Cómo alejar a tu hijo del perfeccionismo insano que no es bueno para él

Te decimos cómo educar a tu niño para evitar el perfeccionismo que no es sano. Proyecto 12 meses, 12 cuidados para la salud mental

Belén de Toro Mingo, Psicóloga infantil
En este artículo
  1. Trabaja el perfeccionismo y evita educar en estos principios a tus hijos
  2. Por qué el perfeccionismo insano no es lo ideal para los niños
  3. Deja que tu hijo resuelva sus propios problemas

Vivimos en la época del perfeccionismo, lo queremos todo para allá, perfecto, sin fallos. Sin embargo, esto afecta mucho a nuestra salud mental y a la de los niños. Te diremos cómo alejar a tu hijo del perfeccionismo insano que no es bueno para él, gracias al proyecto 12 meses, 12 cuidados para la salud mental, en el que te explicamos cómo puedes educar a tu niño para evitar el perfeccionismo que no es sano.

Trabaja el perfeccionismo y evita educar en estos principios a tus hijos

¿Qué es el perfeccionismo insano?

El perfeccionismo es una de las peores consecuencias de nuestra sociedad. Lo vemos mucho en redes sociales, que siempre mostramos una realidad maravillosa donde las emociones negativas no tienen cabida y todo parece idílico. Esto nos ha hecho creer que nuestra vida tiene que ser perfecta. Y, por lo tanto, no lo es, porque todos convivimos con los fallos, con los errores y con las frustraciones.

Nos estamos encontrando con una infancia que tiene muy poca tolerancia a la frustración. ¿Cómo podemos hacer como padres para evitar educar en este perfeccionismo? En primer lugar, nosotros somos los reflejos de nuestros hijos. ¿Cómo reaccionamos cuando las cosas no salen como queremos, cuando hay cambio de planes, cuando tenemos que afrontarnos a nuestros propios defectos, a los de las personas de alrededor, a sus propios defectos, cuando nuestros hijos no son como esperaríamos o como querríamos?

Eso es en primer lugar, ver la imperfección como la parte natural de la vida. Para poder enseñárselo a nuestros hijos, lo primero que les vamos a enseñar es cómo afrontar el error, cuando algo es imperfecto. Afrontar el error también es llenarnos de responsabilidad. Cuando nos equivocamos, no debemos machacarnos, porque ahí llega la culpa, sino tenemos que responsabilizarnos.

Y aquí entra la creatividad. ¿Cómo voy a poder reparar el error que yo he cometido? Cuando el niño vivencia que el error es parte de la vida, que es algo cotidiano, ordinario, por el que no le vamos a machacar, incluso al revés, le vamos a ponderar a que lleve a cabo un aprendizaje y resuelva ese problema, va a poder convivir con el error de una manera mucho más amistosa, porque no se le va a regañar.

Por qué el perfeccionismo insano no es lo ideal para los niños

El perfeccionismo no es sano para los niños

El perfeccionismo es la tendencia a establecer estándares impecables y esforzarse por lograrlos sin errores y aunque aspirar a la excelencia no es dañino, el perfeccionismo sí es un problema cuando los niños se sienten presionados a cumplir con expectativas que juzgan su valor en función de su rendimiento, lo que conduce a niveles muy altos de ansiedad y estrés.

Los niños perfeccionistas se preocupan constantemente de cometer errores o no cumplir con sus propias expectativas o las de los demás y es cuando se presenta el temor al fracaso, por lo que evitan participar en actividades por miedo a no ser perfectos, lo que limita su aprendizaje. Este miedo también puede inhibir su creatividad, reflejándose en su nivel académico.

Cuando los niños son perfeccionistas suelen vincular su autoestima con sus logros, por lo que si fracasan puede generar sentimientos de inadecuación y baja autoestima. Además, el perfeccionismo además de aumentar el riesgo de ansiedad y estrés, está relacionado con otros problemas de salud mental, como la depresión, los trastornos alimentarios y el trastorno obsesivo-compulsivo.

Deja que tu hijo resuelva sus propios problemas

Deja que tu hijo resuelva sus propios problemas

Retomando el tema de que de debe ponderar al niño para que lleve a cabo un aprendizaje y resuelva el problema que se presente, vamos a poner un ejemplo. Imagina que a tu hijo se le olvidan unos deberes o un trabajo que tiene que presentar al colegio y por eso le van a poner una mala nota, un negativo o incluso le van a suspender.

Ahí como padres debemos, en primer lugar, buscar en conjunto con el pequeño la solución para que el niño pueda explicarle al profesor el motivo del olvido o incluso qué más puede hacer para que le puedan aceptar ese trabajo en otro momento. Deja que él busque la alternativa y tú como mamá o papá solo acompáñale y dale un par de ideas, más no le digas qué hacer.

También evita regañarle, porque ahí es cuando viene la culpa y el niño se va a avergonzar por su error, lo va a esconder y en otro momento no te lo va a contar ni lo va a reconocer o va a buscar una excusa. Por lo tanto, pondera a que lo reconozca, pide que repare el error y ya con la vista puesta a largo plazo, cómo va a poder evitar cometer ese error en el futuro.

Se logra sobre todo, responsabilizando y no encubriéndole, es decir, no intentando nosotros como papás hablar con el profesor para que acepte el trabajo, ni intentando resolver su problema de manera directa, porque si no tampoco ayudamos al niño a responsabilizarse y asumir las consecuencias de sus actos. Debe tratar de resolverlo por sí mismo, pero acompañándole.

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