13 sencillas formas de educar con amor a nuestros hijos

Trucos de una madre para criar niños equilibrados y sanos mental y físicamente

En este artículo
  1. Cómo involucrarnos con amor en la educación de los niños
  2. Más maneras de involucrarnos en la educación de nuestros hijos

Cuando decidimos ser padres, tenemos frente a nosotros el mayor reto de nuestras vidas (aunque no lo sepamos). ¿Cómo conseguir criar niños equilibrados, sanos mentalmente y felices. Todo se consigue con amor, con pasión, con verdad y, sobre todo, con menos reproches. Aquí tienes 13 consejos para involucrarnos en la educación de los niños desde casa.

Cómo involucrarnos con amor en la educación de los niños

educar con amos a los niños

Muchos padres y madres miramos a la cara a nuestros hijos y nos preguntamos: '¿Cómo hacer de ellos personas equilibradas, sanas mental y físicamente? Desde la experiencia como madre y en base a los aprendizajes adquiridos, os comparto que con intención, decisión y acción es posible. Los trucos que indico a continuación los he puesto en práctica con mi hija y me han funcionado fenomenalmente.

1. Motiva la autoestima del niño bajo cualquier circunstancia
Entender que todo requiere un proceso de aprendizaje les ayuda a desarrollarse, por eso apoyémosles y animémosles a pesar de observar que algo no se les da bien. Motivemos e incentivemos el buen hábito de la perseverancia y la persistencia y felicitemos también los pequeños avances.

2. Expresar nuestras emociones, les ayuda a expresar las suyas
Digámosle cuánto les amamos y abracémosles cuanto podamos. Esto les ayuda a sentirse protegidos y seguros. Ser vulnerable y explicar a nuestro pequeño cómo nos ha hecho sentir determinadas situaciones, les ayuda a ver las experiencias desde la mejora, la reflexión y no desde la culpabilidad, reproche o imposición. A su vez, les ayuda a expresar cómo se siente ellos. Decirle a tu hijo 'me siento triste porque me has hablado mal' no es lo mismo que 'no me vuelvas a hablar mal'.

3. Incentivemos los pensamientos positivos y protejámosles del miedo
Hablar con la verdad es más eficaz y honesto que intentar esconder la realidad que estamos viviendo, adaptemos nuestro lenguaje y expliquemos que todo pasará; aunque no lo parezca, ellos también detectan las evasivas. ¡Fomentemos pensamientos y frases positivas desde la verdad!

4. El exceso de planificación marchita la creatividad del niño
Demos espacio para que se aburra y sean ellos quienes decidan el juego o la actividad que quieren emprender, así conseguiremos sacar a flote su imaginación y que experimenten. Incluso, es una buena forma de empezar a observar sus dones y virtudes para poder guiarles hacia un futuro de aprendizajes sólidos, que les apasione y estén en sintonía con su ser. Apoyemos la iniciativa, aunque sea engorroso, sucio o desordenado. Ellos se están conociendo y es su momento para hacerlo. ¡Nos sorprenderá las cosas que pueden hacer con una simple caja de cartón, por ejemplo!

5. Escuchar y observar, ellos tienen mucho que decirnos
El estado de ánimo del niño es importante para enfocar el día a día. Si la energía es baja, propongamos actividades que les haga sentirse más felices (la música, baile o alguna actividad que les haga sentirse mejor). Escuchemos que tienen que decirnos al respecto y analicemos por qué ocurre, quizás se trate de una emoción mal gestionada que podemos ayudar a solucionar y ahorrarnos muchos días de enfado. ¡Ellos son alegría y energía personificada, accionémonos las palancas para que siempre sea así!

6. Si no podemos salir de casa, incentivemos actividades para quemar energía
Un exceso de acumulación de energía puede ocasionar desorden en sus emociones. Valoremos clases de yoga, baile o cualquier actividad que tenga movimiento. ¡La energía bien gestionada es una aliada maravillosa!

Más maneras de involucrarnos en la educación de nuestros hijos

involucrarnos en la educación de los niños

7. Dosificar tiempo de dispositivos electrónicos: Marquemos pautas de tiempo
Apostemos por juegos que integren idiomas o agilidad mental. Recordemos que la violencia de los videojuegos no es algo constructivo y tampoco lo es navegar horas y horas en internet. ¡Aprovechemos su potencial!

8. Compartamos tiempo con ellos
Los juegos de mesa unen el lazo familiar, potencian la concentración y agilidad mental. Apostemos por temáticas que gusten en general a la familia y, por supuesto, dejemos que ellos también elijan. Definamos cuánto tiempo vamos a dedicar al juego para evitar conflictos ante la finalización. Potenciemos el juego en equipo y no la rivalidad. ¡Expresemos lo mucho que nos gusta compartir con ellos, anímate a jugar!

9. Disfrutemos del sol
Dediquemos un rato a mirar por la ventana, tomar el sol, observar y buscar figuras en el cielo les emociona. Es un momento idóneo para interactuar con ellos e instaurar la calma. Podemos aprovechar para felicitar o para comentar actitudes que se pueden mejorar. ¡Disfrutemos de la simplicidad!

10. Asignemos tareas dependiendo de la edad
Bajo mi experiencia, os puedo decir que mi niña disfruta regando las plantas y poniendo la mesa, les hace sentirse mayores y autónomos. ¡Apostemos por niños que se involucren en las tareas de casa!

11. Compartamos una comida mínima al día
El hábito de comer en familia lejos de dispositivos móviles y distracciones es un momento ideal para unir lazos y fomentar las buenas relaciones, compartir experiencias, risas... Crea acercamiento y confianza entre padres e hijos. A largo plazo, esta simple costumbre nos puede ayudar a educar y acompañar en la difícil etapa de adolescencia, donde el desencadenante en una mala relación es la falta de comunicación. Fomentarlo nos ayudará en el futuro a acompañar, aconsejar e incluso buscar ayuda si fuera necesario.

12. Enseñemos a nuestros pequeños a respetar nuestro espacio
Tomémonos un tiempo para descansar y expliquémosles que hay momento para ellos y también para nosotros (aunque según la edad esto puede ser fantasioso)y potenciémoslo a medida que van creciendo. Estos momentos nos ayudarán a estar más receptivos y empáticos antes posibles berrinches o pataletas. ¡Un tiempo para nosotros es también un tiempo para ellos!

13. Agradezcamos incluso los mínimos esfuerzos
Cuando lo llevamos a cabo, les hacemos sentirse importantes y fomentamos los buenos hábitos. ¡El agradecimiento también puede ser un te quiero escondido!

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