Los niños no necesitan unos padres perfectos, sino unos padres felices

6 claves para convertirnos en las personas felices y ser buenos padres para nuestros hijos

María José Padilla, Coach educativa
En este artículo
  1. Por qué tenemos que ser padres felices, y no padres perfectos
  2. Cómo ser ese padre feliz que los niños necesitan

La mejor forma de garantizar que somos buenos padres o madres no es ser las madres o los padres perfectos, sino ser madres o padres felices. Y esto es todo lo que nuestros hijos necesitan de nuestra paternidad y de nuestra maternidad. Porque si nosotros no somos felices, no podremos educar desde el amor y el respeto a los niños.

Por qué tenemos que ser padres felices, y no padres perfectos

Ser padres felices para los niños, no perfectos

La perfección es algo que no está en nuestra mano, pero sí lo está la felicidad. Somos mejores padres cuando somos felices porque:

- Estar con una persona feliz es verdaderamente agradable, divertido y maravilloso.

- Ser una persona feliz es vivir de forma divertida, satisfactoria, libre, plena y muy enriquecedora. Es una persona que abraza la vida como viene.

- Ser hijo o hija de unos padres felices es sentirse amado, seguro, confiado y querido; pero lo que más importa de esta situación, es que le estás dando permiso a tu hijo para que también sea feliz.

¿Sabías que un hijo feliz que tiene unos padres infelices se siente culpable de ser feliz?

Tiene su lógica de ser: ¿cómo un hijo se va a dar a sí mismo el permiso de ser feliz cuando sus padres no lo son? ¿Cómo compartir con ellos lo que siente? ¿Cómo ir de fiesta, de viaje, de aventura… sabiendo que en casa sus padres lo están pasando mal, se sienten infelices y están llenos de amargura o sufrimiento?

Cómo ser ese padre feliz que los niños necesitan

Ser padres y madres felices para los hijos 

Vamos a enfocarnos pues, en cómo ser un padre o una madre feliz, para mostrarle el camino a nuestros hijos… ¿Qué hace una persona feliz? ¿Qué siente? ¿Cómo se relaciona? ¿Cómo ama? ¿Cómo se ama?

1. Sentirnos llenos, por nosotros mismos
Lo primero a destacar en una persona feliz es su forma de compartir la vida. Una persona feliz comparte desde la abundancia y la plenitud de su ser, se siente llena de sí misma. No se relaciona con los demás porque necesite estar con ellos para llenar sus vacíos, sino porque confía en sí mismo y la plenitud de su vida, se siente abundante.

2. Una persona feliz... es feliz; no está feliz
Ser feliz es un estado, no es algo que se rellena con lo que nos sucede en la vida. Tiene que ver con la paz y la serenidad que cada uno siente para enfrentarse a las situaciones de la vida, sean fáciles o difíciles. Tienes que saber cómo encontrar ese estado y entrenarlo, ya sea con mindfulness, meditación, deporte, respiración consciente, lectura… Solo podrás ofrecer lo que tienes dentro; si es amor, expandirás amor; y si es amargura…

3. Tenemos que buscar nuestra propia felicidad
Como tercer punto a destacar de una persona feliz es que toma la responsabilidad de su vida y deja de pensar que la felicidad se la tienen que dar los demás. No piensa en que su pareja le hará feliz, ni tampoco dejará caer esa responsabilidad a su hijo o hija. Nadie está obligado a hacerte feliz, excepto tú. Toma las riendas de tu vida para ser una persona feliz.

La felicidad en la familia

4. Debemos cuidarnos a nosotros mismos
Una persona feliz realiza actos de amor para sí misma. Está pendiente de satisfacer sus necesidades, de darse sus caprichos, de hablarse con cariño, de cuidarse, de regalarse cosas bonitas, de hacer lo que le apetece hacer en cada momento y situación… y sobretodo, de expresar amor de muchas formas tanto para sí como para las personas que le rodean. Y eso, recordemos, no es egoísmo sino amor propio, precisamente el que tienes que mostrarle y enseñarle a tus hijos.

Además, la persona feliz siempre tiene tiempo para sí misma, así consigue realizar las actividades que le gusta: nadar, ir al cine, leer, conversar, caminar, hacer deporte… Porque hacer cosas que nos gustan tiene efectos positivos en nosotros: nos sana, nos motiva y nos fortalece ante la vida. Emplea bien tu tiempo y notarás que tu entorno te lo agradecerá: menos estrés, menos insatisfacción personal y más amor en general.

5. Hay que buscar tiempo para nosotros, pero también para nuestros hijos
Un padre o madre feliz también encuentra tiempo para estar con sus hijos, no repite el mismo discurso día tras día, sino que se abre a una comunicación donde encontrar puntos comunes les llevará a crear una relación sana con sus hijos. Son padres que están dispuestos a abrir nuevos puntos de vista, nuevas perspectivas, nuevos caminos… y así se lo hacen saber a sus hijos 'felices'.

6. Debemos pedir perdón y dar las gracias
Ser padres y madres felices también es ser personas agradecidas, que saben cuándo pedir perdón y cuándo dar las gracias a sus hijos por lo que hacen y por estar en sus vidas. Son personas que se sienten orgullosas de la vida que llevan y de la vida que ofrecen a sus hijos. Padres que saben que el destino final de sus hijos es el AMOR.

Y por último, son padres y madres felices aquellos que acompañan a sus hijos a ser hijos felices. ¿Estás preparad@ para ser un padre o madre feliz?

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