4 premisas más que imprescindibles para educar a niños con éxito

La educación en valores es muy importante para el presente y futuro de nuestros hijos

María José Padilla, Coach educativa
En este artículo
  1. La premisa más importante para educar a niños con éxito
  2. En segundo lugar, trabajar la Inteligencia Emocional
  3. La tercera premisa es ponernos en marcha
  4. Y la cuarta premisa: el amor

Criar hijos en la actualidad es uno de los aprendizajes más desafiantes que nos encontramos como seres humanos. Los padres intentamos educar a niños que sean felices en el presente, pero también en el futuro; que sean capaces de llegar a donde deseen, que basen su día a día en los distintos valores... Pero, ¿cuáles son las claves para educar a niños con éxito? Para mí, hay 4 premisas que son más que imprescindibles para conseguirlo.

La premisa más importante para educar a niños con éxito

Educar a niños con éxito: las premisas más importante

Intentar transmitir nuestros valores a los niños cuando en su entorno se encuentran con valores contrapuestos, es una tarea ardua que solo se puede realizar día a día. Por ello, educar requiere tiempo. Tiempo que forma parte de nuestra planificación y organización diaria, y de su combinación con otras tareas.

Acompañar en el desarrollo del carácter de nuestros hijos a través de los valores, es sin lugar a dudas, la primera premisa para tener hijos exitosos. Los valores son la brújula de nuestra vida, no darle esta herramienta a nuestros hijos supondrá que en más de una ocasión se sientan perdidos y se dejen influenciar por personas o circunstancias que no le convienen.

Y, cuando hablamos de educar en valores, tenemos que referirnos a conceptos como la responsabilidad, la generosidad, el ejemplo, la empatía, etc.

En segundo lugar, trabajar la Inteligencia Emocional

Una vez que nos hemos ocupado (y preocupado) de educar a los niños en valores, debemos recordar la segunda premisa que nos permitirá llevar al éxito a nuestros hijos. Esta consiste en acompañar a los niños a desarrollar su Inteligencia Emocional, lo que nos convierte a los padres en sus entrenadores emocionales.

Para ello, debes tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

1. Observa las emociones de tus hijos y aprovéchalas para mejorar la relación con ellos, hablando de ellas. De esta manera, estarás ampliando su autoconocimiento.

2. Escucha con atención a tu hijo. Esta será otra forma de validar sus sentimientos. Así les ayudará a crecer para llegar a ser adultos emocionalmente inteligentes y responsables.

3. Habla sobre las emociones y etiquétalas. Enseña a tus hijos a usar un lenguaje emocional rico y extenso. Para ello, puedes servirte de muchas herramientas: desde las charlas cotidianas (háblales sobre cómo te sientes, qué te ha ocurrido en el trabajo, etc.) hasta a través de los cuentos, las poesías o los juegos.

4. Los límites son otra forma de decirles a nuestros hijos que le queremos. Los niños dependen de esta orientación tanto en la infancia como en la adolescencia.

La tercera premisa es ponernos en marcha

Educación en valores y la inteligencia emocional

Como tercera premisa, te invito a ayudar a nuestros hijos a convertir sustantivos como generosidad, amabilidad, consideración, perdón, amor o compasión, en verbos de acción. Muéstrale como practicarlos.

Las acciones hablan más que las palabras. Los niños observan todo lo que sus padres hacen. Por eso, debes elegir lo que quieres transmitirles y darles muestras que les motiven a seguir tus pasos. Para lo bueno y para lo malo, nunca podemos olvidar que nuestro ejemplo tiene una gran influencia en nuestros hijos.

Fomenta la actitud de 'es posible hacerlo'. Confía en ellos y aliéntalos a probar nuevas formas de realizar sus tareas o de llevar a cabo sus comportamientos. Celebra con ellos los éxitos y su buen hacer.

Y la cuarta premisa: el amor

Y para terminar, me gustaría regalarte una frase que, para mí, es una de las claves más importantes para la educación de nuestros hijos: 'Niños amados, adultos felices'. Graba bien esta premisa en tu cabeza.

Y cada día, lleva a cabo una acción que haga a tu hijo sentirse querido por ti. No nos referimos a hacerle un regalo material, ni mucho menos. Los regalos emocionales resultan mucho más eficaces: un abrazo, un mensaje de ánimo, un gesto que le haga sentir especial... Todo esto le proporcionará seguridad y confianza. Pero también le enseñará a amar a otros niños o adultos.

No hay atajos para la educación de nuestros hijos. La calidad de tiempo no compensará la cantidad mínima necesaria. ¡Pasa a la acción! ¡Comienza YA!

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