Lo que ocurre cuando el niño respira por la boca y no por la nariz

Consecuencias para la salud de tu hijo de tener una respiración bucal

Carla Estrada, Pediatra
En este artículo
  1. Por qué el niño respira por la boca y no por la nariz
  2. Consecuencias de que el niño tenga una respiración bucal 

Por ser la respiración un acto involuntario, a veces no nos damos cuenta si lo estamos haciendo adecuadamente. A los bebés les ocurre algo parecido y, de manera inconsciente, el niño respira por la boca y no por la nariz, trayéndole una serie de patologías con consecuencias negativas para su salud. ¿Quieres conocerlas? 

Por qué el niño respira por la boca y no por la nariz

respira por la boca y no por la nariz

La respiración es un proceso necesario e indispensable para la vida de los seres vivos, ya que se intercambia oxígeno (a nivel de la sangre) procedente del medio ambiente por dióxido de carbono producido por el organismo, con la finalidad de mantener las funciones vitales del mismo.

Cuando respiramos lo hacemos de manera involuntaria, tomamos el aire por la nariz y allí se produce su limpieza, purificación y humidificación, para que ingrese a las vías respiratorias en mejores condiciones.

Cuando el niño abre la boca instintivamente para respirar se produce una disfunción del sistema respiratorio, de forma agua o crónica porque hay una obstrucción leve, moderada o severa para respirar por la nariz, que puede ser de origen nasal o nasofaríngea.

Cuando la obstrucción es leve o aguda, no tiene tanta importancia, pero cuando es severa o crónica, es preocupante porque puede producir deformidades orales o faciales e, incluso, patologías sistémicas y del desarrollo intelectual, por lo que se debe realizar un tratamiento adecuado para evitar complicaciones.

Las causas de una respiración bucal pueden ser desde reacciones alérgicas o síndromes gripales (pueden causar una respiración bucal leve, sobre todo en recién nacidos, alterando incluso su alimentación) y otros motivos que llevan a una situación más crónica y/o severa, como pólipos nasales o tumores en vías respiratoria superior, hipertrofia adenoidea o amigdalina, desviación del septum (tabique nasal), rinitis alérgica, sinusitis e infecciones respiratorias altas o bajas.

Cuando estos niños  llegan a mi consulta, se evidencia de inmediato la obstrucción que presentan, ya que se pueden observar:

- Respiración bucal, manteniendo incluso la boca abierta la mayor parte del tiempo.

- Tienen ojeras y ojos con párpados edematizados.

- Labios resecos y agrietados.

- Voz nasal.

- Deformidad facial: cara alargada, pómulos aplanados, paladar estrecho y hundido, llamándole a estas deformidades 'cara de pajarito'.

- Presencia muchas veces de rinorrea anterior hialina o mucosa espesa y posterior verdosa.

- Los padres refieren que el niño que duerme con la boca abierta presenta apneas nocturnas, tos de predominio nocturno, sobretodo al acostarse, otitis a repetición y cefalea frecuente.

- En muchos casos hay un retraso y alteración de la dentición.

Consecuencias de que el niño tenga una respiración bucal 

niño respira por la boca y no por la nariz

El niño, al mantener la boca abierta para respirar, puede tener complicaciones a corto o mediano plazo que si no se corrigen a tiempo pueden traerle consecuencias graves y difíciles de corregir y entre ellas tenemos:

- Malformaciones faciales y de la cavidad oral por el escaso desarrollo de los huesos de la cara y del cráneo, debido a la falta de una buena oxigenación. Además, la apertura constante de la boca hace que la lengua baje y salga de la cavidad, disminuyendo también el estímulo lingual para el desarrollo de los huesos del cráneo. Y, por lo general, se producen dientes apiñados y mal colocados o con falta de crecimiento.

- Problemas de deglución, ya que tiene que compartir la misma vía para tragar y respirar, lo que hace que traguen con dificultad y que sea más fácil los ahogamientos, incluso a veces dejan de alimentarse.

- Otitis frecuentes por alteración de las presiones y mala ventilación, y ese que se acumulan secreciones dentro del mismo, produciéndose otitis infecciosa muy frecuente e, incluso, alteraciones de la audición.

- Alteraciones de la postura y malformaciones de la columna debido a mala colocación de la cabeza y los hombros al respirar por la boca.

- Trastornos del sueño: con insomnio, apneas respiratorias, ronquidos o babeo nocturno.

- Alteraciones del gusto, olfato y lenguaje: con una sonoridad nasal muy marcada.

- Trastornos de atención, concentración y memoria, lo que lo lleva a mal rendimiento escolar.

- Apatía marcada y cansancio crónico.

- Sistema inmunológico inestable, con mayor incidencia a patologías sobretodo infecciosas. 

Nosotros como pediatras tenemos la obligación de hacer un diagnóstico a tiempo y canalizarlo a que sea valorado por un otorrinolaringólogo, quién indicara un tratamiento adecuado y corrección quirúrgica, si es necesario, para evitar las complicaciones de esta patología.

Aunque en realidad lo más importante como siempre es la prevención: orientar a los Padres para identificar los síntomas de un respirador nasal, consultar con el pediatra a tiempo, no automedicar y realizar fisioterapia respiratoria y correctos y frecuentes lavados nasales para mantener una vía respiratoria limpia y permeable, que evite que el niño se convierta en un respirador bucal. 

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