El peligro de no diagnosticar el TDAH en niños lo más pronto posible

Nos preguntamos cuáles son las consecuencias de la falta de diagnóstico del TDAH

Melina Núñez Martín, Psicóloga general sanitaria
En este artículo
  1. Los peligros y consecuencias de no diagnosticar el TDAH en niños

Aunque en la actualidad cada vez está más aceptado el diagnóstico de TDAH por la sociedad y las familias, aún siguen existen casos que se resisten a recibir este diagnóstico por diversos motivos. Pero, ¿os habéis preguntado cuáles son las consecuencias de no diagnosticar el TDAH en niños lo antes posible? Analizamos algunos de los peligros más comunes en los que incurrimos al retrasar este diagnóstico.

Los peligros y consecuencias de no diagnosticar el TDAH en niños

Consecuencias de no diagnosticar el TDAH en niños

Analizamos una a una cada una de las posibles consecuencias que podría acarrear una falta de diagnóstico en los niños.

1. Disminución del rendimiento académico o fracaso escolar

Los niños con TDAH suelen presentar unas características específicas, a nivel neurológico, como déficit en atención, impulsividad o incluso, hiperactividad. Estas dificultades afectan tanto al ámbito personal como académico.

Por ejemplo, son niños que tardan mucho tiempo en realizar las tareas escolares porque se despistan constantemente o, por el contrario, no las hacen porque se les olvida llevarse los libros a casa. Esto también les afecta en la realización de los exámenes. Suelen ser niños que no les da tiempo a acabar el examen en el tiempo estipulado o por el contrario, acaban los primeros porque debido a su impulsividad, se saltan algún apartado sin darse cuenta. Todo ello, hace que empiecen a bajar las notas y como consecuencia, empiece a disminuir su interés y motivación por el estudio.

Por tanto, una de las consecuencias que más observamos en consulta es que estos niños bajan sus notas, pero no debido a una falta de capacidad del niño, sino a una falta de medidas dentro del aula que puedan compensar las necesidades de estos chicos. Por lo que, está de sobra decirlo, pero un buen diagnóstico precoz nos va a permitir tomar las medidas oportunas, tanto dentro del aula como en casa, para mejorar la planificación y rendimiento escolar del niño.

2. Dificultades en las relaciones sociales

Debido a su impulsividad, los niños con TDAH no suelen respetar el turno de palabra ni su turno en los juegos o incluso, hacen trampas con el fin de lograr cuanto antes el objetivo del juego (o la recompensa).

Estos comportamientos no son entendidos por otros niños y en ocasiones, suelen rechazarles en los juegos. Por lo que, otras de las consecuencias de no tener un diagnóstico de TDAH en el caso de padecerlo, es la dificultad que tienen para mantener los lazos de amistad con otros niños o que el resto de compañeros puedan comprender que esos comportamientos de su amigo forman parte de sus dificultades así como aprender determinadas formas para ayudarle.

3. Baja autoestima

Su impulsividad e hiperactividad hace que estos niños sean castigados y reciban reprimendas por su comportamiento con mayor frecuencia. Por ejemplo, un niño con TDAH que tiene que estar en la sala de espera del médico mucho tiempo esperando, posiblemente empiece a correr o a moverse excesivamente por la sala. La madre o el padre le llamarán la atención continuamente, se enfadarán con él o incluso, le castigarán.

En algunos casos, pueden acabar expresando este malestar a través de algunos síntomas relacionados con la depresión o a través de comportamientos disruptivos y conflictivos (desafío a la autoridad, desobediencia, etc.).

Cuando no hay un diagnóstico de TDAH en los niños

4. Riesgo de abuso de alcohol y drogas

Estos niños funcionan muy bien con recompensas contingentes (automáticas), pues una de sus dificultades es la impulsividad y les cuesta mucho esperar a obtener lo que ellos desean. Por tanto, otra de las consecuencias de no recibir un diagnóstico y tratamiento precoz es que, en la etapa adolescente, muchos de ellos recurren al abuso de sustancias como forma de autorregulación.

Esta es una forma de aliviar el malestar de forma rápida y automática y por tanto, una mala estrategia de regulación emocional. Por ejemplo, un dato importante sobre la relación del TDAH y el consumo de sustancias, podemos observarlo en el estudio de Isorna et al. (2018). Este estudio revela que el porcentaje de adolescentes fumadores era más del doble entre los que padecían TDAH que entre los que no padecían el trastorno (13,3% frente a 6,3%).

5. Infravaloración en el ámbito laboral

Las personas con TDAH, no solo presentan dificultades en la etapa infantil y adolescente, sino que también están presentes en la edad adulta. Un adulto con TDAH que no fue diagnosticado en su infancia y por tanto, tampoco fue tratado, suele acceder a puestos de trabajo más precarios, suelen cambiar de trabajo con más frecuencia o incluso, se comprometen con tareas que luego no logran cumplir, ya sea por su inatención o su impulsividad derivada en una mala planificación.

En resumen, está demostrado que un diagnóstico y tratamiento precoz del TDAH, reduce estos 'peligros' aportando beneficios en todos los ámbitos de su vida (emocional, social y laboral).

Referencias bibliográficas

  • Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (FEAADAH). 
  • Isorna, M., Golpe, S., Otero, M., Ayesta, J. & Gómez, P. (2018). Consumo de tabaco y autoestima en adolescentes con y sin Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH): propuestas para una mejor prevención. Revista Española de Drogodependencia, 43(4) 69-82.

Escrito por Melina Núñez Martín. Psicóloga General Sanitaria

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