12 claras incoherencias de los padres al educar a los niños (¡no caigas!)

Cuando nuestro ejemplo no educa a nuestros hijos, debemos cambiar de conducta (y ser más coherentes)

Beatriz Martínez, Maestra y Periodista
En este artículo
  1. Las incoherencias de los padres afectan a la educación los niños
  2. El ejemplo y la coherencia al educar a los hijos

Educar a los niños no es fácil, tanto que en nuestra mente siempre está aquello de '¿soy un buen padre o madre?'. Y es que los niños tienen mucho que aprender, pero los padres y madres también. No podemos querer que hagan algo o se comporten de una forma si con el ejemplo o nuestros actos les damos a entender lo contrario. Estos son los ejemplos de incoherencias que cometemos muchas veces al educar a nuestros hijos. ¡Estamos a tiempo de cambiar!

Las incoherencias de los padres afectan a la educación los niños

Algunas incoherencias de los padres en la educación de sus hijos

Hay muchas formas de ser incoherente, por ejemplo, decimos algo y luego no lo hacemos, queremos que los niños hagan esto pero nosotros hacemos lo otro, prometemos algo y al rato se nos ha olvidado... Vale que lo de ser padres perfectos está fuera de tu alcance y del mío, sin embargo, debemos procurar en la medida de lo posible que las incoherencias que aquí comparto contigo, así como otras que seguro te acaban de venir a la mente, estropeen la educación que queremos para nuestros niños.

1. Cuando queremos que el niño no pegue, pero le pegamos nosotros
A ver si te suena esto de algo: estás en el parque con tu hijo, este se enfada porque su amigo se ha subido antes al columpio que él y, para expresar cómo se siente en ese momento, pega al niño. Entonces tú le regañas, te lo llevas aparte y le das un cachete a la par que les dices: '¡no se pega!'. Igual para la próxima podemos gestionarlo de una forma más coherente, por ejemplo, invitando al niño a que pida perdón a su amiguito.

[Leer +: 8 alternativas para no pegar a los niños]

2. Gritamos y les pedimos a ellos que bajen la voz
Estás en la cocina haciendo la cena y en el salón se oye mucho barullo así que, sin apenas pensarlo, dices todo lo fuerte que puedes: '¡dejad de gritar!' Sabemos que las prisas y el cansancio no ayudan pero, si les hablas en voz baja, tus hijos harán lo mismo y además te prestarán más atención, ¡lo he comprobado yo misma!

3. No leemos nada de nada pero queremos que se aficionen a la lectura
¿Qué padre y madre no disfruta viendo a su hijo con un libro en las manos? Le regalamos su favorito, le acompañamos a la biblioteca pero se nos olvida lo más importante: ¡leer nosotros también delante de ellos!

La relación entre los padres y sus hijos

4. Poner una consecuencia y no cumplirla
Seguro que más de una vez y más de dos (a mí también me ha pasado) te has enfadado en el momento porque tu hijo no se pone con la tarea del colegio o no recoge su habitación y le has dicho algo como: 'esta noche no ves dibujos', 'mañana no vas al parque'; llega la noche y sí que le permites ver la televisión. Las incoherencias como esta hacen que los límites pierdan efectividad. Mejor pensárselo dos veces antes de poner una consecuencia y, en el caso de ponerla, cumplirla. De esta manera, estamos enseñando a nuestros hijos a ser coherentes.

5. Incumplir compromisos
Las incoherencias de los padres al educar a los niños están en no cumplir las consecuencias o castigos y en saltarse los compromisos. Si les hemos dicho que hoy vamos a patinar, luego no valen las excusas ni los olvidos. ¡La confianza de nuestros hijos hacia nosotros quedaría en entredicho!

6. Faltas de respeto
Queremos que respeten, por supuesto, pero nosotros no lo hacemos siempre: elevamos la voz, les regañamos más de la cuenta, les comparamos con los demás... Tenemos que respetar a nuestros hijos, igual que ellos nos tienen que respetar a nosotros.

El ejemplo y la coherencia al educar a los hijos

Educar con incoherencia a los niños

Yo creo que ser coherente siempre y en todo momento es imposible, no somos una especie de robots que tiene la respuesta de todo. Ahora bien, si nos fijamos en nuestro compartimiento como padres y somos objetivos, seguro que logramos dejar de lado las incoherencias de las que vengo hablándote.

7. No pedir perdón a nuestros hijos
Si tu hijo hace algo que no debe o tiene un mal comportamiento, les dirás lo mismo que yo a los míos, que pida perdón, no obstante, ¿tú le pides perdón a tus hijos cuando te toca? Créeme cuando te digo que es una gran lección para unos y otros.

8. Falta de escucha y empatía
Eso de no escuchar a los niños, no ponernos en su lugar y olvidarnos de que nosotros también hemos sido niños, es otra falta total de coherencia cuando luego decimos que nos encantaría que se comunicaran con nosotros, ¿no te parece?

9. Queremos que nos cuenten cosas pero no hablamos con ellos
Seguro que te pasa la que a mí: estás deseando que tus niños salgan del colegio para que te cuenten qué han hecho o qué tal se lo han pasado con sus amigos pero, nuevamente, ahí tienes por respuesta un 'todo bien' o 'no me acuerdo'. Tal vez si nosotros les contamos nuestro día ellos terminen por hacer lo mismo, ¡hay que intentarlo!

Educar con coherencia a los niños

10. Les premiamos con comida basura
'Si te acabas el plato de verduras te doy una galleta de chocolate', 'unas chuches por las buenas notas', 'si recoges la habitación mañana te compro una rosquilla'. Premiar a los niños con comida 'basura' y querer que aprendan a comer sano y variado es otra cosa que no tiene sentido. ¿Y si les ofrecemos mejor una rica manzana? Además, debemos reflexionar sobre cómo usamos el método de las recompensas con nuestros hijos.

11. Negar sus emociones
Negamos sus emociones, no les prestamos atención y tapamos las nuestras. Así no hay forma de que nos cuenten cómo se sienten o de que aprendan a expresar con palabras el motivo de su enfado o su frustración.

12. Papá y mamá se quejan pero queremos que el niño no lo haga
No nos damos cuenta, a mí también me pasa, pero más de una vez nos quejamos de que otra vez es lunes, llueve, es un rollo ira a casa de los suegros... y claro, los niños que todo lo oyen, hacen lo mismo cuando, por ejemplo, llega el lunes y hay que ir a clase. Mostrar felicidad y alegría por las cosas cotidianas ayuda mucho, a los niños y a nosotros mismos.

Cuando la incoherencia se instala en nuestra vida, las normas y los límites se desvanecen, ¡podemos cambiarlo con nuestra actitud!

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