El bullying SÍ deja alarmantes efectos y daños en el cerebro infantil
¿Sabías que el acoso escolar puede llegar a ocasionar en los niños cambios a nivel cerebral?
- ¿Cuáles son las consecuencias de sufrir acoso escolar en la infancia?
- Los daños y efectos que el bullying deja en el cerebro de los niños
- Consecuencias físicas y psicológicas en los niños a causa del bullying
- ¿Qué pueden hacer padres y maestros contra el acoso escolar?
Muchos conocemos o hemos escuchado hablar sobre el bullying. Por desgracia, esta palabra se ha instalado en nuestro vocabulario al convertirse en un realidad repetida en muchas aulas de todo el mundo. Sabemos que tiene consecuencias en el estado emocional de los niños, sin embargo, en algunos estudios recientes se habla también de que el bullying SÍ deja alarmantes efectos y daños en el cerebro infantil.
¿Cuáles son las consecuencias de sufrir acoso escolar en la infancia?
El bullying es un fenómeno de agresión (verbal, física…) intencional e injustificada de una persona o varias sobre otra u otras. Esto se da de una forma reiterada y mantenida en el tiempo, y las víctimas no pueden defenderse de manera efectiva porque suelen estar en una posición de desventaja o inferioridad. De hecho, pocas veces hablan de lo que les sucede, lo que agrava el problema.
Sin embargo, a día de hoy los estudios revelan que no se aborda lo suficiente dicha problemática con la relevancia y gravedad que tiene. En parte, esto puede estar relacionado por la complejidad que tiene para los profesores, padres e incluso, psicólogos, distinguir cuándo los comportamientos se pueden considerar como acoso y cuando no.
La línea que separa una broma de una burla es muy fina y difusa. En mi trabajo, siempre explico a los padres y a los niños en sesión, que una broma deja de ser una broma cuando la otra persona a la que va dirigida, se siente ofendida. En ese caso, la broma no es compartida, crea malestar a la persona y por tanto, seguir haciendo ese tipo de bromas las convierte en BURLAS.
En el informe de la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) sobre el acoso escolar y ciberbullying visto desde los ojos de los afectados se explica que 'el 90 por ciento de las víctimas de bullying presenta problemas psicológicos derivados del acoso que sufren, entre los que destacan ansiedad, síntomas depresivos y miedo permanente'.
Los daños y efectos que el bullying deja en el cerebro de los niños
Pero… ¡cuidado! Los últimos estudios nos avisan de que este daño va más allá de un daño psicológico con manifestaciones emocionales. Estos comportamientos tienen consecuencias a nivel cerebral. Sí, has leído bien. A nivel cerebral. ¿Y cómo afectan estos comportamientos sobre el cerebro del niño que los sufre? ¿C+omo cambia la constitución cerebral infantil después de tantas agresiones?
En uno de los primeros estudios longitudinales europeos llamado IMAGEN, se observa que los adolescentes que han sufrido un acoso crónico, presentan disminuciones significativas en el volumen de dos regiones involucradas en el movimiento y el aprendizaje (putamen izquierdo y caudado izquierdo) además de mayores niveles en ansiedad generalizada.
Los estudios recientes no pueden determinar qué mecanismo biológico produce esta alteración en el volumen cerebral. Sin embargo, parece que el cortisol (más conocida como la hormona del estrés) parece estar detrás de estos cambios. Niveles altos de esta hormona permiten que el cuerpo tenga un rendimiento más alto cuando estamos expuestos a un estresor agudo.
Sin embargo, los niños que sufren bullying persistente y que, por tanto, viven expuestos a un estrés crónico, les genera el efecto contrario. El hecho de que estos niños se mantengan en continua 'alerta' provoca que la memoria, la cognición, el sueño, el apetito u otras funciones, no tengan la opción de repararse y por tanto, no tengan un buen rendimiento.
Consecuencias físicas y psicológicas en los niños a causa del bullying
Dado que los receptores de cortisol se encuentran en la mayoría de las células de todo nuestro cuerpo, este estrés crónico podría provocar daños en los receptores y la muerte de células neurales. Y por tanto, estos cambios tendrán repercusiones a corto y largo plazo como un menor rendimiento académico o padecer depresión y/o ansiedad generalizada.
Estos estudios como el realizado por McCullom ('How Bullying May Shape Adolescent Brains') son los primeros que ponen en evidencia que el acoso constante puede deteriorar la salud mental del niño al ocasionar cambios a nivel cerebral. Y por tanto, dadas las graves consecuencias, todos deberíamos doblar nuestros esfuerzos para limitar y sobre todo, prevenir el riesgo de bullying.
A esto se suma que, en muchas ocasiones, los adultos no están preparados para detectar las señales tempranas del bullying: los niños muestran irritabilidad, retraimiento social, trastornos del sueño, dolores físicos sin causa aparente, bajo rendimiento escolar o cambios en el apetito. Todos estos síntomas pueden ser expresiones indirectas del sufrimiento emocional que implica el acoso.
Además, el aislamiento social y la falta de intervención oportuna por parte de padres o maestros contribuyen de manera significativa a que el niño perciba el mundo como un lugar inseguro. Esta percepción constante de amenaza puede generar en ellos un estado de hipervigilancia que va a afectar directamente su capacidad para desarrollarse de forma saludable.
¿Qué pueden hacer padres y maestros contra el acoso escolar?
Por otro lado, algunos estudios con resonancia magnética funcional (fMRI) han demostrado que las experiencias traumáticas de acoso escolar pueden alterar el funcionamiento de la amígdala, región clave en la regulación del miedo, por ejemplo. Esto se traduce en una mayor sensibilidad al rechazo, reacciones emocionales intensas y no saber gestionar el estrés llegando a la vida adulta.
También se ha observado que los niños que sufren bullying constante presentan una menor conectividad en la red cerebral encargada de la empatía, lo que nos dice que el aislamiento social y el sufrimiento emocional podrían estar interfiriendo de forma persistente en su capacidad para desarrollar diferentes relaciones sanas y poder comprender las emociones ajenas, es decir, no se ponen en el lugar del otro.
Debemos decir que los efectos del bullying no solo se manifiestan a nivel individual, sino que también van a impactar en el entorno escolar. En ese sentido, el clima escolar se ve deteriorado, aumenta el miedo entre los niños y la inseguridad, disminuye su participación en clase y se eleva el absentismo escolar. Todo esto afecta en su calidad educativa y el bienestar emocional de quienes están expuestos al acoso.
Para evitar lo anterior, se deben implementar programas de prevención del acoso escolar desde edades tempranas, así como incluir la educación emocional como clase fija. Asimismo, la formación de los docentes, la colaboración de las familias y la intervención psicológica, sí marcan una gran diferencia en la vida de los niños víctimas de bullying. La atención adecuada evita secuelas graves y fomenta la resiliencia.
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Bibliografía
- Comisión Nacional de los Derechos Humanos (2020) Contra el Bullying. Guía para docentes, alumnado, familias y comunidad escolar: di NO al acoso escolar. Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) México, tríptico Disponible en https://www.cndh.org.mx/sites/default/files/documentos/2022-02/Cuadr_Contra_Bullying.pdf