misma.
  6. Busca terapia para que puedas ofrecer a tus hijos la mejor versión de ti misma.

Los niños deben tener una figura protectora a pesar de tu propia infancia

La figura protectora de los niños

Por lo anterior es que creemos en la importancia de explicarte cómo crear con tus hijos un vínculo de apego seguro sin dejarte llevar por los miedos o las vivencias dolorosas que pudieras tener en tu infancia. Con estos consejos lograrás construir una relación sana y transparente con tus hijos desde que recién llegan a este mundo.

Los hijos necesitan un apego emocional que evoluciona. Durante sus primeros días de vida van a requerir tu presencia constante y tu contacto físico para, según vayan creciendo, demandar un apoyo incondicional. Y es que esa va a ser la base para que ellos puedan crecer felices, con una idea clara de todas sus capacidades, con la seguridad de que sí pueden: la buena relación con sus padres.

Pero, además, esta figura de protección y apoyo incondicional también va a ser fundamental a la hora de enfrentarse a problemas o situaciones complejas: su capacidad resolutiva y adaptativa se va a poner en marcha gracias a las enseñanzas durante su infancia y juventud.

  • Enseña a tus hijos desde su más tierna infancia que de las emociones también se habla, que al igual que comentamos cuál es la lección de matemáticas que hemos visto en clase, también podemos decir en voz alta si nos hemos sentido alegres o tristes sin percibir esto como un signo de debilidad.
  • Muestra a tus hijos que todos podemos equivocarnos, pero que precisamente en el error está la oportunidad del aprendizaje para hacer las cosas de otro modo.
  • Evita frases como 'te lo dije' o 'ya te avisé'. Un niño necesita sentir seguridad y protección de sus principales figuras de referencia, sus padres, pero también ha de intuir que puede experimentar y que si se equivoca va a poder contar con su madre y padre, con su consejo, pero que no habrá cabida para los reproches pues es así como él se irá dando cuenta sus capacidades sin crearlas entorno al miedo.
  • Cuando tengas que establecer límites, que será muy a menudo pues son necesarios para su desarrollo, hazlo de manera amorosa y consensuada. Tu hijo necesita saber qué sí y qué no puede hacer, pero necesita que sea a partir de la comprensión, el respeto y la empatía.
  • Igual de importante es brindarle tiempo de calidad en el que se cree la conexión emocional de la que hablábamos antes y que a su vez dará pie al diálogo y la expresión de las emociones: además de escucharle con atención plena sé tú también la que cuente cómo se siente, qué le preocupa o qué le hace sentir bien. Ten claro que para tu hijo eres todo un referente, un espejo en el que mirarse.

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