¿Cuándo es la timidez un problema para los niños?

Es absolutamente innegable que cada niño es único y diferente. No hay dos iguales. Como padres sabemos que cada niño o niña tiene su propio temperamento y personalidad, su modo de interactuar con el mundo, sus preferencias y sus gustos ya desde el mismo momento de nacer. 

Al crecer, observamos como unos son más espontáneos y abiertos mientras que otros son más tímidos y retraídos. Unos entablan fácilmente conversaciones con extraños mientras que otros se esconden detrás de mamá hasta que consiguen romper el hielo. En este último caso ¿cómo debemos actuar los padres? ¿Es necesario intervenir y modificar su modo de ser o es preferible esperar y respetar su modo de estar en el mundo? ¿Intervenir, esperar, respetar? ¿Qué debemos hacer? 

La timidez de los niños no es un problema

En primer lugar debemos entender que la timidez en los primeros años de vida no debe considerarse un problema. Solo si más allá de los 6-7 años el niño o niña manifiesta abiertamente problemas de relación con sus compañeros deberíamos hablar con un profesional de la psicología infantil.

Los niños a medida que crecen y se desarrollan van adquiriendo diferentes habilidades y destrezas, entre ellas las socioemocionales. Habilidades sociales que les permitirán interactuar con los demás de un modo saludable y gratificante. Éstas, al contrario de lo que creemos, no son innatas, no nacemos con ellas por tanto, se pueden aprender. Los mejores maestros en la infancia son los adultos de referencia (los padres) y de ellos y con ellos los niños aprenden a relacionarse con los demás.

Son muchos los padres que consultan sobre la timidez de sus hijos de 2 o 3 años, de 4 0 de 5, les preocupa que no sepan relacionarse adecuadamente con sus compañeros del parque o del cole. Tienen miedo de que no sepan defender sus intereses ante los demás, que queden al margen o incluso que se burlen de él.

Esta preocupación es del todo normal y comprensible ya que siempre que se habla de niños tímidos y retraídos lo hacemos desde el punto de vista negativo, desde la necesidad de fomentar en ellos la confianza que les falta o aumentar su autoestima. Es cierto que a estos niños debemos proporcionarles las habilidades sociales y recursos personales para que puedan, en un futuro, relacionarse con los demás sin dificultad, pero hay que ser cautelosos y respetar los tiempos de cada niño o niña.

Antes de buscar ayuda profesional e intervenir hay que comprender que hay niños que necesitan más tiempo que otros para adaptarse y relacionarse, que se toman su tiempo para sentirse cómodos y abrirse a los demás.

Pero también hay otros quienes sencillamente eligen no participar en alguna actividad social porque simplemente no les interesa. Sea cual sea el caso debemos respetar su modo de proceder sin presionar a que saluden, besen o interactúen con la abuela, la maestra o la persona de turno que quiere hacerle una gracia.

Qué hacer si nuestro niño es tímido 

La respuesta es ser respetuosos con su forma de ser y esto significa no forzar, no insistir, no obligar. Significa aceptar sus reacciones y no dar importancia a su comportamiento, a su negativa de saludar o interactuar con los demás. Significa que dar tiempo a que decida si quiere o no participar, que vea y observe la situación.

Si no forzamos, si no obligamos, si no insistimos el niño o niña que se muestra inicialmente tímido y retraído tendrá la oportunidad de iniciar la relación social cuando él se sienta preparado. Cuanto más insistimos peor, por eso hay que evitar:

- Reprochar, criticar o castigar su modo de ser.

- Reñir por no querer dar besos al saludar.

- Contestar por él o ella cuando le hacen alguna pregunta.

- Compararle con otros niños o hermanos, porque cada niño es especial, único e irrepetible. 

Acepta a tu hijo tal y cómo es, proporciónale oportunidades diferentes de interacción social y respeta sus tiempos. Los niños necesitan su tiempo para saber cómo deben actuar en sociedad.

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